CAPITULO 4

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LaurenPOV

Al llegar al auto, encendí la radio y coloqué música al azar. No quería estar en silencio. Tenía un viaje al trabajo de al menos 20minutos, en los cuales aceptaría cualquier cosa menos el murmullo de mi cabeza pensando en cómo había caído tan bajo al volver a invitar a Chloe a pasar la noche.

Luego de algunas curvas y algunos semáforos en rojo; aparqué mi auto frente a mi lugar favorito en el mundo. Mi estudio de arte.

Era un local bastante pequeño, pero así me parecía perfecto. Era de un color totalmente blanco por dentro y fuera, y lo primero que veías al estar en la acera era el logo; una gran libélula. Bajo ella,había una gran puerta y ventanales de vidrio que permitían ver hacia el interior.

Tomé la llave de mi bolso y abrí la puerta. Al entrar, ya me sentía en mi hogar de nuevo, mi lugar en paz. Encendí las luces y fui directo a mi escritorio. Encendí mi computadora y puse algo de música tranquila.

La semana anterior me habían llegado algunos pedidos; retratos, cuadros de paisajes y algunos cuadros en los cuales podía retratar lo que quisiera, ya que me habían dado la total libertad de pintar a migusto. La mayoría de ellos ya los había terminado, me quedaban solamente algunos pendientes. Así que me decidí por llamar a los dueños de los cuadros ya terminados, para informarles cuando podrían pasar a buscarlos; y así ahora quedaba libre de poder ir por la ciudad en busca de alguna cosa que retratar.

Por lo general, los días soleados como lo era hoy; tomaba mis herramientas, picaba algunas frutas y pasaba a comprar un café en alguna tienda de paso, mientras me dirigía a la playa más cercana.Amaba la sensación de enterrar mis pies en la arena, el sonido del mar y el sol iluminando mi cara. Todo allí me tranquilizaba, no necesitaba nada más.

Ese día, me la pase hasta la tarde sentada en la arena. No quería irme. Tampoco eracomo si tuviera algo más interesante que hacer. No quería volver ala soledad de mi casa, al menos aquí podía ver a las familias y susniños jugar, como estos gritaban y reían por horas y no secansaban. Yo también quería eso. Lo había querido por tantotiempo. Pero Steph siempre me decía que debíamos esperar, y yo nolo entendía. O no quería entender.

Pero ahora sí.

Ahora intentaba grabarme en la mente, que cosas así no le sucedían a mujeres como yo. Ya no tenía aquella gran esperanza de encontrar ala chica perfecta, y enamorarme tanto que quisiera darle hijos y formar una familia.

Me negaba a aceptarlo, pero sabía que todo se debía a mi miedo a volvera ser rechazada. Entonces me terminé convirtiendo en una persona fría.

Mis traumas se convirtieron en armaduras, y nada ni nadie, podía volver a hacerme pedazos nunca más.

O al menos, eso creía.

Antes de que oscureciera, ya estaba de vuelta en casa. Había cenado algo liviano y ahora me encontraba en el sofá de la sala, recostada,buscando alguna cosa en la televisión, pero no teniendo suerte en ello.

No quería mirar programas sin sentido, pero tampoco quería dormir aún.

Así que busqué mi teléfono y llamé a quien sí sabía que cosas divertidas podíamos hacer esta noche.

Estuve más de media hora al teléfono hablando con Normani.

Normani era mi mejor amiga, nos habíamos conocido cuando ambas teníamos diez años. Yo había viajado a Brasil con mis padres y hermanos. Papá quería viajar y vacacionar un tiempo, pero mamá tuvo otra idea. Así que nos mudamos a Rio y allí vivimos hasta hace dos años,que decidimos volver para que mamá pudiera hacer lo que siempre había querido. Poder ayudar a todo aquel que quisiera salir adelante, a través de una educación igualitaria para todas las clases sociales. Aquello me había hecho admirar a Clara aún más delo que ya lo hacía, por eso, siempre que podía, iba hasta el Colegio que ahora regía bajo nuestro apellido y la ayudaba con todo aquello que podía.

Me encantaba estar allí. Y a excepción de mi estudio de arte, nada me hacia tan feliz como compartir las tardes con los niños del Colegio.

Mis hermanos, también habían estudiado allí. Chris ahora tenía 20 años y había comenzado a trabajar junto a Michael, mi padre, que tenían su propia empresa de seguridad informática. Taylor, mi hermana menor, con 17 años, estaba eligiendo aún qué carrera quería seguir.

Sentí el timbre sonar y me levanté a abrir la puerta. Normani entro a mi apartamento como si el lugar le perteneciera para luego girarse y darme un abrazo apretado.

-¿Cómo estás, Laur?

- Bien Mani ¿Tú? – Dije aún sin soltarla del abrazo.

- Bien, más que bien. Estoy esperando que vayas a prepararte para que comience la noche.

- Me da miedo preguntar que tienes en mente, pero lo haré de todas formas. ¿A que me arrastrarás esta vez?

- ¿Yo? – Preguntó haciéndose la ofendida.

- Si, tu. ¿A dónde iremos?

- Iremos a que cambies esa cara horrible que llevas. Aunque no creo que sea sexo lo que necesitas. Pero si tal vez un par de tragos, que te hagan olvidar que te sigues follando a esa estúpida escuálida.

- Okey... Okey. No diré nada, porque tienes razón. A partir de hoy – dije levantando mi mano en signo de promesa – me comportaré. No más acción para Lolito... Se estaba negando a funcionar de todas formas.

- Lauren, cuando será el día que dejes de llamar por nombre a tu pene...

- ¡Jamás!

Ambas nos reímos, nuestras charlas siempre eran muy honestas y la mayoría de las veces terminábamos riéndonos por horas.

Normani esperó por mí en el salón hasta que estuve pronta. Había decidido vestir un top blanco que iba anudado en mi espalda y que dejaba al descubierto mi abdomen, y un pantalón y campera de Jean desprendida.Mi cabello iba como siempre, peinado hacia cualquier lado, ya que lo arreglaba simplemente con mis manos.

Salí de mi habitación gritando.

- ¡Estoy pronta!

- ¡Ya era hora! Estaba comenzando a dormirme aquí sentada. ¿Te he dicho que tu sofá es muy cómodo?

- Tu no, pero muchas chicas sí. – Dije riéndome.

- ¡Eres imposible! ¡Asquerosa! – Y aún sin terminar de hablar me tiro todos los almohadones que estaban a su alcance. Fui capaz de esquivarlos y el último se lo devolví golpeándola en la espalda.

- Anda, levántate y deja de jugar. Vamos ahora antes de que cambie de opinión.

Normani había llegado en coche, y en él nos fuimos a una discoteca que según ella, había inaugurado un local en el centro, hace unas semanas. No quedaba lejos, así que en unos minutos, ya estábamos en la puerta del lugar.



Sabor a almendras -Camren-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora