Capítulo 8

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Estaba muriendo de la vergüenza, no sabía que decir o que hacer, tenía los ojos de todos sobre mí.

— Yo... Lo siento — fue todo lo que pude decir antes de agachar la cabeza y empezar a secarme un poco.

— No te preocupes... — Mauricio hizo un gesto hacia mi al que correspondí dando mi nombre — Penélope. Los nervios son parte de nosotros.

La charla siguió sin más, nos mostraron las instalaciones, nos dieron algo de comer y las reglas a seguir durante todo el tiempo de prácticas. A esto le sumamos las miradas y sonrisas cruzadas con el chico de lentes.

— Como última advertencia, estaremos evitando a más no poder cualquier tipo de relación que no sea solo estudiantil o laboral — dijo el director con un tono severo. Aidan y yo nos miramos divertidos a lo que nos dimos unos codazos disimulados — Hemos presenciado malestares y unos cuantos problemas en otras instituciones por estos motivos, así que lo mejor para todos sería evitar cualquier vínculo que obstruye el aprendizaje en su totalidad.

— Entiendo y puedo notar que aquí todos son 'jovenes' y quizás no pasan de los 30 años - empezó a hablar el chef haciendo un tono particular en la palabra jóvenes — pero mantengan al margen sus deseos y necesidades mientras estén en mi restaurante, por favor.

— No puede ser que este tipo sea amargado en todas sus facetas — dijo Aidan a mi oído.

— Yo creo que es un viejo solteron y por eso es así — reímos por lo bajo antes de que Pedro pusiera los ojos en mí.

La tensión volvía.

Habia algo en su mirada que me generaba sensaciones que no podía describir. No me caía bien, o al menos no del todo, pero es que había algo que me perturbaba.
Tenía algo en sus ojos, su forma de tensar la mandibula.
Cuando cruzaba los brazos y levantaba su pecho al suspirar de enojo e impaciencia.
Cómo los brazos se la marcaban en esa camisa blanca de botones cerrados a medio pecho.
Su cabello algo revuelto y esa arrogancia que me hacía odiarlo, o desearlo...

— Al parecer, ya no puedo invitarte a salir — habló alguien a mis espaldas, me giré y Vi de cerca a quien sería mi compañero — y eso que yo si paso de los 30.

Sentí como Aidan se alejaba de mí y hacia un movimiento de hecharme porras mientras caminaba detrás del chico que tenía al frente.

— Entonces creo que la regla no te incluye a ti — Solté de forma divertida lo que causó que el soltara un risita.

— Lucien Laviscount — con un sonrisa extendió su mano derecha hacia mí mientras que con la otra se sacaba los lentes.

— Penélope García — estreché su mano. Sentía la suavidad de su piel mientras miraba sus ojos oscuros. El tipo estaba guapísimo sin duda.

Luego de una rápida presentación entre los pasantes, algunos del mismo instituto del que venía y otros cuantos de otros países, conocimos al personal del restaurante y nos dedicamos a las actividades.
Conocer como trabajaban y el desenvolvimiento de ellos en la cocina.
Aprender algunas recetas y decoración.

El día paso bastante rápido, pero sin Pedro al rededor, lo que no me causó molestias porque pude concentrarme al 100%.
Nuestras actividades en el lugar solo serían hasta las tres de la tarde aquel día. Se decía que el lugar estaba reservado para un evento importante y no podíamos estar presentes.

Camine hacia la salida en busca los cigarrillos que estaba casi segura que había guardado en mi bolso y la enorme puerta de cristal se abrió antes que yo lo hiciera.

Penélope, tienes que alzar la cabeza más seguido, me dije internamente.

Era él.

Nos miramos por unos segundos.

Entre Fogones (Pedro Pascal) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora