CAPITULO 9

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Camila POV

Me estaba empezando a sentir un poco intimidada por la cercanía que estaba teniendo con Lauren. Ni en un millón de años, se me hubiera ocurrido irme de una discoteca con una total desconocía, para terminar en su casa, vistiendo su ropa, recostadas en el sofá. No es que me estuviera quejando. Lo estaba disfrutando. Seguramente Dinah estaría orgullosa de hacer uso de la espontaneidad, al menos una vez en mi vida.

- Esta bien. ¿Qué te gustaría saber de mi? - Pregunté acercándome a su cuerpo, que yacía recostado sobre el sofá, con una mano descansando en el respaldo en mi dirección.

- No lo se... -Dijo tomando un sorbo de su bebida.- Sorpréndeme.

- Mmm bien... Mi nombre es Camila, mucho gusto. -Dije graciosa, extendiendo una mano en su dirección, la cual tomó, para luego dejar un beso suave en el dorso.- Tengo 21 años. Vivo con mi madre y mi hermana pequeña. Se tocar la guitarra; me enseñó mi papá, cuando era pequeña. Mi sueño es terminar con mi especialización en pedagogía musical, pero está pospuesto por el momento... - Dije mirando hacia abajo, donde mis manos jugaban de forma nerviosa entre ellas.-

- ¿Por qué está pospuesto? - Preguntó con cara de tristeza.

- Porque no puedo continuar estudiando de momento; por eso me viste en ese bar, intentando conseguir trabajo. Debo ayudar a mamá con los gastos. Ahora mismo mi prioridad es que mi hermana consiga nuevo colegio y tenga de comer en la mesa.

Lauren no dejaba de mirarme a los ojos, totalmente concentrada en lo que le estaba contando.

Su mirada iba mucho más allá, de lo que podía ver. Esos ojos. Esos malditos ojos.

- Ahora cuéntame sobre ti. -Dije cambiando de tema.

- Bien. Mi nombre es Lauren -Dijo elevando su bebida, en señal de saludo. - Tengo 22 años. Como verás vivo sola. Y tengo un local de arte. Nada interesante.

- ¡¿Nada interesante?! ¿Estas de broma?

- ¿Por qué lo dices? - Preguntó entrecerrando los ojos.

- Vives en esta hermosa casa -dije extendiendo mis brazos, para señalar todo el lugar- donde vives sola, y además tienes tu propio local de arte. ¿Eso te parece poco interesante?

Lauren elevó sus hombros como forma de darle poca importancia a lo que estaba diciendo.

- No lo se... Mi pasión por el arte no es algo que comparta con mucha gente. Mis padres en realidad tenían un futuro planeado para mi totalmente diferente. -Lauren se detuvo, pero la incentivé a seguir hablando.- Tengo un Máster en Informática; soy la mayor de tres hermanos, y mi padre quería que trabaje con él. Si es necesario y necesita de mi, puedo tomar su lugar; pero no es algo que me interese como para hacerlo durante toda mi vida.

- Te entiendo. -dije en voz baja, y sin notarlo apoyé mi mano sobre su rodilla.

Lauren bajó la mirada y se detuvo en mi mano. Estaba comenzando a ponerme sumamente colorada. Así que volví a hablar para distraerla de la situación.

- ¿Que cosas sueles pintar?

- Mmm -dijo volviendo la mirada a mis ojos- suelo pintar paisajes o simplemente lo que se me venga a la mente. Durante un tiempo pinté retratos, y muchos desnudos.

- ¡Eres una pervertida Lauren!


Ahí está nuevamente su risa. ¡Como amaba ese sonido! Como quería guardar en mi mente cada detalle; sus ojos, sus perfectos dientes blancos, sus mejillas coloradas. 

Era simplemente eso; verla y recordarla, en su estado mas real.


- ¡Ey, calla! -dijo empujando suavemente mi hombro hacia atrás- no soy una pervertida. Bueno, ya no mas. He decidido comportarme.

- ¿Cuando has decidido eso?

- Mmm... ¿Ayer?

- ¡Eres graciosa!

- Lo se...

Nos miramos a los ojos; creo que estábamos disfrutando aquello. Hablar y reír sin parar, estaba siendo una buena medicina para ambas.

- ¿Qué hacías en la discoteca entonces?

- He tomado un par de malas decisiones últimamente, así que mi mejor amiga vino a rescatarme. Y como "castigo" me llevó allí. Llegamos, tomamos unos tragos, bailamos y luego ella encontró un chico y la perdí de vista; allí fue cuando me acerqué a la barra...

- Y el resto fue historia...

- Exacto... y el resto fue historia.

- ¿Así que no estabas allí buscando musas?

- No esta noche. Las chicas allí eran muy fáciles de seducir, no tiene gracia si no representan un reto para mí – dijo guiñandome un ojo.

- ¡Ay por dios Lo! - ambas volvimos a reír- Esta bien, ahora quiero saber...

- ¿Si?

- ¿Cual es tu técnica maestra de seducción?

- ¿De verdad quieres saber? -dijo haciéndose la coqueta-.

- Si.

- Esta bien. Pero te lo advierto, puedes terminar en mi cama esta noche, y se enfriará la pizza que compramos y apenas hemos probado.

- No te preocupes Romeo. La pizza no se enfriará. Porque no podrás conmigo.

- ¿Eso crees?

- Si. Eso creo. Vamos, intentalo. Te reto a seducirme...


En ese momento, los ojos de Lauren se iluminaron con un brillo de excitación. Vi como curvaba sus labios, dando forma a una sonrisa de lado. De solo verla, ya podía sentir como las mariposas volvían a cobrar vida en mi interior. No paraban de revolotear. Y no pararían.

Cuando me di cuenta, su mano subía lentamente por la piel desnuda de mi muslo izquierdo, logrando erizar mi piel y provocando que comience a morder mi labio inferior tratando de aminorar lo que estaba sintiendo.


En ese momento supe, que estaba completamente jodida.



Sabor a almendras -Camren-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora