El odio había tomado mi vida misma, el sufrimiento por lo perdido me había consumido.Mi preciosa Madai, es momento de dejarte ir.
Te amo, Te amo. Lamento no haberlo pronunciado nunca en voz alta, haberlo profesado con gritos en las montañas o a tu persona.
Lamento haberme cegado con la venganza, haber entendido hasta ahora que tu no hubieses querido esto. Que tu puro corazón habría perdonado. Como me perdonaste a mí.
Me amaste, amaste lo malo de este mundo y moriste por ello, por mí. Después de todo la oscuridad consumió la luz.
Como ahora
Quizás no estoy hecho para amar, quizás cada ser que me ame de manera pura e incondicional deba morir, por el simple hecho de estar a mi lado. De amarme.
Dejé que mis manos buscaran aquel envase, lo admiré. Es poético esto.
Aunque si habría sido lo suficientemente valiente en aquel entonces lo hubiese hecho a su lado, quizás Tierra permaneciera con vida si así lo hubiese hecho.
¿Puedo amarlas a ambas igual? Eso no importa, ambas están muertas ahora y no soy merecedor siquiera de llorar sus muertes, mi furia mató a Madai, a mi florecita.
Y mi venganza a Tierra, mi tierna Luz.
Ahora mi cobardía acabará, me haré responsable de mis actos, mi paga es la muerte.
Recordé la primera vez que vi a mi preciosa Florecita, aquella belleza de en sueño que me tentó a probarla, aquella voz con miedo y sus temblores.
Sus besos tímidos, sus palabras al decirme que me amaba. Quizás siempre la amé, quizás apenas noté esos ojos ya había caído ante ella.
Luego tanto dolor por su muerte, la agonía que me impedía dormir, alimentarme, el dolor emocional que no se va.
Y aquel rayo de luz que me salvó en más de una ocasión, no las merezco. A ninguna de ellas, por eso fueron apartadas de mi lado.
Cuando más seres de los cielos cayeron en aquella tierra ardiente lo pensé mejor. Era mejor que acabaran ellos con mi vida, sería más tormentoso. Más doloroso. Es lo que merezco. Quizás sufrir por la eternidad.
Uno de ellos me alejó del cuerpo inerte de Tierra mientras otro posaba sus manos sobre ella para moverla, en eso la vi removerse y tomar aire al fin. Aquello fue como una bocanada de aire para mí, pero cuando el filo de su espada iba contra su estómago me importó poco que en mi interior yacía una incrustada desde el momento en que me movieron lejos de ella. Y lo alejé para ir contra quien quería dañarla.
Interpuse mi cuerpo contra quien quería dañarla pero el golpe nunca llegó. En cambio la mano de aquel castaño que conocía bastante bien lo derribó y acabó incrustando en el su espada.
Hoseok estaba aquí, también SeokJin, ambos pelearon los con seres de cielo pero mi vista estaba en el cuerpo de Tierra, estaba débil y dolorida.
-Hey, preciosa- noté gotas caer en su rostro y entonces lo noté, lloraba. Yo lo hacía. -¿Te duele mucho?- asintió levemente -No te muevas ¿si? Vas a estar bien- y aquella sonrisa apareció en su rostro y me dió calor en el pecho. -Tu nunca me obedeces ¿eh?- pronuncié en modo de broma, aún dolía verla así.
También la espada que me atravesaba, las heridas en mis manos. Estas se habían ennegrecido y el ardor era demasiado, aún así aquella sonrisa me hacía olvidar todo eso.
-¡Estás herido!
-Estaré bien. Preocupémonos por ti ¿si?- asintió levemente
-Min- entonces volví a mirarlos -¿Que haces aquí? ¿Tu las mataste?
-Solo a uno de los celestiales, ¿podrías ayudarla?- yo apenas podía mantenerme lúcido.
-Voy a sacar eso, si se mantiene ahí no sanarás- Hoseok había regresado, sus alas se acomodaron y desaparecieron de nuestra vista. Gruñí con dolor cuando retiró la espada.
-Eso no servirá. Debemos llevarlo a casa para curarlo. Esas armas están hechas para matarnos- fue lo último que escuché antes de desvanecerme.
Era tiempo ¿no? Ella estaba bien, yo podía morir.
...
Abrí los ojos, dolía todo mi cuerpo y aquello solo era unos grados menor que como me sentía cuando...
Las paredes eran modernas, y el olor era agradable, limpio, la cama cómoda y mullida.
-Despertaste- aquellas voz entusiasta se escuchó, mi vista dio con la suya, iba limpia, con rapas modernas y aseadas, su semblante se notaba más vivo.
-¿Cuanto llevo aquí?- tomé asiento con lentitud, no me gustaba esto. Esta debilidad. Por inercia llevé mi mano a mi pecho, donde guardo la llave y el frasco, no estaban.
-La llave está ahí- señaló una mesa, habían vendas
-¿Lo demás?
-Lo voté- dijo con un leve puchero -No puede, no puede hacer lo que pensaba.
-¿Me dices que hacer ahora?- aquello me causó gracia
-No puedes dejarme sola.
-No lo haría. Te puedes quedar con ellos, cuidarán de ti.- negó
-No, si usted se va yo también.- la miré de manera dura, es muy terca.
-Estarás bien con ellos
-Pero...
-Nada de peros, dame la sangre
-¡Dije que la voté!- gritó y entonces la noté llorar.
-No llores- dije de manera dura -No me manipules con tus lágrimas- eso la hizo chillar. -Para- aquello no me gustaba, no me gustaba ver esas lágrimas perla salir de ella. -Shh- callé mientras la acercaba a un abrazo.
-No puede dejarme, no puede
-No soy bueno para ti- negó en medio del abrazo.
-Lo amo- esta vez quien negó fui yo
-No lo haces, no puedes hacerlo.
-¡Por favor no me deje!- pedía entre sollozos -Por favor, por favor.
-Detente Luz. No llores más- tomé su rostro entre mis manos y aquellos labios llenos y rosados me tentaron a besarlos.
Lo hice
Solo una unión que deseé durara toda la eternidad. La amo
-No me deje, por favor- asentí
Es tiempo
Tiempo De... tiempo de...
¿Dejar ir a mi florecita? ¿Amarla a ella como no pude amar a mi hermosa ninfa de ojos verdes? ¿Luchar por ella? Lo único certero es que no la merezco.
No lo hago
Aún así... siempre fui egoísta.
-Yo puedo curarlo. Puedo curar su corazón. Permítame.
-No me iré. ¿Bien? No te dejaré Mi preciosa Luz en mi mundo de oscuridad. No te dejaré.
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Tiempo De...
FanficOctavo Libro de la Saga Paranormal Primer Libro: Gritó Lobo Segundo Libro: En Las Sombras Tercer Libro: Probar Cuarto Libro: Corre Quinto Libro: Te Atrapé Sexto Libro: Dominio Séptimo Libro: Deliberado Octavo Libro: Tiempo De...