Capítulo 21

162 15 1
                                    

((PENÉLOPE))

Le había hecho prometer a Dass que no le diría nada a Aidan sobre lo que pasó, porque sí, me ví atrapada en semejante situación que decidí contarle todo y desde el principio.
Él estaba de acuerdo con que simplemente me acostara con Pedro y ya, pero desacreditaba la idea de ocultarselo a Aidan aún entendiendo porque lo hacía.

En el instituto, las clases se fueron en un abrir y cerrar de ojos, o quizás así fue como lo sentí de solo estar pensando en Pedro.
Una vez terminadas, Aidan y yo decidimos que sería buena idea volver a nuestro lugar favorito, "El Viejo Inglés".
Había pasado ya algún tiempo desde que decidimos dejar de frecuentarlo por lo sucedido con Lucien. Ya lo había ignorado lo suficiente y era tiempo de dejar eso atrás, Lu era mi amigo después de todo, ha pasado ratos difícil como cualquiera y darle la espalda no es muy agradable de mi parte.
Y por supuesto, mi mejor amigo no estaba de acuerdo.

—Muy callada andas. ¿Todo bien?— preguntó Aidan mientras tomaba asiento frente a mí en la mesa junto al a ventana.

—Si.— respondí a secas mirando a Lu, quien  entraba por la puerta del lugar.

—Penn, ayer estuviste en encerrada todo el dia y no saliste a cenar. Hoy apenas probaste bocado y has estado con la mente ida. — mi amigo siguió mi mirada y se encontró con el moreno para luego volver hacia mi — ¿A caso ha pasado algo con Lucien y no me has contado?.

—No, no. — la culpa empezaba a hacer acto de presencia, pocas veces le había ocultado algo a mi mejor amigo, pero en ocasiones no ha tomado ciertas cosas de la mejor manera.— Es solo que... Jesse me escribió.

—¿Qué quiere ahora?

—Que tengamos una charla por "la relación que tuvimos" — enfaticé con los dedos simulando las comillas — y que supuestamente tiene una noticia que darme, que según él, me va a encantar.

—¡Que tipo tan pesado!

—No le contesté, si es que te lo preguntas.

—No me lo preguntab, porque era lo que tenías que hacer y lo sabes— dijo éste dándole un sorbo a su café.

—Aidan— estaba nerviosa por lo que estaba a punto de decir, pero si no lo charlaba con él, no habría con quién más hacerlo— El día del brunch, Lu me pidió que... Lu me invitó a Londres un fin de semana.

Mi mejor amigo juntó sus cejas en un gesto de confusión y su boca marcaba una perfecta línea recta.

Silencio.

—Me opongo rotundamente— negó con la cabeza y cruzó los brazos sobre su pecho.

—Aidan, no te lo estoy consultando.

—Y si así lo fuera, mi respuesta seguiría siendo la misma. El tipo casi pierde la cabeza porque no te acostaste con él, omitiendo el hecho de que le estabas diciendo que se detenga.

—No fue para...

—¡Basta, Penélope! — Aidan interrumpió golpeando la mesa logrando que me exalte — ¿Hasta cuándo vas a vivir justificando a las personas?. ¿Es que acaso no te das cuenta? Te ha pasado siempre. Perdonaste y aguantaste tanto con tu primer novio, luego Jesse y ahora... ¿Lucien es el siguiente?.

—Aidan, las cosas no son así. No puedes vivir creyendo que todos son malos.

—Y tu no puedes ir creyendo que todos son bueno. Dios...— dijo éste por lo bajo llevándose las manos a la sien, empezaba a notarse su frustración — Está bien, tú ganas.

—¿Qué? ¿Ganar de que? Esto no es una competencia.

—Pues eso parece. La competencia de quién es más estupido, y tú ganas.— El silencio abundó en mi ser, tanto como el dolor que me causaron sus palabras.— Me duele demasiado cada vez que te sucede algo y te desarmas— se levantó de su silla tomando su bolso— y aunque quisiera decir que estoy harto, pues no lo hago porque se supone que para eso estamos los amigos ¿No?.— Aidan empezó a caminar dejándome ahí sola, pero antes de continuar se giró a mí para terminar de desahogarse— ¿Pero sabes que duele más? Que siempre sea yo quien sostenga tu mano y tu simplemente tires mis palabras a la basura y vuelves a buscar herirte. Pero supongo que para eso estamos.

