Capítulo 8

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Al entrar me choque con alguien pero no tenía ganas de pelear, si soy honesta.

–Perdón.– murmuré intentando seguir mi camino.

–Hey, todo bien?– preguntó Pato agarrando mi brazo, mi piel se erizó al sentir si mano.

–Amm...si, solo necesito ir al baño.– dije sonriendo intentando no preocuparlo.

–Ame...te conozco, se que no estás bien.– dijo viéndome, me sentí mal al saber que probablemente estaba arruinando el ambiente para el.

–Pato, estoy bien, créeme, solo necesito remojarme la cara un poco.– dije sonriendo mientras seguía mi camino.

Caminé rápidamente para poder perderlo de vista, seguí mi camino hasta el baño y me eché agua en la cara, me voltee a ver en el espejo e intenté sonreír, la escena hubiera sido muy main character pero unos gemidos provenientes de un cubículo del baño me asustaron, por lo que salí corriendo para no interrumpirlos. Llegué a la mesa donde estaba Pato y nuestros amigos y me senté.

–¿Qué te pasó?– preguntó Ana.

–...fui al baño y había una pareja cogiendo.– dije sintiendo mi cara calentarse, todos soltaron una carcajada al escuchar eso.

–¡No se rían, fue muy incómodo!– dije intentando no reír.

–Con razón no te tardaste nada.– dijo Pato que ya estaba algo tomado pero no al punto de ser inconsciente, solo andaba más atrevido por decirlo así.

–Ay cállate.– dije rodando los ojos.

–Cállame.– dijo el castaño sonriendo.

–Ya consiganse un cuarto, no mamen, hasta que me llega el olor de las ganas que se traen.– dijo Santiago.

–Shhh, no vez que tiene novio?– dijo Ana pegándole en la cabeza.

–¿Y? Es cuestión de tiempo que rompan, es un cobarde ese cabron.– dijo Santiago.

–Oye, respeta a mi socio, no seas pendejo.– dijo Pato antes de reír.

–Me cagan, de verdad, cada vez que nos juntamos en mi mente digo, no pueden ser más pendejos, pero de alguna manera siempre lo logran.– dije rodando los ojos con una sonrisa mientras tomaba de mi vaso.

–¡Ojo! No negó nada.– dijo Santiago señalandome sin borrar su sonrisa.

–¿Entonces admites que es un cobarde?– preguntó Ana con una ceja alzada.

–Solo digo, si la persona correcta dijera las palabras correctas...ni me acordaría de su nombre.– dije riéndo.

–¿Ya oíste, Pato? Hazla olvidarse del pendejito ese.– dijo Santiago, ahí me di cuenta que era el más borracho de los cuatro.

–Ella, que se fresea.– dijo Pato.

En respuesta yo le saque la lengua y el hizo lo mismo de regreso, seguimos entre risas y shots hasta que llegó un punto dónde perdimos a Ana y Santiago, probablemente ya se habían ido así que nosotros ya lo íbamos a hacer, aunque he de decir que no estaba muy sobria que digamos, así que decía puras estupideces.

–Pato, imagínate si fuéramos gringos...y tú mismo te llamaras Patou.– dije sonriendo.

–Ame, ya cállate, ni tu te estás entendiendo.– dijo Pato negando con una sonrisa.

–Y aún así me amas.– dije sonriendo mientras me mordía el labio.

–Eso no lo negare.– dijo quedándose viéndome.

Nos quedamos así unos momentos pero mi mente iba a mil por hora y a la vez cada pensamiento que se formaba por completo quedaba perdido en mi mente.

–Pato, bésame.– dije sin pensar.

–Ame, tienes novio.– dijo sin dejar de verme, pero yo estaba perdida en sus ojos.

–Ya no, me cortó cuando salí para atender la llamada...– dije, intentaba mantener mi mente en la tierra pero eso se me estaba haciendo imposible.

–No te voy a besar, Ame.– dijo Pato, congelando mi corazón con unas simples palabras.

As It Was || Pato O'Ward Donde viven las historias. Descúbrelo ahora