Capítulo 3

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El día había pasado con rapidez. Cuando lo ví partir en aquel coche lujoso me permití reír enamorada. Él había venido a Korea, por mí.

Terminé mis labores con rapidez y cuando él último cuarto estuvo con las luces apagadas tomé mis cosas y fui a darme un baño.

Me coloqué uno de los vestidos que traje y até mi cabello en una coleta alta. Cuando estuve lista noté a lo lejos la carretera iluminarse, ya había llegado.

No pude evitar sentir nervios mientras caminaba a hurtadillas por los pasillos, nervios por verlo, nervios por ser descubierta.

-Hola- dije al apenas acercarme, había bajado del auto y esperaba por mí, caminó conmigo de la mano hasta posicionarme de mi lado del vehículo.

Unió nuestras bocas en un beso necesitado, uno húmedo que nos sacó jadeos necesitados. -Hola- pronunció con coquetería, abrió la puerta para mí. -Estaba pensando que ya que vamos a salir- encendió el vehículo -Deberíamos ir a bailar. Tipo una cita.

-Sería lindo- mi mano descansaba sobre su muslo, el la había llevado allá, la sostenía mientras conducía con solo una.

-Y luego podríamos ir a ver una película. En mi hotel.

-Se lo que intentas.

-Si lo sabes es porque también lo deseas.

-Quiero un nuevo comienzo, para ambos. No deberíamos repetir lo pasado.

-¿Y eso que sería?- preguntó con clara molestia.

-Dejarnos dominar por el deseo sexual qué sentimos o ejercemos sobre el otro.

-No tengo mi don Marie

-Lo se. Y me encanta sentirme así con solo tu presencia, sabiendo que no estas ejerciendo poder sobre mí.

-Pero no tendrás sexo conmigo.

-No tendré sexo contigo esta noche. Cuando estemos listos. Tenemos todo el tiempo del mundo después de todo.

-Me comporto de manera considerada. Y obtengo abstinencia. Quizás debería detener el auto y tomarte aquí mismo.

-No lo harás- dije segura, aunque siendo sincera amaría que hiciera eso.

-¿Por qué?

-Porque me amas y quieres que esto funcione tanto como yo. ¿Verdad?- emitió un gruñido bajo mientras asentía, aquello fue suficiente para mí. Besé su mano como agradecimiento.

Al estacionar lo hicimos en una boutique. -Compraré algo para que te pongas.

-¿Más cubridor?- pregunté con ironía, llevaba mangas largas y el vestido iba por debajo de las rodillas. Negó

-Algo más descubierto. Parece que te saqué de un convento a media noche- reí, justo eso.

-Dame la tarjeta, yo voy a elegir- extendí mi mano.

-Nena no- negué con mirada severa. Acabó tendiéndomela.

Entré a la tienda y pedí el modelo más sexy que tenían, lo pedí en blanco. Aquel color resaltaba más en mí piel, con mi cabello también.

Iba sin sostén así que también me lo quité. El vestido se abría en la espalda completamente, era corto y ajustado así que organicé mi cabello en un moño. Cuando salí este esperaba en el vehículo, no se inmutó siquiera, al menos para los demás. Pero yo lo conocía bastante bien como para saber había paseado su lengua por toda su cavidad bucal buscando calmarse.

Dejé la bolsa donde se encontraba la ropa que llevaba sobre el asiento trasero y me acomodé en el mío, su mirada aún estaba sobre mí. -Dices no querer tener sexo, pero... quítate las bragas.- se acercó a mí y paseó su lengua por mis labios, lamiéndome, probándome. -Vamos, prometo comportarme si me las entregas.- chupó mis belfos con ganas y acabé ardiendo.

Decidí hacer lo que me pedía, yo también quería después de todo. Deslicé las bragas por mis piernas con lentitud, sentía su ardiente mirada sobre mí y aquello me encantó.

Saber que lo excitaba con algo tan simple me gustó mucho. Demasiado.

Cuando las entregué en sus manos este la tomó con toda la calma que lo caracteriza y las guardó dentro de sus bolsillos, me regaló una de esas miradas lujuriosas antes de encender el vehículo y entonces emprendimos camino.

La discoteca a la que llegamos estaba llena de gente pero no fue problemas para SeokJin conseguirnos lugar en uno de los apartados. Las meseras no paraban de preguntarnos si tomaríamos algo por lo que propuse id a bailar.

Este dejó su saco, porque, Si. Kim SeoKJin vestía con traje en una discoteca, solo ese hombre es capaz de algo así de osado, aún así robaba más miradas que cualquiera.

Ambos lo hacíamos y eso me encantó.

Dejó su saco sobre el asiento y luego de acomodar sus mangas me guió hasta la pista de baile, una de sus manos descansaba sobre mi espalda y aquello me encantó. Me reclamaba como suya y a su vez daba a conocer que era mío.

Nuestros cuerpos se buscaron con rapidez una vez encontramos un lugar para bailar, sus manos estaban en mí cintura y las mías alrededor de su cuello y con ello nos apoyábamos en el otro para movernos en el son de la música que se escuchaba. Una música alta y movida que nos hizo desear el cuerpo del otro.

Podía ver fuego en su mirada y estoy segura de que la mía está igual. -Deberíamos alimentarnos- dejó un tierno beso en mi mejilla y me hizo caminar fuera de la discoteca luego de tomar su saco, nos seguían.

El lo sabía y por eso me hizo salir. Nos condujo cerca de un callejón y cuando tres hombres se acercaron a nosotros soltó mi mano invitándome a probar del primero.

...

Había apagado las luces del coche una cuadra antes y ahora nos despedíamos frente a la reja, este me besaba con ternura y yo le devolvía aquello con amor.

-Nos vemos mañana mi amor

-Te amo- susurré contra su boca antes de dejar otro corto beso en ella.






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