Mis lágrimas empezaron a correr al mismo tiempo que lo ví marcharse del lugar.
Nunca antes me había hablado así, pero parecía que se lo había guardado por mucho tiempo.
Mi corazon dolía y pesaba más de lo normal dentro de mi, traté de controlar mi respiración para no colapsar en la cafetería y montar todo un show.
Recogí mis cosas lentamente repitiendo en mi cabeza cada palabra de Aidan y caminé hacia la salida.
Mordía mi labio inferior tratando de aguantar el berrinche que quería emanar de mi boca, pero fue difícil.
Lleve mis manos sobre mi cara y caí sentada de nuevo en la silla y me desarmé en llanto.

Segundos después sentí unas manos en mi espalda, unas manos bastante conocidas.

—Hey ¿Estás bien?— dijo Lu en un tono bastante bajo y calmado. Levanté la mirada y sin pensarlo tanto me lancé a sus brazos sin dejar de llorar. Éste me abrazó fuertemente sin hacerme daño, haciéndome entender que el estaría conmigo, que todo estaría bien. Pero la verdad, no estaba segura de aquello.

—Lo siento— dije separándome luego de un largo rato que nos quedamos en aquel abrazo —  Tuve una discusión con Aidan.

—Lo ví, tranquila. — sus grandes manos ocuparon mis mejillas secando mis lágrimas — ¿Quieres irte de aquí?— debía decir que no, según mi mejor amigo, pero no pude. Así que solo asentí y nos fuimos.



Sentía pesados los párpados y un leve dolor de cabeza. Moví lentamente mi cuerpo y poco a poco abrí mis ojos para acostumbrarlos a la luz amarillenta proveniente de una lámpara a un lado de mi cuerpo.
Me encontraba mareada y al primer vistazo no sabía dónde estaba. Me incliné un poco apoyándome en los codos para analizar una vez más el lugar y comencé a reconocerlo.
Paredes color beige, un tv empotrado en la pared frente a la cama de dos plazas, un closet de madera y a un costado, un escritorio lleno de libros y una laptop.

De repente sentí un escalofríos recorrer mi cuerpo y por inercia me tapé aún más con la sábana que llevaba encima notando que estaba corta de prendas.
Levanté la tela que me cubría y Vi mi cuerpo a medio vestir, apenas llevaba las dos piezas de mi ropa interior.

Estaba semidesnuda en el cuarto de Lucien.

"¿Por qué no recuerdo nada?"
"¿Cómo llegué hasta ese punto?"
"¿Que hice?"

Mi mente se llenó de dudas haciéndome sentir desagradable. Quería respuestas y al mismo tiempo no quería oírlas.

Salí de la cama rápidamente ignorando el mareo que casi me llevó al suelo de la habitación.
Con una mirada rápida intenté localizar mis pertenencias, pero no fue posible.

Escuché el giro de la cerradura indicándome que alguien estaba por entrar.
En un ágil movimiento, me envolví en la sábana que previamente estaba sobre la cama y nerviosa esperé por él.

—Hey nena— habló el moreno cruzando por la puerta, traía consigo un vaso de metal que no me permitía ver su contenido— te traje algo de beber.— Mencionó acercándose a mi con una mirada que, por la carencia de luz, no podía descrifrar muy bien, y en un acto de reflejo retrocedí algunos pasos.
Aquel hombre se detuvo en seco con el brazo estirado hacia mi, pero al ver que no acepté lo que me ofrecía, lo encogió de nuevo. —¿Asustada?— finalizó con una sonrisa ladeada, me atrevería a decir, algo maliciosa.

Sentí como el miedo me abrazó por completo.

No podía ser cierto.

Entre Fogones (Pedro Pascal) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora