Capítulo 35

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((PENÉLOPE))


D

e camino a casa, encendía el segundo cigarrillo del día para matar el estrés de la movida jornada.
Estaba terminando mis pasantías en el restaurante del Hilton Hotel, dónde estaban el resto de mis compañeros que no llegaron a Madrid. Me sentía frustrada, tan decepcionada de mí. Por suerte, lograron adjuntarme luego de regresar y que todo el instituto se enterase de lo ocurrido con otro pasante. Supe que estaba internado en una clínica mental.

Resultó ser que Lucien presentaba un trastorno de personalidad obsesiva y yo no fui su primera víctima.
Dejó Londres para llegar a República Dominicana luego de abandonar el establecimiento médico cortando con todo necesario tratamiento.
Huye de la isla luego de que intentó suicidarse porque una chica lo dejara, tras haberla intentado secuestrar.
Llegó a Madrid con la estabilidad mental desecha, sin consumir medicamentos y entrando a un programa de pasantes de gastronomía, y el resto es historia.

¿Cómo lo sabía? Recibí un mail de Pedro en el que adjuntaba documentos al respecto y una simple línea al final que decía "No tienes de que preocuparte, todo está solucionado. Espero que estés bien."

Me dolió.

Cómo si nada hubiese pasado. Me sentí como un asunto resuelto, un capítulo terminado, un problema que no volvería a molestar.
Aidan decía que ya no hablaba tanto, trabajaba y se marchaba. En el condominio se lo veía muy poco y que en un par de ocasiones, vieron en su auto a una rubia.
Probablemente era cierto que ya me había olvidado.

—¡Estoy en casa!— avisé al entrar al departamento que dejé hacía unos meses atrás y que era mi hogar de nuevo.

—Justo a tiempo— contestó Jesse saliendo de la habitación .

—¿Para qué?— lo miré confundida mientras éste depositaba un beso sobre mi cabello.

—No encuentro mi traje azul marino y tú debes saber dónde está.

—En la tintorería— pude percibir los ansioso que se encontraba —¿Tienes audiencia?— caminé detrás de él como un cachorro al no obtener respuesta y encontré una maleta a medio hacer sobre la cama. —¿A dónde vas?.

—Penélope, deja de hacer tantas preguntas.

—Solo he hecho dos. Pregunté si tenías audiencia y hacia donde vas.— comenzaba a irritarme. El plan prometido cuando volví era tener una mejor comunicación y eso no lo era.

—Tengo que salir de viaje por un asunto de trabajo.

—¿Y por qué no me lo habías dicho?

—Por que fue todo de repente, Penélope. Mi vuelo sale esta noche y aún tengo que pasar por la tintorería, y no tengo tiempo para tus preguntas.

—¿Y a dónde vas?

—Madrid.— Sentí mi corazón detenerse por un par de segundos y es que mi mente relacionaba Madrid con Pedro, y quizás si iba con Jesse... —Ni lo pienses.

—¿Por qué no?— solté casi al instante causando que que me mirara con desaprobación —Podría visitar a los chicos.

—Los chicos...— asentí ante su sarcasmo —No tiene caso, Penélope. Vuelven la semana entrante y estás a punto de terminar las pasantías, y luego la graduación. Deberías estar enfocada.

Supuse que tenía razón, una vez más.
En silencio terminó su maleta y se despidió de mí con un beso en la frente y se marchó, dejándome sola en cuatro paredes, una vez más...



Tres días después del repentino viaje de Jesse, era sábado por la mañana, y como todos los sábados, las clases eran en el instituto.

Entre Fogones (Pedro Pascal) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora