La necesidad absorbente de sentirla tomó toda mi razón.En el momento en que la vi creí que era uno de los sueños que rondan mis días, no me atrevía moverme para que no se desvaneciera como pasa siempre. Pero mi cuerpo no responde, no si se trata de ella.
Acabé por ir en su auxilio cuando la vi caer, ella es así. Ella se sacrificaría por cualquier ser querido. Ella lo haría por cualquiera. El terror de despertar del sueño se convirtió en miedo puro al sentirla. Era ella. Ella estaba conmigo. Ella me miraba, ella me hablaba, pedia por mí.
Al apenas entrar a la casa mis ojos dieron con los de Tierra, era... todo esto era muy confuso. Demasiado. Sentía como...
Los ojos de Mi Florecita permanecían conmigo. Mi piel ardía con solo sentirla, tan cerca, a ella. ¿Cómo es que vive? ¿Cómo?
Me tenté a besarla, sus labios gruesos estaban cortados y secos pero me llamaban tanto como desde que la ví por primera vez en el harem de padre, con aquellos temblores y lágrimas.
Sus ojos ni siquiera estaban sobre mi en este momento y desee que sí. Detuve mis movimientos y deseos al verla correr de mis brazos e ir contra la pareja de castaños. Así lo creí hasta que saltó tras ellos y tomó algo.
Se materializó un hada, macho. Mi cuerpo no pide permiso, no si es por y para ella, ellas...
Mis manos bañadas en sangre espesa y plata me hizo saber que mi instinto de protección por ella persiste.
Traté de volver a ella pero los ojos grandes y llorosos de Mi Luz me hicieron ser consciente de lo que había hecho, había matado a uno de los suyos frente a ella sin siquiera ser consciente del daño que esto le provocaría.
Ambas estaban aquí, una y la otra, ambas necesitando de mí. Yo necesitando de ambas. Cuando mis ojos me permitieron ver nuevamente a Mi Florecita esta era llevada escaleras arriba por Hoseok, apreté mis dedos contra mi palma en descontento.
-Vamos... vamos a limpiar.- negué, estaba aterrada.
-Yo lo haré. Yo lo hago Luz, perdón.- negó
-Protegías- asentí, le había explicado que si era por protección podía. Ella se negaba a que arrebatara una vida más, mucho más frente a ella. Le aseguré que no lo haría pero que la protegería sobre cualquier cosa. Así que cedió ante aquello.
-Espérame arriba- salió de la sala evitando la sangre y cuando giré mi cuerpo buscando algo con que limpiar alguien más lo hacía.
-Protegieron a mi esposa. Al menos esto puedo hacerlo.- negué
-Lava tus manos. La sangre mágica no debe ser tocada por los humanos.
-¿Por qué?
-Se cree Santísima- sonreí con burla tratando de alejar el lío en mi cabeza.
-Tu no pareces muy de creerlo- señaló el cuerpo inerte cuál se hacía cada vez más pequeño, se supone que estos toman su tamaño original al morir. Así que era cuestión de tiempo para apenas ser notado.
-Solo creo en dos cosas en este momento. Protección y Venganza- admití
Dejé la tela bañada en sangre en el balde y luego de el cuerpo tomar el tamaño necesario hice lo mismo con él.
Lo dejé en el jardín y prendí fuego.
...
No debería estar aquí, pero a lo largo de mi vida he hecho cosas que no debería.
Se supone que debería estar con Mi Luz, acompañarla mientras duerme como es costumbre pero en cambio estoy tras el cristal de la habitación que ocupa Mi Florecita.
Está dormida y débil, pero viva. Acompañada también, por eso no me permito entrar, no quiero que se arme un revuelo y Luz se entere, no quiero lastimarla estando aquí pero tampoco puedo solo alejarme de mi hermosa ninfa.
Verla se convirtió en una necesidad y pese a que debería estar molesto por habérseme arrebatado el don, no lo estoy. Estoy curioso de como lo hizo, de porque.
Es poderosa, mucho
El orgullo infla mi pecho, pero el verla débil sobre esa cama me hace tensar. Jugueteo con la manzana en mis manos nuevamente. Quise traerla para ella pero soy cobarde ahora.
Su cabello está más largo, mucho. Como si no lo hubiera cortado o peinado en años. Sus brazos tenían marcas que en su tiempo debieron ser profundas, todo lo demás permanecía cubierto. Menos estos, su cuello y su rostro. Ese rostro hermoso y dócil, siempre me gustó verla dormir.
Lo atribuía al hecho de verla desprotegida ante mí, pero ahora. Viéndola aún más rompible, más frágil. Lo único que quiero hacer es romper este grueso cristal e ir con ella.
Besarla
Sentirla
Aún así me lo prohibo. Luz no puede ver esto, no puedo dañarla de esa manera, no luego de haber hecho tanto por mí. Me acompañó en mis días más oscuros, me dio una razón para no hacerme morir, para no buscar mi propia muerte luego de mi cometido.
No soy bueno
Para ninguna de ellas, y aunque cualquiera preferiría alejarse y dejarlas ser feliz, yo no. Yo no soy cualquiera.
Mi cabeza está hecha un lío mientras camino de regreso al interior de la casa, mi nariz se arrugó al sentir un aroma cual conozco.
-¿Ya bebiste?- negué, ni siquiera recordaba la última vez que lo hice, últimamente lo hago por necesidad solamente, antes lo hacía por el deleite de sentir la espesa sangre en mi boca. -Vamos juntos- volví fuera -Supongo que debes estar hecho un lío justo ahora así que no preguntaré o diré algo- asentí ante aquello -Pero hay algunos seres que merecen tus disculpas- aquello me hizo reír con burla.
-Yo no pido perdón Hoseok, pero dime ¿Con quién debería disculparme?
-Las brujas que exterminaste- dijo de manera burlona, luego estalló en carcajadas.
-No eran de gran aporte de todos modos- me encogí de hombros -Ademas, algo tuvieron que ver.
-Todas las razas bajas de hecho, guiadas por las Criaturas de los Cielos.
-Debería matarlos a todos entonces.
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Tiempo De...
FanfictionOctavo Libro de la Saga Paranormal Primer Libro: Gritó Lobo Segundo Libro: En Las Sombras Tercer Libro: Probar Cuarto Libro: Corre Quinto Libro: Te Atrapé Sexto Libro: Dominio Séptimo Libro: Deliberado Octavo Libro: Tiempo De...