Capítulo 1

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Sentía mis pulmones arder mientras era arrastrada por Lluvia bajo el agua, yo no sabía nadar y debíamos salir cuanto antes, ellas tenían el tiempo contado, podían morir, habíamos descansado en unas cavernas por dos ocaciones y según dijeron, estamos cerca.

No veo la hora de verlo, de verlos a todos.

Al fin soy libre, cada día que pasé en esa prisión viene a mi memoria. Cada lágrima que me hicieron derramar, cada latigazo en mi piel, cada insulto.

Pero cada cosa valió la pena, cada una de ellas si eso me permite volver, volver con mi familia. Con quienes amo.

La debilidad vuelve a mí.

Debemos salir lo antes posible de aquí o no podré ayudarlas. Lo único que podría mantenerlas a salvo sería mi sangre y aquello sería desastroso.

Apenas tocamos la superficie nos unimos a las demás. Mi actuar es claro, paso las manos por la de Lluvia, la energía que contengo es mínima y ella es quién puede aprovecharla para llevarnos.

Prácticamente me desplomo contra su cuerpo pero logro sentir como quienes nos acompañan nos envuelven y la sensación de cosquilleo que sentía con el poder de los Jeon aparece en mis manos y pies.

Ni siquiera noté cuando cerré los ojos sino hasta que sentí la brisa golpear con ganas y aquel cambio me hizo abrirlos.

Estábamos frente a unos extensos jardines, frutas por todas partes, colores, olor vivaz. Vida.

Mi cuerpo habría caído desplomado contra el suelo de no ser por el duro agarre que Lluvia tenía sobre mí. Aún así las demás no parecían estar bien, ella tampoco.

-¡Ayuda!- mi grito desgarró mi garganta, no tuve oportunidad de gritar de nuevo cuando noté la espesa y negra cabellera de Jenny correr en mi dirección, acabó aplastando mi cuerpo débil y dolorido. -Ayúdalas, ellas...

Jungkook al parecer la seguía de cerca, este revisaba a su hermana desplomada contra el suelo cuando aquella cabellera negra y piel pálida que aparece en mis sueños más bonitos se hizo notar.

Recuerdo que acostumbra a llevar traje, pero ya no lo hacía. ¿Había cambiado eso de él? Llevaba un pantalón negro de vestir fino y camiseta del mismo color haciendo su piel aún más pálida y fría.

Mi corazón comenzó a ir contra mi pecho como amenaza de querer salir, y se lo permitiría. Le permitiría salir si eso me garantizaba que el lo recibiría.

-Florecita- escuchar su voz firme y áspera llamarme me hizo tensar de manera agradable, lo había extrañado tanto. Me había hecho tanta falta que para mi era imposible moverme e ir a envolverme en sus brazos, apenas había dado el primer paso cuando por la periferia de mi ojo logré ver a los demás.

Hoseok, Namjoon, incluso SeokJin.

El primero y el último fueron con sus parejas cuales aún estaban contra el suelo. Esperé a que Namjoon hiciera lo mismo con Lluvia pero en cambio me miraba a mí. Con lágrimas en los ojos caminaba hasta mi como si no se lo creyera.

Como si no fuera real.

-Namjoon- pronuncié con un grito desgarrador, lo extrañé demasiado.

Sus brazos me tomaron con fuerza asfixiante pero aquello se sintió bien, me sentí en casa al fin.

-¡Estás...

-¡Namjoon!- el grito de Jungkook nos hizo mirarlo, las demás expulsaban sangre ennegrecida por sus bocas y narices y hasta entonces la emoción que Namjoon compartía al verme se convirtió en miedo crudo por ella. -¡No se que mierda hacer!- gritó preso de la angustia.

Yo si sabía, y debía hacerlo. Ellas estaban así por mí.

Aspiré hondo mientras mis manos trataban con círculos pero nada pasaba. Espero me perdonen por esto.

Ahora es más importante sus vidas que cualquier don que posean, y no se si seré capaz de regresarlos intactos pero debo salvarlas aún si mi vida se ve comprometida.

Vi a madre hacer esto en más de una ocasión así que cuando sentí la energía colarse por mis poros la tomé, toda ella. Aspiré sus dones y aquello fue trasmitido en energía que distribuí a sus cuerpos inertes, prácticamente muertos. Tomando para mí el mal que las aquejaba. Guardándolo en mi cuerpo hasta que acabe por consumirme a mi y no a ellas.

Flaqueé y juro que perdí las fuerzas por un momento, y no fue hasta que sentí su frío cuerpo tomar el mío que lo noté salir del transe en el que estaba. -Amo, aquí está- mi mano fue a su mejilla.

Estaba tan consternado, todos aquí lo estaban. Mis manos fueron a su cuello y me anclé en el para acercarme. Lo duro de su cuerpo me resultó tan familiar que deseé permanecer por el resto de mi vida en el, envuelta en él. -Lo extrañé tanto amo- sus manos permanecían cortando el aire no permitiéndose abrazarme.

Pero de la manera en que las mías se apropiaban de él era suficiente para ambos.

La debilidad de mi cuerpo era persistente y a pesar de me obligaba a permanecer consciente me era imposible la tarea. Me alzó y noté como entrábamos en la casa.

Jungkook llevaba a su hermana siendo seguido por Hoseok, SeokJin iba al frente con Marie en brazos y el cuerpo entero temblando preso del pánico.

Namjoon parecía querer morir al recostar sobre el sofá a Lluvia, la miraba con adoración. Justo como siempre quise ser vista. Habían más personas a mi alrededor, personas que no habían visto pero conocía a dos de ellas.

Antes de lograr pronunciar sus nombres una oscura figura fue notada por mí. Estaba tras ambos esposos, con ellos.

Las últimas fuerzas de mi cuerpo se filtraron hasta hacerme ir contra aquella masa negra. Era extraño pero una vez la toqué se materializó.

Tenía armas. Una espada. Orejas puntiagudas y cabello azul.

Antes de que lograra dañarme mi cuerpo fue lanzado contra el suelo pero alcancé a ver como la áspera mano del amo arrancaba su garganta antes de caer inconsciente mientras veía aquello.








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