Capítulo 2

78 31 14
                                    



-¿Por qué tanto revuelo?- quise saber.

Tenía dos días aquí, cada mañana me levantaba para comenzar a preparar los niños, cuando el día pasaba daba un baño y fingía dormir. Entonces iba a la ciudad a  alimentarme. Pasar el día bajo el sol me hacía sentir débil. Sedienta.

-La madre superiora está hablando con un señor. Vino porque quería supervisar el mismo las obras.

-¿Cuáles?

-Es que no sabes Marie- aquello la emocionaba. -Harán un nuevo edificio, con más habitaciones y cimientos más fuertes.

-Eso es maravilloso.

-Lo es, y lo mejor de todo es que el benefactor anónimo fue quien lo propuso.- mi estómago se contrajo al escucharla, pero no tuve tiempo de hacer más o decir algo.

La puerta de la oficina de la madre superiora fue abierta, de ella salió esta, acompañada. El estaba aquí.

Vestía tan bien, un suéter cuello alto y caso en tono beige, su pantalón en crema y su pelo oscuro pulcramente peinado. Aquellos labios pomposos que tanto adoro besar, su mirada intensa.

-Señor Kim, ellas son Sor Jiun y Marie, nos ayudan con los pequeños.

-Mucho gusto, Kim SeokJin, ¿Son aprendices a mojas acaso?- preguntó con palpable curiosidad.

-Sor Jiun si. Marie es una de las niñas que acogimos. Hace 7 años cumplió la mayoría de edad pero no nos desampara.

-Que agradable. Me gustaría un recorrido.
Quizás Marie tenga algo de tiempo.

-Por supuesto. Marie, acompaña al Señor Kim- estas partieron poco después dejándonos solos en el pasillo.

Aquel magnetismo que teníamos nos envolvió en instantes como una fuerza abrazadora.

-¿Hay un lugar privado en el que podamos hablar?- me hablaba con formalidad.

-Claro- caminamos hasta el final del pasillo, en este se encontraba la capilla, era pequeña y silenciosa, además de que a esta hora no se encontraba nadie en ella.

-Tanto tiempo

-Hace diez días nos vimos.

-Como dije, bastante tiempo- dió dos pasos hasta mí -Creí que querías estar con tus amigas. Ese fue uno de tus reclamos.

-Si viniste aquí a pelear yo...

-No, vine a disculparme. Pero antes me gustaría saber, ¿porqué dejar un lugar seguro para venir aquí? Sola, sin dinero.

-Para sanar

-Creí que mantenerte alejada de mí era lo que te mantenía sana.

-Dijiste venir a disculparte, pero no he escuchado más que reclamos.

-Por supuesto- miró a su costado, luego a mí. -Lamento haberte encerrado, y gritado. Manipulado también. Creía que era lo mejor para ti. Que si no lo hacía ibas a dañarte y eso no podía pasar.

-¿Por qué?

-Porque eres lo único que brinda alegría a mí vida. Lo lamento.

-Gracias- contuve las lágrimas para no dejarlas salir, esas palabras eran justas las que esperé de el cuando desperté. -¿Cómo supiste que estaba aquí?

-Llamo cada día para saber cómo estás. Y esto es lo único que te genera interés.

-¿Por eso donaste más dinero?

-Lo hice como ofrenda de paz. ¿Funcionó?

-Algo- reí ante su broma. -¿Por qué viniste?

-Quiero recuperarte. Discutimos y me largué. Lo siento, pero no... no era yo en ese momento, no era el yo que tú conoces y no quería dañarte.- su mano fue a mi mejilla y limpió una lágrima rebelde. -Solo quería darte algo de tiempo para pensar, hacerlo yo también.- sonrió -Pero un día solo te fuiste. Pensé que enloquecería cuando Namjoon me dijo. Se que aún es pronto, si necesitas más tiempo te lo daré. Esperaré, solo no voy a alejarme. Necesito saber que estás bien.

-Se supone que vine aquí a amarme.

-Puedes hacerlo en cualquier lugar.- mi ceño se frunció -Si quieres amarte aquí eso harás. Por eso digo- mordí mi labio para evitar reír. -También voy a ayudarte con eso.

-¿Con qué? ¿A Amarme?- asintió

-Voy a amarte también, mientras más amor recibas es mejor para ti.- sentí una sensación recorrerme, aquí estaba el.

Mi hombre

Diciendo amarme, viniendo por mí. Haciéndome un regalo indirecto, pidiendo perdón.

-Yo también debo disculparme. Pese al encierro siempre cuidaste de mí. Me cuidaste mejor de lo que yo misma lo haría. Y para ti también fue duro, a pesar de eso siempre estuviste ahí para mí.

-No de la manera correcta. Si así hubiese sido no habrías tenido que escapar de mí para hacer lo correcto. Y a pesar de que me preocupé, me alegro que que hayas encontrado a la plantita de Min.- puse los ojos en blanco.

-No lo menciones en mi presencia. No soporto a ese Vampíro.

Sus manos ahora estaban en mi cuello, estábamos tan cerca que con solo un movimiento lograríamos besarnos.

-Apenas hace dos días estoy aquí

-¿No quieres irte?

-Quiero ayudar.

-Ya lo hiciste, harán un nuevo...- negué

-Así ayudaste tu. Yo quiero hacerlo con lo que tengo- señalé mis manos, el las tomó y besó haciéndome estremecer.

-Bien, lo entiendo. Podemos quedarnos hasta finalizar las obras- asentí -¿Te estás alimentado bien? Tengo sangre en mí cuarto de hotel.

-Voy en las noches a la ciudad.

-Ya veo.

-Voy a quedarme a dormir. Aquí.

-Creí que estábamos juntos otra vez.- su rostro brilló con decepción.

-Y lo estamos. Quiero que llevemos las cosas con calma. Este tiempo nos ayudará a ambos.

-Lo sé- dijo y unió nuestras bocas.

Un beso lento y suave que supo a gloria, sus manos fueron a mi cuello y me acercó tanto como fue necesario para sentirnos.

-Extrañaba esto.

-Y yo a ti- dijo aún sobre mis belfos. -Vendré en la noche, para ir juntos. A cazar.

-Bueno.- volvió a besarme, solo un roce de esos pomposos labios.





.

Tiempo De...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora