Capítulo 3

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Sentía y escuchaba sus pasos tras de mí, habíamos salido a los jardines traseros por algo de privacidad. No sabía con exactitud como iniciar la conversación, o de que hablaríamos. Pero sin duda, en algún momento debemos abordar a su amiga, la del pelo plata.

-¿La ama?- no sabía como iniciar pero si a dónde quería llegar, así que pregunté sin titubeos.

-Lo hago- dijo seguro, sus ojos rojos estaban sobre mí, fijos y fríos. Indescifrables. Una risa irónica salió de mis labios. -Creía que estabas...

-Todos lo hacían- afirmé -Aún así ninguno reemplazó mi presencia con alguien más.- a mi mente llegaron sus duras palabras cuando hablamos por última vez, el desprecio en sus ojos, el rechazo. El no la mira así.

-Ella llegó en un momento muy oscuro para mí- dijo por lo bajo, parecía consternado, el no era así. Era tosco y rudo. Crudo, ¿tanto lo hizo cambiar amarla?

-¿Aún me ama?- reí ante mi pregunta -¿Me amó alguna vez?- sus labios se curvaron para dar una respuesta pero el tumulto que se desató dentro de la casa nos hizo correr hasta su interior, en esta estaban dos seres, hadas.

Ella vestía de azul al igual que su cabello mientras que quien la acompañaba poseía cabellos y ropa blanca, la luz irradiaba de ellos, pero lo que en realidad me llevó a verlos como una amenaza fue el ver a la mujer acercarse al vientre abultado de Hana sin esta tener el dominio de su cuerpo, ellos hablaban pero no se movían, yo si logré hacerlo.

Me interpuse en medio y la lancé lejos. Mi cuello fue tomado con fuerza por quien vestía de blanco pero este aflojó su agarre poco después. Aún así su cuerpo impactó con el concreto con ganas.

-Min, detente- ordenó Namjoon -Son los reyes del norte.

-Mierda me importan quienes sean. ¡No van a tocarla!- mi pecho se infló de orgullo al escucharlo pero así como vino se marchó. Su brazo fue aguantado por la peli plata y cuando llevó su mirada a la suya su cuerpo perdió la tensión. Dejó de luchar.

Solo una mirada suya lo hacía ceder, el en verdad la ama. Me levanté del suelo y mi vista fue al vientre de Hana, esta temblaba temerosa mientras abrazaba a su esposo.

-Madai, pequeña- Namjoon me hizo mirarlo -Ellos no quieren dañarlos.

-No tienes como saber eso. No tienes tu don- los señalé -Ustedes enviaron a esa cosa a vigilarla.

-No es cosa. Era uno de nuestros más leales guerreros- el hada miró severamente al amo -Al que mataron, el solo la protegía.

-Está a salvo con nosotros- afirmó Hoseok entrando a la sala, este se acercó a mí interponiéndose entre los intrusos y los Kim.

-¡Sobrino!- chilló con ganas tratando de acercarse pero su pareja no se lo permitió.

-Nena- la regañó -Nos disculpamos por como llegamos aquí. Pero al no sentir la presencia de nuestro guerrero pensamos que algo les había pasado.- señalaba específicamente a los Kim. -Verán, nuestra magia. Quien les dió su inmortalidad, de alguna manera nos dio una conexión. Así que nos enteramos del embarazo apenas pasó.- su tono era bajo pero firme -Solo no podíamos venir aún. Así que enviamos protección.

-Tampoco son maneras de llegar- afirmó Jenn de mala manera. -La asustaron, la loca de azul lo hizo.

-¡¿La loca de azul?!- gruñó la otra de mala manera tratando de ir contra esta. -Su Alteza Real- corrigió

-Mi pareja es humana. No se rige por los reinados mágicos- afirmó el pelinegro -Nuestros respetos Altezas Reales, pero largo de nuestra casa.- el peli blanco sonrió con ironía.

-Ustedes no pueden brindarle protección a nuestro hijo. Así que debemos llevarlos con nosotros.

-¿Su hijo?- esta vez Kim Taehyung habló, su tono no era para nada amigable. -¡Que su estupida daga nos haya dado la inmortalidad no los hace padres de nuestro hijo!- prácticamente se le fue encima, más el cuerpo de su esposa lo hizo detener.

-¿Hay alguien civilizado aquí con quién pueda hablar?

-¡¿Disculpa?!

-Apenas llegamos solo gritos hemos escuchado, así que supongo no tienen educación- hablaba plano y formal.

-Estoy segura que si nosotros hubiéramos hecho lo que hicieron ustedes, la situación sería otra.- hablé entre dientes.

-Tu debes ser la nueva reina- volvió a hablar la peli azul. -Toca la barriga de Hana.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Se más que solo eso nena.- se expresó la peli azul.

-¡Meyra!- su acompañante parecía pronto a enfermar. -Hay dos vidas ahí. La suya, la de su bebé y la nuestra.- me invitó con la mano a que la tocara y me atreví a hacerlo. El amo no se había movido en ningún momento, me protegía de esa manera y mi corazón se llenó de confianza por lo que siente por mí. Debe sentir algo.

Coloqué mi mano sobre el abultado estómago de Hana, tuve que moverla varias veces antes de sentirlo.

-Son dos- afirmé -Uno lo suficientemente débil como para no sentirlo a la primera.

-¡Nuestra pequeña!- las lágrimas color plata de la peli azul hicieron acto de presencia, era obvia su emoción.

-Eso no prueba nada, pueden traer gemelos.

-No lo son- afirmé -Viene un bebé y una semilla. Supongo que la semilla dará paso al árbol y flor que traerá a su hijo.

-Así es.- dijo el otro con diplomacia. -Soy Jimin, ella es Meyra. No hace falta presentarse, conocemos sus nombres. Partiremos hoy.

-No- me mantuve firme -Los Kim no se moverán de aquí.

-¿Por qué la princesa de las flores debe opinar?- se quejó la otra, de lejos se ve lo mimada que es.

-Lo dice la del polvillo  y alas de mosquito.


Las que pedían por el pollito alado, ahí anda 🤭

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Jimin

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Meyra






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