Capítulo 55

116 18 8
                                    

((PENÉLOPE))


Se me salían por los ojos todo el mar.
Con la espalda pegada a la puerta y el rostro escondido en las manos trataba de darme un adjetivo que me definiera en ese momento.

Estúpida. Miedosa. Prevenida. Estúpida. Asustada. Estúpida.

¿Realmente había Sido una buena decisión?
¿Me arrepentiría después?
No estaba segura de ese par de preguntas, pero si estaba segura de otra que no me había hecho en mucho tiempo y que continuaría ignorando por el bien de mi cabeza.

La sensación de estar cagándola pesaba igual que la de estar haciendo lo correcto.
Pedro había Sido en mi vida una pieza clave para poder salir de dónde creí que no podía. Pero su vida había Sido tan complicada como la mía y muchos sucesos alteraron los propósitos finales, y si había terminado todo así es porque así tenía que ser.

Fuimos la lección del otro.

—¿Que lección, Penélope?. Si parece que no has aprendido nada.

Me dije mirándome al espejo cuando recordé como Pedro me miraba en el desayuno, en el trayecto de regreso y estacionados en el auto si yo me veía como un completo desastre. Llevaba el cabello despeinado y algo de maquillaje chorreado, sin contar que con la bata de baño parecía una mujer amargada de tercera edad que vive con cincuenta gatos y es la vecina que todos odian.

Volví a tomar otra ducha y cuando me disponía a recostarme un momento la puerta se abrió de repente dándome un tremendo susto.

—¿Por qué no contestas tu celular?— Ariella entró con algunas mochilas sin siquiera saludar.

—¿Hola?, ¿Que haces aquí?, ¿Cómo entraste?— soltó los bolsos y con ambas manos en las caderas me miró con desagrado.

—¿Cómo que que hago aquí?— alzó la voz unos cuantos escalones.

—Cuidado con tu tonito, soy la mayor.

—Hoy es el evento y quedamos en ir a buscarte un vestido. ¿Dónde tienes la cabeza, Penn?— se volteó al espejo arreglando sus rizos.

—Discúlpame, Ari. Había olvidado que hoy es la inauguración, ¿Estás segura que no puedo usar algo de lo que traje?.

—Penn, tienes ropa de hippie— su cara de asco me ofendió —No lo juzgo, pero ésta noche es de ámbito laboral para ambas y nadie va a un evento de esos luciendo como una mochilera aunque estés de vacaciones de verano en el sur de Italia.

—Bueno, técnicamente eres tú quien tiene que trabajar hoy. Yo solo voy a ver...

—¡A abrir tu circulo profesional, Penélope!— extendió sus brazos al aire —¡A eso vas!

—Estoy de vacaciones.— Chillé dejándome caer sobre la cama. Ariella tenía razón, pero el cansancio y lo que parecía pequeñas señales de resaca me estaban haciendo una mala jugada.

—Hasta ayer estabas emocionada por hoy ¿Que pasa ahora?.— mi hermana se calmó un poco y se sentó junto a mí.

—¿Mamá sabe que estás aquí?— con un puchero en el rostro, negó. —Anoche volví al bar luego de la discusión y bebí hasta que quedé en el piso, literalmente en el piso.

—¡Dios!— pasó de tranquila a horrorizada —¿Y como llegaste hasta aquí?

—Es que no llegué aquí— ahora se veía en una mezcla de curiosa y confundida. —En el camino te cuento— me levanté dándole unos golpecitos en la pierna.

Varias horas y tiendas después, habíamos encontrado el vestido ideal. Pasamos por unos helados y nos sentamos en un banco que estaba debajo de un gran árbol.

Entre Fogones (Pedro Pascal) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora