Tiempo De...

Final del Sexto Arco

-¡Honney! Quítate la ropa

-¿Tan rápido?

-Hace meses te necesito así. No es rápido. No lo es- no paraba de besar mi cuello. Sus manos fueron a mi ropa de dormir y la sacó por sobre mi cabeza a la vez que la puerta era abierta. Era Jenny.

-¡Pon seguro!- chilló mientras salía de la habitación.

Este se alejó dejándome el cuerpo necesitado de él, cerró con tranca y vino a mí con una sonrisa lobuna. Se despojó de su camiseta y luego de su pantalón llevándose los bóxers con el.

-Estás más grande- sus músculos estaban más marcados, se veían más duros.

-Tanta energía sexual reprimida me hizo entrenar, resulta que puedo sacar músculos.

-Por tu lado Hada

-Por mi lado hada- tiró de la sabana cual tontamente usaba para cubrirme, él había visto todo de mí pero de pronto me sentía cohibida. Más por esa mirada intensa sobre mí.

Separó mis piernas con sus manos y me probó. Luego lo ví alejarse. Volvió con la sangre que había traído para mí. -Bebe- comencé a hacerlo a la vez que su pene frente a mi cara se sacudía de manera deseosa.

Cuando hube acabado su boca me tomó y probó el sabor de ella, la recorrió hasta saciarse. Entonces volvió abajo.

Su lengua deseosa se introdujo en mi y sus labios succionaron mi protuberancia. Se movía con maestría y cuando sentía que no podía ser mejor sentí sus colmillos tomar de mí. Ahogué un grito de placer cuando aquello pasó. Pero con la segunda mordida estaba lo suficientemente excitada como para perder la cordura.

Comencé a gritar como loca y aquello pareció encantarle. Tal fue mi necesidad que cuando tuve su miembro en mí interior me aferré a él, con manos, pies y boca. Mis paredes lo apretaron y gemimos al unísono.

Él éxtasis tomó parte de ambos y cuando alcanzamos el orgasmo nuestros cuerpos se soltaron contra el otro.

-¿Qué es tan gracioso?- estábamos recostados sobre la cama, abrazados por primera vez luego de tener sexo.

-Creía que tardarías más tiempo en perdonarme. Que me pondrías a prueba.

-Sabes que soy débil. Más si se trata de ti- admití -Me gusta este cuarto, múdate tu- pedí.

-Mmm, en un rato. Cuando te duermas. Aún no quiero soltarte.

-Ni yo.

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