CAPITULO 24

1.8K 135 2
                                    

CamilaPOV

Por mas que Dinah me había dicho repetidas veces que debía encontrar a Lauren para saber la verdad; y aunque creo que tenía razón, una parte de mi quería olvidarla y seguir adelante.

Tenía tantas cosas en la cabeza, que pasaba las noches con insomnio, y amanecía con el cansancio pesando en mi cuerpo.

Estaba agotada de tanto pensar y pensar, de analizar todo lo que había pasado y de crear situaciones en mi cabeza, en donde todo había terminado de forma diferente a como fue. Pero cuando volvía al mundo real, también volvía el sentimiento de vacío, de tristeza y de haber sido engañada; que no podía dejar atrás.

Había pasado ya una semana desde que había conocido a la ojiverde, y aunque ya no quedaban rastros de ella en mi cuerpo, una parte de si, siempre iba conmigo.

Mi mente no quería renunciar a ella.

Tal vez yo tampoco quería.

Pero debía intentarlo, así que cada mañana, como todas las mañanas antes de ella; me levantaba temprano, preparaba el desayuno y volvía a mi rutina.

¿Que cuál era? Buscar empleo.

Había recorrido ya gran parte de los comercios que mas próximos estaban a donde vivía, pero estaba empezando a creer que debería ira zonas mas alejadas, y tal vez tendría suerte. 

No podía rendirme con algo tan importante.

Así que a primera hora de la mañana, tomé el autobús y recorrí el centro de la ciudad; entre a bares, florerias, librerías y varios comercios. Pero nada. No estaba teniendo suerte, como de costumbre. Obviamente nadie iba a contratar a alguien que no tenía experiencia, y pensando eso, mas desmotivada aún me sentía... Así que cansada de seguir escuchando algunos "No, gracias" y otros cuantos "Te llamaremos si surge algo" que estaba segura no sería así; decidí tomarme un descanso en la plaza que estaba en la acera de enfrente, del último lugar al que había entrado.

Aquel parque era hermoso y no estaba exagerando. Muy pocas veces había pasado por allí, pero nunca me había detenido a observar. Los espacios verdes estaban repletos de grupos familiares conversando bajo los árboles y otros tantos disfrutaban del sol mañanero. Había una zona de juegos abarrotada de niños  corriendo y saltando de un lado a otro, y otra zona mucho mas pequeña con mesas y bancos.

Y allí fuí.

Crucé la calle de forma apresurada y me dejé caer en uno de los bancos de madera.

Estaba agotada, me dolían los pies de tanto caminar, tenia hambre y estaba totalmente desmotivada.

Para distraerme, empecé a mirar el lugar. Era un dia precioso, el sol brillaba y habían unas pocas nubes en el cielo. Se escuchaban conversaciones a lo lejos, los niños reían y el cantar de los pájaros armonizaba la mañana.

Dejé salir un largo suspiro, mientras ponía mi cabeza entre mis manos. Cerré los ojos por un momento, intentando respirar profundamente un par de veces para calmar el sentimiento de tristeza que estaba entrando en mi.

Todo se había calmado en mi mente. 

Hasta que sentí algo tocar mis pies.

Levante enseguida la mirada y vi a mi lado una pelota de color rojo un tanto pequeña. La tomé en mis manos. Miré hacia mi izquierda intentando buscar su dueño, pero los niños que allí habían, no parecian serlo.

Pero fue cuando volví mi mirada al frente, que encontré a quien pertenecía. Allí había un grupo de niños, acompañados de una señora, que al parecer estaba encargada de cuidarlos; y uno de ellos se acercaba a mi corriendo de una forma media torpe.

Sabor a almendras -Camren-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora