CamilaPOV
Luego de cortar y comer el pastel, que por cierto, era una delicia; abrí mis regalos. Sofi me había hecho un dibujo en el que estábamos las 3 frente a nuestra casa de ensueños con un perrito dálmata muy pequeñito en mis brazos, y a esto, se le sumó un pequeño ramo de flores, que de seguro había tomado de las casas vecinas. Por otro lado, mamá eligió regalarme una blusa negra de manga larga, que dejaba al descubierto uno de mis hombros. Era perfecta.
No podría estar más feliz. Los regalos me habían encantado, y habíamos pasado un rato las tres juntas, que era todo lo que podía pedir para que mejorara mi día.
Al cabo de unos minutos, me levanté del sofá y comencé a recoger los platos y vasos que habíamos utilizado, y llevaría a la cocina. Ya estando allí, escuché que sonaba el teléfono y mi madre apresuradamente se levantó a contestar.
-¿Hija? – Escuché a mi madre decir al cabo de unos minutos.
-¿Si mamá? ¿Qué sucede? – Respondí terminando de guardar los platos en su lugar.
-Dinah acaba de llamar, dice que pasará por ti en 15 minutos; ya estáde camino. Así que sugiero comiences a prepararte.
-Pero ¿Prepararme para qué exactamente? – Exclamé con un tono más alto del que en realidad quería expresar. Comenzaba a tener miedo, Dinah siempre salía con esas ideas espontáneas, súper locas; y siempre me arrastraba con ella. Pero era mi mejor amiga, así que supongo no me quedaba otra opción que esperarla pronta.
Mi madre elevó sus hombros en signo de no saber cómo responder mi pregunta.
-No lo se. No me dijo exactamente que iban a hacer. Lo único en lo que hizo hincapié fue en que "arreglaras tu bonita cara", y dijo algo de tu trasero, pero me niego a repetirlo. – Mi madre se sonrojó y comenzamos a reírnos juntas.
-Está bien. Iré a darme una ducha rápida. Si llega antes de que termine de arreglarme, dile que me espere en la habitación.
En menos de 10 minutos, ya estaba pronta. Hacía tanto tiempo que no salíamos en la noche, así que no sabía de qué forma vestirme; sumándole que tampoco sabía a dónde íbamos. Por eso, elegí ponerme un jean claro de tiro alto, unas botas negras con un pequeño tacón y la blusa que mi madre me había dado de cumpleaños; que al probármela, pude notar que parte de mi abdomen quedaba al descubierto. Me coloqué un leve maquillaje; solamente coloree mis pómulos, delinee mis ojos y aplique levemente máscara para arquear mis pestañeas.
Apenas estaba terminando, cuando sentí dos golpes violentos en la puerta. Debía imaginarme quien era. Ese tipo de intensidad pertenecía a una sola persona. Dinah Jane.
La puerta se abrió hasta el final, dando paso a mi mejor amiga, que se había vestido como si esta fuera la última salida de su vida, y pensaba disfrutarla al máximo. Ella vestía un pantalón de cuero negro, super ajustado a su cuerpo, y una blusa negra con un escote que dejaba al descubierto parte de sus pechos.
No sabía aún que haríamos esta noche, pero seguro, Dinah quería acción.
Dinah entró a la habitación y se arrojó sobre mi cama.
-Hola Dinah. ¿Cómo estás? Yo bien. – Dije con cierta ironía, ya que la que se hacía llamar mi mejor amiga no me había saludado aún por mi cumpleaños.
-Diablos, Mila ¿A quién planeas matar hoy? Hasta de verte así, estoy considerando eso de la homosexualidad.
-Idiota, no es algo que puedes elegir. – Dije dándole la espalda para verme por última vez en el espejo. – ¿Vas a decirme de una maldita vez a donde iremos? No sé si estoy vestida para la ocasión.
-Oh, créeme que así estas perfecta. Iremos a la discoteca del centro, la que acaba de abrir hace unas semanas. Me han dicho que luego de medianoche se llena de gente y eso me asegura algún chico pasado de copas que quiera pagar mis tragos. – La miré un tanto desconforme con lo último que dijo.
-Di, debes prometerme que si decides marcharte, me avisarás antes.
-Lo prometo Mila, lo prometo. ¡Ahora apúrate, que quiero irme ya!
Me despedí de mi madre y hermana; y les pedí que no esperaran por mí, seguro volvería tarde y no quería preocuparles. Tomé mi bolso y nos dirigimos a la puerta.
Era una noche súper agradable. Debía agradecer que no había refrescado, y no necesitaba llevar abrigo. Caminamos una cuadra y allí encontramos un taxi. El centro de la ciudad no quedaba tan lejos de donde vivía, pero no queríamos arriesgarnos a caminar solas en la noche y que algo nos sucediera. Así que en menos de 15 minutos ya estábamos de pie en la acera de la discoteca.
La discoteca "Olympus" no tenía gran tamaño, pero si era agradable a la vista. En su exterior había un gran letrero de luces neón que ponía el nombre del local, y bajo este se encontraba una puerta doble que nos llevaba al interior.
Si hacía tanto tiempo que no salíamos en la noche, menos iba a recordar cuando había sido la última vez que había pisado una discoteca. Todo me avergonzaba. No sabía bailar bien, siempre terminaba pisando a quien estuviera junto a mi. No sabía beber correctamente; 2 tragos y ya estaba fuera. Y cuando digo fuera, me refiero a que podía llegar a dormirme abrazada al inodoro. Simplemente dos tontos tragos ocasionaban eso en mi.
Pero le iba a dar una oportunidad a esta salida.
No tenía nada que perder.
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Sabor a almendras -Camren-
Fiksi Penggemar- Lauren G!P - Supongo que Lauren no creía en el destino. Sobre todo no creía que la chica que conoció una noche en la discoteca, se convertiría en su nuevo amor. Por eso, acostumbrada a ser siempre engañada por mujeres oportunistas con el fin de t...