Capítulo 51

111 14 4
                                    

((PENÉLOPE))

—¡Mírate nada más!.

Era exactamente lo que llevaba haciendo por varios minutos frente al espejo. Dass me había convencido en comprar un bikini bastante diminuto porque desaprobaba el mío.

—No lo sé, honey.

—Tu nunca sabes nada, por eso tienes que confiar en mí.— Se acercó al espejo para aplicarse bálsamo en los labios —Deja que Aidan te vea y sabrás que fue una buena compra.

—¿Están listos?— Aidan entró a mi habitación —No quiero perder el sol estando...— Me miró en el reflejo del largo espejo con la boca abierta, me sonrojé. —Penn, deberías agradecer que soy completamente homosexual, de lo contrario no respondería por mis actos.

—I told ya— dijo Dass alzando las cejas repetidamente.

Habíamos llegado a Ibiza la noche anterior y tomamos unas copas en la habitación de los novios, porque sí, ellos insistieron en los cuartos separados y daban por sentado que me acostaría con algún extranjero porque según ellos, era lo que necesitaba.
El hotel no quedaba muy lejos de la playa, así que decidimos caminar y conocer un poco.

La tarde se nos pasó entre cócteles y el mar, y cuando creímos que habíamos tenido suficiente de Ibiza por un día, decidimos subir a un bar a bailar aprovechando los tragos y el DJ tocando.
Mis amigos insistían en que el bikini había hecho efecto en varios hombres muy atractivos, pero yo me había enfocado en alcoholizarme y no pensar en hombres, en ninguno. Caminé hasta la pequeña barra del lugar y pedí otro trago.

—¡Penélope García!, ¿Eres tu?.— En alguna parte de mi cabeza estaba guardada esa voz. Giré y el alto hombre castaño, de piel tostada y sonrisa perfecta extendió sus brazos con una amplia sonrisa.

—¡¿Sebas?!— la emoción recorrió mi cuerpo y sin dudarlo me lancé sobre él dándole un fuerte abrazo.

Conocí a Sebastián en el primer día de clases en el instituto. Siempre fuimos como amigos no tan amigos, teníamos una química innegable y a pesar de ello, nunca pasó nada más que un par de besos. Luego del primer año, dejó la escuela para mudarse a Italia. Lo extrañé considerablemente, pero mantenía la mente bastante ocupada en la creciente relación con Jesse y mis estudios.

—¿Que estás haciendo aquí?— preguntó emocionado luego de soltar el abrazo permitiéndome tocar el piso de nuevo.

—Celebrando mi cumple— sonreí agarrando el vaso de mi mojito —¿Tu que estás haciendo aquí?.

—Ahora mismo, felicitarte.— El chico volvió a agarrarme para girar conmigo. —Feliz cumpleaños, Penn.

—¡No puede ser cierto!— Aidan estaba tan sorprendido como yo de verlo. Se dieron un abrazo al igual que con Dass cuando se acercó a nosotros.

—Pero si está el clan junto— comentó Sebastián con una sonrisa capaz de derretir los polos.

—Querido, ya sabes que Penn no puede andar sola. Hay que mantenerla viva.— reproché a Dass con la mirada.

—¡Salud por eso!.— Sebastián extendió su cerveza haciendo que mis dos amigos se unieran al sonar de sus tragos, menos yo.

—El sol está por ocultarse— señaló Aidan —Vamos a ese lugar para ver el atardecer sin tanta gente.

Miramos el punto sugerido y era un pequeño muelle, que parecía no estar habilitado para otra cosa que no sea tomarse fotos y ver el atardecer. Estaba completamente vacío.

Mi mejor amigo tiró de la mano a su novio bajando a prisa las escaleras del bar que daban con la blanca arena en dirección al viejo muelle.
Sebastián y yo nos miramos unos segundos como pidiendo aprobación el uno al otro.
Sonrió de nuevo, lo tomé del brazo y caminamos en la misma dirección que ellos.

Entre Fogones (Pedro Pascal) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora