Capítulo 37

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((PENÉLOPE))




No recordaba cuando fue la última vez que me sentía tan orgullosa de mí. Quizás fue en la primaria cuando recibí una estrellita adhesiva por realizar bien un ejercicio matemático, o talvez la noche en que gané el juego de mesa contra Aidan.
Estaba completamente segura que nada ni nadie podía arruinarme ese día, mucho menos Jesse con la noticia de que no iría a mi graduación por no se que cosa.

Corrí como pude el largo pasillo intentando no caer a causa de los tacones que llevaba, el tráfico de aquella mañana me había tomado desprevenida y a pesar de los minutos que iba retrasada, seguía feliz.

Revisé mi vestido y toga una vez más asegurándome de verme impecable, cuando los portones del auditorio se abrieron a la par y por instinto me hice a un lado antes de que éstos me mandaran al piso.

Estaba a punto de entrar al gran salón cuando escuché aquella voz que reconocería fácilmente en cualquier lugar del mundo.

—Necesito que te hagas cargo de eso.— Di media vuelta y ahí estaba parado hablando de espaldas hacia mi. —Le pedí estrictamente carne de cordero, no ternero, dije cordero.— El corazón me retumbaba en el pecho como si estuviese corriendo una maraton, y la verdad es que apenas me había movido. Estaba hipnotizada en su grave voz que expresaba molestia y como su espalda se ensanchaba a causa de su pesada exhalación. —Dile a Simon que me llame en cuanto antes, yo volveré en cuanto...— y ahí, en esa pausa, él volteó y nuestras miradas se unieron —Todo esto termine.

Con el corazón en la garganta y los brazos  en llamas por lanzarme sobre él, mantuve la respiración por largos segundos. Sin quitarme los ojos de encima, guardó su celular en el bolsillo interno de su saco y caminó lentamente.

—¿Que haces aquí?— Mi pregunta lo tomó por sorpresa. Y a decir verdad, a mi también.

—Hola, Penélope. Es un gusto verte— habló sin una sola pizca de alguna expresión haciéndome sentir extraña —¿Cómo estás?.

—Estoy bien, gracias. Pues, también es bueno verte de nuevo.

—Estoy aquí porque alguien tiene que representar mi restaurante por haber Sido parte de las pasantías de la escuela. Tengo entendido que en años anteriores no logra estar presente el Chef propietario, así que ésta vez fue la excepción.— Sonreí.

Quería preguntar y decirle tantas cosas que no sabía por cuál empezar. Estaba segura que el también estaba esperando que dijera algo, sus ojos lo delataban y su cuerpo no tenía prisa por irse.

—Pedro...— empecé a hablar casi en un susurro y él asintió para que continuara, dando un paso más hacia mí. —Quiero decirte que...

—¿Penn?— Aidan asomó su cabeza a un lado de la gran puerta mirándonos con desconcierto —Creí haberlo visto sentado en la primera fila— señaló a Pedro con la mirada más juzgadora que existiese.

—Salí a atender una llamada de trabajo— se excusó.

—Espera, ¿Tu sabías que estaba aquí?— pregunté confundida a mi amigo.

—Tranquila— hizo un movimiento de mano restándole importancia a todo lo que estaba pasando —Todos nos enteramos al verlo llegar. Incluso te envié un mensaje y ni si quiera lo has leído.

—Lo había puesto en silencio desde que salí de casa, no quería que Jesse...— no terminé de hablar al darme cuenta que lo había nombrado. Posé mi ojos sobre Pedro y noté su incomodidad con un leve carraspeo y la forma en que desvió su mirada de mí.

—Wait, estaba interrumpiendo algo ¿No es así?— las ganas de estrangularlo no me faltaban, pero me repetía internamente que su aparición había Sido una señal para no abrir mi bocota y decir algo de lo que pudiese arrepentirme.

Entre Fogones (Pedro Pascal) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora