CAPITULO 53

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Lauren POV

Acomodé a Lía nuevamente en su sillita, para ponernos en marcha. Nos detuvimos unas cuadras después, donde baje a comprar algunas frutas, incluidas las fresas que Camila tanto quería.

La ida a buscar a Antonio estaba siendo en silencio por el momento, podría pensar que se debía a que la pequeña dormía en el asiento trasero, pero sabia que la morena estaba un tanto enojada.

- ¿Quieres escuchar música? - pregunté mirándola durante un segundo para volver a mirar la carretera.

- No... - respondió a secas – Estoy bien así.

- De acuerdo... - dije suavemente no quedando conforme con su respuesta - ¿Me dirás que sucede? - pregunté.

- Nada sucede Lauren. Solo pasemos por Antonio y llévame a casa.

- ¿Te refieres a la tuya o a la mía? - pregunté y sentí como Camila dejaba salir un suspiro lleno de furia.

- Ugh, a la tuya Lauren. Pero si no te callas de una vez será a la mía– respondió.

- ¡Ay menina! ¿Por qué te enojas conmigo? - pregunté – Si no he hecho nada – Camila me miró como si fuera a matarme – Oh vamos, no me mires de esa forma, hice lo que me pediste ¿No es así?

- Si... - respondió a secas, mientras miraba por la ventana.

- ¿Entonces? - pregunté.

- Te tocó... - dijo en un apenas audible susurro.

- ¿Que? - dije intentando asimilar lo que había dicho - ¿Y por eso te enojas conmigo?

- No estoy enojada contigo – respondió dejándome mas confundida aun – Estoy enojada por sentirme así.

- ¿Celosa? - pregunté intentando comprender su mal humor. Camila inmediatamente se giró hacia mi, como si hubiera dicho la peor palabra del mundo.

- Si, celosa. ¿De acuerdo? Estaba celosa, y aun lo estoy.

- Pero menina, si sabes que tengo ojos solo para ti – exclamé colocando una mano sobre su muslo.

- Lo se, pero aún así tengo miedo de que te guste alguien más, y... - pero la interrumpí.

- No pasará... Ahora cambia esa cara, que por mas que me hayas hecho follarte de forma desesperada, cosa que me ha encantado, debo admitir; me gustas mas cuando sonríes – dije y una sonrisa apareció en su rostro al instante, para luego acercarse y dejar un suave beso en mis labios.

Sus cambios de humor seguramente continuarían sorprendiéndome.

Apenas minutos después, estábamos aparcando frente a la entrada del Colegio, para poder recoger a Antonio. Apagué el motor de la camioneta y me quité el cinturón de seguridad.

- ¿Vienes conmigo? - pregunté.

- Si, quiero hablar con tu madre – dijo y la miré frunciendo el ceño - No me mires así, debo volver a trabajar en algún momento. Por mas que ame pasar tiempo contigo, tengo cuentas que pagar... Y tú también. Así que le diré para volver mañana.

- Pero Camilaaaa... - exclamé con voz de niña pequeña que no esta obteniendo lo que quiere.

- Pero nada – respondió abriendo la puerta de la camioneta.

De mala gana bajé yo también de la camioneta y me dirigí a la puerta del colegio donde Camila me esperaba con la pequeña ya en sus brazos, que apenas había despertado. Abrí la puerta para que la morena pudiera pasar primero y caminamos a paso lento hasta la oficina de mi madre, al final del pasillo. A medio camino, tuve la necesidad de tenerla mas cerca, así que acerqué mi mano y tomé la suya para entrelazar nuestros dedos; acto que ella imitó y dirigió sus ojos a los míos para luego sonreír.

Sabor a almendras -Camren-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora