CAPITULO 78

980 87 5
                                    

Lauren POV

Decir que Camila estaba disfrutando este momento, era poco. La morena se acercaba cada vez mas a su madre, y tiraba de mi mano, mientras la apretaba con fuerzas como si yo fuera a salir corriendo de allí. Y a decir verdad, lo estaba considerando. 

- Cami, mi amor ¿como estas? - dijo Sinu una vez tuvo a su hija frente a frente, para luego abrazarle y darle un tierno beso en la frente. 

- Hola mamá - contestó respondiendo su abrazo, para luego de separarse de la mujer, mirarme a los ojos invitándome a acercarme -. ¡Ven! - exclamó extendiendo su mano hacia mi.

La mujer esperaba a que me decidiera a subir el ultimo escalón de la entrada, y finalmente me acercara a ella. Estaba siendo una completa cobarde, y sabía que Camila usaría eso contra mi.

- Buenas noches, señora Cabello - saludé extendiendo mi mano hacia una mujer que me miraba confundida.

- Pensé que habíamos quedado que mi nombre era Sinu... - bromeó -. Ven aquí y dame un abrazo, Lauren... - hizo una pausa -, no he hecho uno de tus postres favoritos para nada.

- ¡¿De verdad?! - exclamé sorprendida de que la mujer se hubiera tomado el trabajo de consentirme en algo.

- Ajá - respondió haciéndose la interesante -. ¿Cómo está este pequeño niño? - preguntó dirigiéndose a Antonio que estaba haciendo un esfuerzo enorme por mantenerse despierto.

- Mi amor, ella es la mamá de Mila... dile hola - dije dirigiéndome al pequeño. 

- Hola mamá de Mila - saludó un tanto vergonzoso.

- Hola Antonio, ¿qué te parece si vas en busca de Sofi y le dices que te preste alguno de sus juguetes?

Antonio se volteó hacia mi inmediatamente, pidiendo de alguna forma autorización para hacer aquello. Asentí con mi cabeza, dándole permiso y lo dejé de pie en el suelo; para luego ver como salía corriendo hacia dentro de la casa.

- ¿Si te digo que he preparado arroz con leche - dijo en un perfecto acento cubano -, entrarás a la casa de una vez por todas? - preguntó para luego darse media vuelta y dirigirse a la cocina, dejándome totalmente enmudecida. 

Así que inmediatamente me giré hacia Camila, que me miraba con una sonrisa en su rostro, y yo sabía que simplemente se debía a que estaba haciendo un enorme esfuerzo por evitar reírse de mi frente a su madre.

- No te atrevas a reírte de mi, Camila - dije intentando sonar firme en mi pedido.

- Amor... - dijo riendo suavemente - ¿a qué le temes? - preguntó mientras acariciaba mi rostro, y aquello logró tranquilizarme.

- No lo se... supongo que no quiero defraudarle - exclamé.

- No seas tonta. Ella solo quiere que compartas un momento con todas nosotras, sin que sea en la sala de una clínica - comentó -, solo quiere conocerte. 

- ¿De verdad ha preparado eso para mi? - pregunté ahora un poco mas emocionada.

- No lo se, no me lo había dicho -. ¿Por qué no le preguntas tu? 

Y luego de aquella conversación no me quedó otra opción que madurar y hacerle frente a esta simple situación que me ponía tontamente nerviosa. 

La casa estaba tal cual la recordaba. Un pequeño mueble era lo primero que se veía al entrar, en donde habían un montón de fotografías y cosas hechas a mano que supuse eran de las pequeñas Cabello. Enseguida se abría una puerta que daba paso a la cocina, donde la mujer se encontraba terminando de preparar la cena. A mi derecha tenían una pequeña sala con un solo sofá, una mesa y un pequeño televisor colgado en la pared. Tres puertas podían verse; una permitía entrar al baño, y otras dos puertas, una al lado de la otra que pertenecían a las dos habitaciones. 

Sabor a almendras -Camren-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora