CAPITULO 82

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Lauren POV

Muchas cosas había sucedido desde el momento en el que puse un primer pie en Brasil.

Camila me había llamado al enterarse de como solían llamarme cuando vivía aquí y eso me había tomado por sorpresa. Al parecer, alguien me había reconocido y se había corrido la voz de que estaba una vez mas en el lugar en el que había echado todo a perder.

Pero para mi suerte, yo ya no era la misma mujer que se había permitido vivir la vida loca durante un viaje que terminó durando mas de lo planeado. Tantas cosas habían sucedido cuando era simplemente una adolescente, que no podía mas que pensar en cuánto había cambiado en estos años. Y me negaba a perderlo todo, una vez mas. 

Ya no era esa tonta Lauren que se pasaba los días en las calles fumando y bebiendo junto a unos amigos que prometían estar a su lado en todo momento, como si eso pudiera ser verdad. Ya no era la Lauren que se acostaba con cada chica que le pareciera atractiva, y mostrara un mínimo de interés; simplemente para llenar su pobre vida. 

Ya no quería ser la diosa Jauregui. 

Ya no era la Lauren que había decidido que vender drogas era la mejor opción para conseguir dinero, y se introdujo en un mundo del cual no era fácil escapar. Ya no era la Lauren que le había arrebatado la familia al niño que ahora anhelaba poder adoptar.

La Lauren de ahora tenía algo por que luchar. Tenía una razón por la que querer ser mejor cada día. La Lauren de ahora tenía a Camila, tenía un frijolito en pleno crecimiento y un deseo único de ser la madre de ese niño que había cautivado su corazón desde un primer momento.

Había llegado a mi habitación del hotel y me dejé caer sobre la cama. Estaba agotada. Mi teléfono había recibido un montón de mensajes de los cuales solamente fui capaz de leer algunos y los demás simplemente ignoré. Mis viejos amigos decidieron que lo mejor sería invitarme a divertirme como en los viejos tiempos y ya no encontraba forma amable para negarme. Y al cabo de unos días, decidí que nada malo podría pasar. Así que durante la primer semana de mi estadía allí; realicé la mayor cantidad de cosas que podía con respecto al trámite de adopción, y durante las noches salía a divertirme con ellos. 

Un par de cosas había dejado en claro desde un primer momento. Y para mi suerte fueron respetadas.  No quería volver a lo que era antes, y me negaba rotundamente a minimamente involucrarme en algún tema de drogas otra vez. Y por mas que insistieran en que vuelva a mis viejas andanzas, no pondría ni un solo dedo sobre ninguna chica, a no ser que fuera mi Camila.

Cuando decidí que no tendría secretos con la morena, me propuse mantener aquella promesa. Así que por ese motivo cada vez que tenía planes como los que usualmente hacía a la noche, le llamaba previamente. Y cada vez que hablábamos sobre ello, no perdía la oportunidad de recordarme que era una idiota; y por mas que algunas veces se enojaba conmigo, sabía que otras tantas fingía estarlo, pero era simplemente porque tenía miedo.

Era jueves a la tarde, y luego de siete días de fiestas hasta la madrugada, decidí que lo mejor sería quedarme en mi habitación y descansar. Quería hablar con la morena durante horas y decirle cuánto la extrañaba y ansiaba volver. Pero quería hacerlo con buenas noticias, así que antes de llamarle planifiqué cuales serían mis actividades para el próximo día. Y eso incluía ir en busca de alguna pista que pudiera decirme si efectivamente, Antonio aun tenía familia aquí. 

En Rio, era solamente una hora mas tarde que en Miami, asi que sin desatar aun mas mi ansiedad por volver a escuchar su voz, marqué el número móvil de Camila.

Camila POV

La tarde de clases estaba por finalizar, así que luego de abandonar la oficina de Clara y dejar a Antonio en el autobús que lo llevaría de vuelta al orfanato; caminé a paso acelerado hasta llegar al vestuario. 

Sabor a almendras -Camren-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora