No vino, le di hasta el anochecer y no vino. Luego empezó a llover, mucho.El mar se removía con fuerza pero aquello no me impidió saltar a este, al inicio logró golpearme contra el barco pero luego me alejé lo suficientemente para que aquello no pasará nuevamente.
Nadé con rapidez pero a medida que me acercaba a la orilla era más difícil, las olas no solo me removían hacia afuera sino que me devolvía lo que para mi eran unos metros.
Cuando la fin toqué la orilla la arena se me pegó, aquella sensación desagradable me acompañó y agradecí la cantidad de agua que caía del cielo, aquello logró alejar un poco de ella.
Las luces de la casa me guiaron hasta esta sin necesidad de enfocar mi vista, recodé cual era su cuarto, cuando llegó aquí venía todo el tiempo a verla por la ventana, lo recordaba.
Salté de igual manera y resbalé, a la tercera logré mi cometido, el agua no cesaba.
Cuando caí sobre el balcón la noté sobre la cama, miraba al techo ajena a lo que pasaba, pensativa. Sus ahora cortos cabellos descansaban sobre la almohada y su fina bata de dormir de pegaba a ella.
Toqué el cristal y me hice notar inmediatamente, la vi saltar de la cama para recibirme, para abrirme.
-Amo, ¿que hace...
-Dije que vendría a verte.
-Llueve- asentí, también nadé. Debía llevarme las llaves porque de no ser así acabaría mandando lejos a la loca de los Jeon. -Ven debes tener frío- reí ante aquello pero aún así me despojé de lo que me cubría, la arena si me incomodaba, besé sus labios.
-El baño- señalé y asintió. Cuando el agua limpió lo que me era molesto regresé a la habitación.
-No tengo ropa para ti Amo- su inocencia, esa que tanto amo no la perderá nunca. Podría deleitarme con ella por horas.
Mis manos apresaron su carne entre ellas hasta que la sentí y besé. Su cuello. -¿Puedo alimentarme?- nunca en mi vida había preguntado, pero sentí propio hacerlo. La ví asentir -Dilo
-Si, soy toda tuya amo- sonreí contra su cuello antes de dejar un suave beso en el y luego mordí, aquello se sintió demasiado bien. Amaba el sabor de su sangre, era más dulce. Más vigorizante que cualquiera, así lo sentía.
Cuando me alejé, tomé lo que quedó en mis labios y lamí lo que desbordó en su cuello, aquel cual era como una flecha a esos mullidos pechos.
Mi dedo hizo la tela de su ropa hacia abajo y salieron disparados cuando corté las tiras y dejé caer la tela sobre sus anchas caderas, su piel era pulcra y limpia como la primera vez que la vi. -¿Como las hiciste desaparecer?
-Lo hizo Meyra
-El hada- asentí, las mías no estaban y aquello me hacía sentir diferente, no se como interpretarlo. -Voy a besarte y tomarte sobre esa cama- afirmé -Y voy a hacer nuevas y mejores.- sentí su cuerpo vibrar ante el mío.
Sus manos tomaron mis hombros con timidez y la alcé, pero la vi contraerse nuevamente, encogerse. Temía -Florecita- ella nunca se comportó así, no luego de reencontrarnos, ¿ya no quería esto? -¿Que te hicieron?- sus ojos no eran los mismos, aquella inocencia no estaba ahí, tampoco la antigua Madai habría asesinado a alguien de la manera en que ella lo hizo. -No voy a hacerlo
-¡No...
-¡Dije que no voy a hacerlo! Quiero saber lo que pasaste allá. Quién y porque te llevó lejos y todo lo que me haga falta para exterminarlos.
-Amo
-Por favor- aquellas palabras no daban opción, por el tono en que las emplee.
-Me da vergüenza- sus lágrimas hicieron acto de presencia. No quería verla llorar.
-No llores, no llores más por favor.- pedí, nos guié ambos a la cama, la acomodé y cubrí, abracé su cuerpo hasta que su llanto paró. -No me cuentes, si te hace daño no me cuentes.- lo averiguaría por mí mismo, la sentí reír -¿Ahora porqué te ríes?
-Eres tierno amo
-No lo soy
-Es la primera vez que nos abrazamos, acostados. Siempre deseé esto, tu y yo. Juntos, dormir y despertar juntos.
-Me quedaré entonces.
-Mi papá no...
-Ven conmigo, nos vamos lejos. Namjoon no tiene que enterarse hasta que no sea tarde.
-No quiero irme. Quiero estar aquí. Con ellos, contigo. Solo déjame convencerlo. Si lo convenzo estoy segura de que no nos hará bronca.
-Voy a venir a verte de todos modos.
-Por la ventana- pronunció dudosa.
-Mmm
-Hoseok dejó las llaves de tu barco. Pero yo no se nadar, no podía llevarlas.
-¿Como que no sabes? Eres una ninfa
-Me daba miedo- suspiré
-Te encontré en las cavernas cuando escapaste de mí.
-No eran profundas- lo recordé
-Yo voy a enseñarte.
-¿A nadar?- asentí y negó
-¡¿Crees que voy a ahogarte?!
-Amo
-Mmm
-¿Me ama?
-Te amo, no puedes llegar a imaginarte cuanto.
-¿Me perdona?
-No hiciste...
-La maté- dijo ella. -Y se que...
-Entiendo, fue algo... no esperaba algo así. No de tu parte al menos.
-Lo siento
-Déjame las muertes a mi de ahora en adelante.
-Amo
-¿Si?
-¿Te acostaste con ella? ¿Estuviste con ella? Dormías abrazado a ella ¿verdad?
-No era amor Madai, lo sabes. Te amo a ti.
-La besaste y tocaste.
-Te amo a ti
-Pero no quieres tocarme, me rechazas.
-Deja de decir absurdos. Si dejé de tocarte es porque temblaste en mis manos cuando lo hice.
-¡Fue porque... no fue por miedo. Yo si quiero. En otras ocasiones me tocabas sin que yo quisiera.
-¿No querías?
-No quería- dijo con duda.
-Por eso cuando te la metía estabas toda húmeda ahí abajo.
-¡Amo!- chilló como reclamo
-Así te haré gritar toda la noche.
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Tiempo De...
FanficOctavo Libro de la Saga Paranormal Primer Libro: Gritó Lobo Segundo Libro: En Las Sombras Tercer Libro: Probar Cuarto Libro: Corre Quinto Libro: Te Atrapé Sexto Libro: Dominio Séptimo Libro: Deliberado Octavo Libro: Tiempo De...