CAPITULO 13

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Lauren POV

Camila estaba volviéndome loca. 

Pero de la forma mas sexy que podía haber. Me estaba dando cuenta que la Camila inocente que yo había formado en mi cabeza al conocerla, se estaba desvaneciendo; porque ahora me tenía totalmente a sus pies.

Estaba siendo totalmente controlada; ya no quedaba ni una pizca de la Lauren que seducía a la chica que quisiera, ahora era yo la que estaba siendo seducida.

Camila podía morderse sus labios, y eso ya provocaba electricidad en mi cuerpo. Ni hablar cuando me hizo creer que basaría mis labios, y dejándome de ojos cerrados, se quitó su sostén, para colocarlo lentamente en mi regazo. Luego de ver sus pechos frente a mi, parte de mi autocontrol se fue por el desagüe.

Parecía que podía sentir mi entrepierna decirme a gritos que tomara a la mujer frente a mi y la hiciera  mía. Pero Camila no lo permitiría tan fácil, ella quería jugar conmigo. Y lo hacía con una calidad asombrosa.

Pero fue en el preciso momento en el que la vi recorrer su abdomen con su mano, para luego deslizarla dentro de sus bragas durante un segundo que perdí la fé en mantener la calma; cuando reaccioné, Camila extendía su mano hacia mi, con la mirada mas inocente que podría existir.

-Lo... ¿Puedes decirme si también aquí sabe a almendras?

Escucharla decir esas palabras de forma tan delicada, hizo que mi erección comenzara a moverse reclamando su atención...

Y ya no podía ignorarlo más.

Así que sin dejar de mirarla a los ojos, me incliné hacia adelante y envolví sus dedos con mi boca. Mi lengua los recorrió en su totalidad, saboreando su centro en ellos.

Esta mujer, sería mi perdición.

Cuando llegué a la punta de sus dedos y retiré mi boca; Camila dejo escapar un suave gemido. La tomé de la cintura con ambas manos y la traje hacia mi; cuando la tuve lo suficientemente cerca, apreté su trasero con fuerza y la empujé para que se sentara a horcajadas sobre mi regazo.

Al sentirla en mis piernas, elevé mi cadera para que mi erección tocara su centro. Camila gimió nuevamente. Yo la observaba mientras mordía mis labios. Nuestros ojos no dejaban de encontrarse y nuestros centros se movían uno contra otro, creando una fricción que ambas disfrutábamos.

Aún manteniéndola agarrada con ambas manos, la acerqué aun más hacia mí y pasé la punta de mi lengua por uno de sus pezones. Pude ver como Camila abría su boca en señal de sorpresa para luego dejar caer su cabeza hacia atrás, cuando tome su pezón con toda mi boca y comencé a succionar.

Camila no paraba de gemir, y eso era música para mis oídos. Estaba disfrutando escucharla, tanto como disfrutaba sentirla sobre mi.

Luego de darle durante minutos la atención merecida a ambos pechos, la tomé de la nuca y besé sus labios de forma intensa; fui respondida de la misma forma. El beso no disminuyó su intensidad durante un largo rato, nuestras lenguas danzaban entre una boca y otra; y parecían no cansarse.

Ya no pudiendo controlarme mas; tomé a Camila y me giré con ella aun sobre mi, dejándola recostada sobre la cama. Seguí besándola unos minutos más, para luego dirigirme al lado izquierdo de su cuello. Fui bajando a su clavícula y descendí entre sus pechos dejando que mi lengua marcara el camino.

Cuando llegué a su abdomen, deje unas mordidas un tanto fuerte, que lograron que los gemidos de Camila aumentaran su volumen, pero no fue hasta cuando llegué a la parte interna de sus muslos que volvió a hablar.

-Lauren... ¿Me vas a hacer rogar?

- Me gustaría escucharte rogar, si. - Dije y enseguida dejé una mordida en el borde interno de su muslo.

-¡Te odio! - dijo y me tomó del cabello acercándome a su centro.

Y esa fue mi señal.

Así que primero deje un beso suave sobre sus ropa interior. Cosa que la hizo temblar y afirmar su agarre. Lentamente deslicé sus bragas hacia un costado y sin esperar ni un segundo lamí su centro. 

Una, dos, tres veces.

Estaba disfrutando esto tanto como Camila lo hacía.

Volvía dejar un beso. Esperé unos segundos y pasé nuevamente mi lengua.

Una, dos, tres veces mas. 

Otro beso mas.

Y allí paré.

Solo se necesitaron dos segundos para tener a Camila con sus manos apretando con fuerza las sabanas y gritando:

-¡Lauren hazlo ya! ¡Por favor!


Y su deseo fue mi orden.

Sabor a almendras -Camren-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora