CAPITULO 67

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Camila POV

Lauren se había quedado en silencio y no decía absolutamente nada. Había quedado estática, sentada en el sofá, y lo único que parecía moverse era su pecho, que subía y bajaba acompañando su respiración. Su boca permanecía un tanto abierta y sus ojos estaban fijos en mi. 

La sala había quedado en silencio, hasta que un relámpago iluminó todo el lugar y se oyó el desgarrador estruendo de un trueno a continuación. 

- Será mejor que me vaya - exclamé mirando hacia la ventana y algunas gotas de lluvia ya comenzaban a mojar el gran ventanal.

- Nno... no - exclamó tartamudeando y volviendo a pestañear - No te vayas.

- Esta bien, Lauren... No debí haber venido - dije comenzando a caminar hacia la puerta de entrada para tomar mi bolso. 

- No te dejaré ir con esta tormenta - respondió - Quédate - pidió una vez estuvo a mi lado y me tomó de la mano.

Extrañaba sentir su piel junto a la mía. Me quedé mirando la union de nuestras manos unos segundos, para luego volver a centrarme en ella. Y mirándole a los ojos, acepté. 

Lauren se movía de un lado a otro, preparando el sofá de la sala, que aparentemente sería donde ella dormiría; mientras a mi me había cedido la cama de su habitación.

- ¿Por qué has preparado el sofá? - pregunté de pie a su lado, mientras la veía terminar de acomodar su almohada.

- Para que tu puedas dormir en mi cama - respondió como si fuera algo obvio - Debes dormir cómoda. Y las demás habitaciones no están preparadas, ya que he hecho algunos cambios, - dijo ahora mirándome - quiero decorar la última habitación para Antonio y lo único que he podido hacer fue pintarla... aún huele a pintura fresca allí. 

- Oh, no sabía que estaba todo listo ya... me refiero a su adopción.

- No lo está. Aún faltan algunas cosas por ver, pero creo que va encaminado para que salga todo bien, y pronto pueda mudarse aqui. 

- Me alegro mucho por ti, Lo... - y estaba siendo completamente honesta. Lauren merecía ser feliz. Y sabía de sobra que el poder tener a Antonio junto a ella, luego de haber peleado todo este tiempo, era su mayor recompensa.

- Gracias Camz - respondió sonriendo - Si necesitas algo no dudes en llamarme. No importa la hora... pero no olvides que es tu casa también - exclamó.

- No es mi casa, Lo - dije colocando una de mis manos sobre mi vientre y realizando una suave caricia.

- Lo es Camila... Todo lo que es mio, te pertenece. No lo dudes jamás - y luego de acercarse a mi, dejó un tierno beso en mi mejilla.

Me sentía completamente sola estando recostada en una inmensa cama, sabiendo que la ojiverde estaba durmiendo en un sofá a unos cuantos metros de distancia. No estaba pudiendo conciliar el sueño; mi mente no dejaba de pensar y solo era capaz de detener las ideas que corrían sin parar, cuando volvía a escuchar algún trueno, y volvía a notar como afuera parecía que el mundo se estaba cayendo de a pedazos. La lluvia había aumentado y un centenar de rayos caían sin parar. 

Parecía que la misma tormenta me baldeaba por dentro, y quería ser libre.

Estaba dando vueltas en la cama, de un lado al otro intentando encontrar la posición mas cómoda, y de esa forma tal vez el sueño me venciera y finalmente pudiera descansar. Pero no lo estaba logrando. Volví a girarme una vez más hacia uno de los lados, dándole la espalda a la puerta que había dejado abierta, con la intención de no aumentar las barreras que me separaban de la ojiverde.

Sabor a almendras -Camren-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora