CAPITULO 88

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Lauren POV

Teniendo en cuenta las mañanas que había tenido estos últimos días, despertar una vez mas a su lado, sabía a gloria. 

Camila estaba frente a mi. Tan cerca, que si tan solo una pequeña brisa entrara por la ventana y fuera capaz de moverle, su rostro podría perfectamente chocar contra el mío. Y yo le besaría como si fuera la casualidad mas bonita, que sus labios y los míos se unieran una vez mas. Su boca estaba levemente abierta y se le podía escuchar el suave sonido de su respiración que hasta ahora, era lo único que se oía en el silencio de tan grande habitación. 

Había dormido poco y nada durante la noche. A decir verdad me la había pasado observándole como si fuera alguna clase de acosador nocturno. Supongo que es verdad eso que dicen que... "uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde"; yo no había perdido a Camila aún, al menos eso creía; pero la distancia que nos separaba aumentaba cada vez mas, aun cuando compartíamos una misma cama, a solo centímetros una de la otra. Yo no le había perdido aun, pero como le extrañaba. Extrañaba sus risas y esas tiernas sonrisas que hacía, en donde mordía la punta de su lengua. Extrañaba oír su voz. Extrañaba la parte de ella que se molestaba por cualquier cosa, y también la parte en la que se volvía una pequeña niña en busca de amor, cuando terminaba el enojo.

Yo no le había perdido aun, pero estaba a punto de hacerlo.

Supongo que me perdi mirandole, porque en un momento tuve dos ojos café clavados en los mios; mirándome tan fijamente que mi corazón comenzó a latir de forma frenética al verme descubierta.

- ¿Que haces? - preguntó frunciendo sus cejas.

- ¿Que? - pregunté extrañada. Apenas había oído lo que había dicho la morena, una vez logré salir del trance que me había provocado su mirada.

- Te he preguntado que haces...

- Nn... nada... 

- ¿Y por qué me mirabas asi? - y sus ojos fueron desde los mios a mis labios, e imité su acción.

- ¿Asi como? 

- Con cara de tonta... - dijo y comenzó a levantarse.

- ¡Ey! - me quejé - ¿No te parece muy temprano para insultarme ya?

- No. Levantate y bañate... hueles mal - y recordé en ese momento, que había omitido mi ducha nocturna, simplemente para no abandonar la habitación. 

- Eres tan molesta... - y apenas terminé de hablar, un almohadón golpeó mi rostro - ¿Que haces?

- No he sido yo.

- Eres insoportable... no me has dejado dormir ¿sabes? - dije incorporandome en la cama - estaba teniendo un buen sueño hasta que has comenzado a roncar a todo volumen, y aun asi me sigues molestando.

- ¿Has tenido un buen sueño? - preguntó retoricamente -. No era necesario que lo dijeras, tu cuerpo habla por ti, pervertida - y sus ojos descendieron inmediatamente a mi entrepierna, para darme cuenta finalmente sobre que hablaba.

- ¡Oh! - dije sintiendo un poco de verguenza, por mas que era algo completamente normal en mi cada vez que despertaba a su lado. Pero no quería que ella ganara esta tonta pelea, asi que contrataqué -. ¿Quieres aprovecharla? - dije señalando mi miembro completamente erecto. 

- No. No quiero - e inmediatamente cerró con fuerza la puerta del baño.

- De acuerdo. Tu te lo pierdes, amor - exclamé -. Pero no te preocupes, me ocuparé de ello y será pensando en ti.

- ¡Ugh! ¡Vete! - gritó desde el otro lado.

Y solo pude irme de allí riendo, sintiéndome completamente victoriosa en esta tonta batalla. Y completamente derrotada en solucionar el problema real.

Sabor a almendras -Camren-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora