Epílogo I

1.5K 80 4
                                    

Llevaba dos años de relación con Pato desde que regresamos, no voy a mentir habíamos tenido nuestros baches al estar saliendo a larga distancia, pero en menos de un año todas las piezas callejón en sus huecos y ya no tuvimos que estar a larga distancia. Últimamente me sentía muy sola, Pato se había estado portando muy distante y yo sentía que estaba a nada de cortarme, cuándo me iba a dejar entrar a su mente? No tenía idea, me sentía muy triste, me estaba cansando y necesitaba algun lugar para empezar y saber que hacer para repararlo. Decidí ir a caminar un rato para despejar mi mente y pensar un poco mejor, pasé a lado de un parque al que íbamos muy seguido con Pato, dónde habían quedado las cosas simples? Me encontré con el árbol donde nos solíamos sentar siempre, lo habían talado, este es el lugar que solíamos amar? Con el que soñaba? Ambos estábamos creciendo eso lo tenía claro, pero en vez de crecer sentía que estaba envejeciendo y necesitaba alguien para confiar en que no me dejaría caer, me senté a lado de ese árbol por unos minutos hasta que decidí que era momento de hablar las cosas con Pato, fui al departamento que compartíamos y esperé a que llegara.

–Necesito hablar contigo.– pregunté en cuanto entró.

–¿Qué hay que hablar? Es que tengo unas cosas que checar de la pista.– dijo dejando su mochila.

–Pues de todo, siento que me estás dejando de lado y no se porque, hasta hace un mes estábamos bien. ¿Tienes un minuto? ¿Podemos hablar a solas en un lugar que solo nosotros conozcamos? Porque últimamente siempre hay alguien en medio y no estoy pudiendo.– dije sintiendo un nudo en mi garganta al saber que este podía ser el fin de todo.

–Ame es más que eso, te aseguro que no es que no te quiera ni nada de eso, solo que estoy bajo mucho estrés y necesito descifrar algunas cosas pero te prometo que no es nada que hiciste.– dijo Pato preocupado acercándose a mí.

–¿Y por qué me haces sentir que si? Pato hay cosas que podemos descifrar juntos y si tú lo necesitas hacer por tu cuenta lo entiendo, pero porfavor no me alejes.– dije dejando que me envolviera en sus brazos.

–Lo siento, si? Se me fue de las manos, hermosa.– dijo dejando un beso en mi frente.

...

Después de esa plática todo fue de maravilla, al parecer Pato pudo pensar una solución para el problema que tuvo, no me quiso decir que era pero agradecía que ya no me alejará.

Habíamos decidido hacer un viaje con Elba y su esposo, todos habíamos ido a Cancún para festejar el tiempo que llevaban ellos como pareja y nosotros, era de noche y Pato me había convencido de ir a pasear por la playa, íbamos caminando cerca de la orilla del mar agarrado de las manos, todo estaba iluminado por la luz de la luna y la poca luz que llegaba de los hoteles.

–¿Te acuerdas de la primera vez que nos dimos un beso?– preguntó Pato.

–¿Cuál? ¿Del que no me acordaba o cuando enloquecimos y mandamos a la mierda todo?– pregunté riéndo.

–Bueno, el segundo.– dijo el castaño.

–Si, si me acuerdo, fue todo un caos mi mente pero valió la pena.– dije sonriendo.

–Pues que bueno...– dijo Pato soltando mi manos y parándose enfrente de mí.– Porque moría por hacerte está pregunta, Amelia, me harías el honor de casarte conmigo?

Sentí como mi corazón cayó a mi estómago, todos los recuerdos más felices con Pato se reproducieron en mi mente, mis ojos se llenaron de lágrimas y una gran sonrisa adorno mi cara.

–Mierda, Pato, más te vale que esto no sea una broma porque si lo es, es de muy mal gusto.– dije sonriendo mientras sentía como lágrimas de felicidad empezaban a caer por mis mejillas.

–No lo es, te prometo que no. Hace unos meses, cuando dijiste que te estaba alejando, era por esto, estaba seguro que no me veía con nadie más y no supe cómo reaccionar, en estos meses lo estuve planeando, tomé uno de tus anillos sin que te dieras cuenta para asegurarme que era del tamaño correcto y desde que nos subimos al avión me moría de ganas de decirte de una vez pero no lo hice porque necesitaba que todo fuera como un sueño porque no te mereces nada más que eso.– dijo O'Ward hincado en una rodilla.

–Eres un tonto cursi...– dije riéndo mientras me limpiaba las lágrimas que no dejaban de salir.– Si, me quiero casar contigo y lo haría una y mil veces.

Me agaché para besarlo y el puso el anillo en mi dedo, oí un grito de felicidad a lo lejos y cuando voltee venía Elba brincando mientras grababa, me fue imposible contener mi risa al ver a mi cuñada tan feliz.

–Le dije que se esperará.– dijo Pato con su frente pegada a la mía mientras se reía.

–Me parece tierno, todo tu plan para pedírmelo sabiendo que si me lo decías enfrente de un puesto de elotes te hubiera dicho que sí.– dije arrugando la nariz mientras sonreía.

–Le quitas el romanticismo a las cosas.– dijo el castaño negando con la cabeza, tenía su brazo alrededor de mí y yo recargue mi cabeza en su hombro.

–¡Un aplauso para esta pareja que está enamorada!– dijo Elba con la cámara en mano.

–No manches.– dije ocultando mi rostro en el cuello de Pato al sentir mis mejillas calientes.

–Son unos tiernos.– dijo mi cuñada dejando de grabar.–Muchas felicidades, a los dos.– nos dijo con una sonrisa cálida mientras nos abrazaba.

–Gracias, aunque tú de seguro sabías de todo esto.– dije negando con una sonrisa.

–Pues si...pero mira todo quedó muy lindo.– dijo ella sonriendo.

–No podría estar mejor.– dije volteando a ver a Pato.

As It Was || Pato O'Ward Donde viven las historias. Descúbrelo ahora