CAPITULO 6

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LaurenPOV

Debo haberme vuelto loca. Si, estoy segura que si. Porque luego de derramar toda la bebida sobre Camila, entre en un mundo desconocido. Me había olvidado de como moverme, de como hablar. Mierda, creo que hasta había dejado de pestañear. Cuando volví a la normalidad; Camila me miraba con cara de sorpresa. Así que sin pensarlo, tome su mano y la llevé conmigo, obligándola a levantarse. Entré al baño golpeando la puerta contra la pared, hice pasar a Camila que aún seguía agarrada a mi y la acerqué al lavabo. Tomé una cantidad exagerada de pañuelos y comencé a pasarlos por el torso completamente mojado de Camila.

No podía dejar de sentirme como la mismísima mierda.

- Perdón – Dije con voz apenas audible- Lo siento, de verdad lo siento tanto Camila. La he cagado. Estabas tan hermosa... ¡Eres hermosa! Tienes una sonrisa mágica, y ahora lo he arruinado. Soy una idiota. -No podía dejar de hablar. No sabia como hacer para que me perdone por haber arruinado su ropa.-

Estoy casi segura que mientras yo vomitaba todo lo que salía de mi mente, Camila me miraba rezando para que cierre mi boca. Así que levanté mi mirada y me la encontré mirándome en respuesta. Sus ojos brillaban como dos luciérnagas en el medio de la noche. Había un mundo en esos ojos.

Camila volvió a bajar su mirada y sus ojos marrones quedaron fijos en mis pantalones.

- ¿Lauren? - La escuché decir con tono de duda. Así que me detuve y la miré a los ojos. Y al notar que no me miraba a mi, bajé mi vista-.

Allí fue cuando vi lo que sucedía. El verdadero problema. Así que con la velocidad de un rayo, saque mis manos del pecho de Camila, que aun estaba secando, y traté de esconder el bulto creciente dentro de mis pantalones.

- ¡Mierda! Lo siento. Lo siento. Lo siento. Esto no debería pasar. A decir verdad nunca me había pasado. Camila, lo siento. - Y nuevamente comenzaba con este tipo loco de verborragia y no podía dejar de disculparme; ya me estaba acostumbrando a que esto sucediera a su alrededor.- Debería irme. Lo siento.

Camila tomó mi mano, no dejándome marchar.

- Lauren, mirame. Lauren. - Y totalmente apenada por la situación, levanté la mirada. - Lauren, está bien, no pasa nada. Son cosas que pasan.

- Si, pero no debería pasarme contigo. Esta mal - Dije no pudiendo mirarla a la cara- Es esta mierda -dije señalando mi notable erección- que funciona cuando quiere. ¡Buena elección de momento, pequeño amigo!

- Mmm, no es nada pequeño... - Exclamó Camila con un tono de voz bajo, sin dejar de mirar mi entrepierna.

En ese momento ambas levantamos el rostro y nos miramos, descubriéndonos con una sonrisa llena de vergüenza y las mejillas totalmente coloradas.

- Lo siento. - Dijo Camila - ¿Puedo invitarte un trago para ofrecerte mis disculpas? Ya sabes, por mirarte allí.

- Pero si soy yo la que está totalmente apenada, y debería pedir disculpas.

- Ya lo has hecho muchas veces, Lauren. Pero esta bien, estamos a mano entonces. ¿Te parece bien así? - dijo Camila extendiendo su mano hacia mi.-

Así que extendí mi mano también, y tomé la suya para sellar nuestro trato. No podía dejar de mirarla. Algo en ella me daba paz y a la misma vez me revolvía todo por dentro. Era como estar corriendo una maratón en la luna. Comenzamos lentamente a soltar nuestras manos. Pero nuestros ojos no querían separarse.

- ¿Vamos?

- Iré. Solo dame un momento a solas. Ya sabes. Debo trabajar en un asunto.

Ambas reímos sin parar durante unos minutos. Conocía a la chica hacía apenas media hora aproximadamente, y ya había sonreído más que en lo que parecía ser toda mi vida. Había calma en ella. Y era lo que yo más necesitaba.

La observé abrir la puerta del baño lentamente, de espaldas a mi. 

¡Demonios! Su cuerpo era tallado por los mismos dioses. Tenía un trasero que hipnotizaba, y que seguro traía loco a más de uno. Austin había sido uno de ellos. Antes de cerrar la puerta por completo se volvió a mi y sin escucharla por el alto ruido de la música, pude leer sus labios diciendo "No tardes", seguido de una pequeña risilla que terminó en una adorable sonrisa, mordiendo la punta de su lengua.

A Lauren, esa risa, le pareció el sonido más perfecto del mundo.

Sabor a almendras -Camren-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora