CAPITULO 84

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Camila POV

Lauren finalmente estaba de vuelta. 

Verla una vez mas me había hecho darme cuenta de cuanto le había extrañado durante todo este tiempo. Para mi suerte, ya se encontraba a mi lado y no dejaba de mirarme de esa forma que solo ella sabe hacerlo, donde sus hermosos ojos verdes logran hacerte sentir cosas inimaginables. 

No cabían dudas de que la ojiverde era una mujer hermosa, y lograba erizar cada célula de mi piel.

Me había tomado de la cadera hacía unos segundos atrás y me había besado, como si tuviera ganas acumuladas de mis labios. 

- Ven - dijo, para luego tomar mi mano y comenzar a caminar.

- ¿A donde vamos? - pregunté, mientras caminaba detrás de la mujer que tiraba de mi brazo para que le siguiera. Pero no contestó -. Lo... no. No iremos al baño, detente.

- Será divertido, lo prometo - exclamó sin detener su paso.

- Se que será divertido, pero Clara nos espera... 

- Entonces no demores - respondió.

Lauren no era fácil de convencer cuando algo se le metía en la cabeza. Y ella sabía que yo también moría por sentir sus manos sobre mi piel, pero de verdad, esta vez no era el momento adecuado. 

Pasamos frente a uno de los puestos que se encontraban dispuestos por todo el aeropuerto, donde vendían varias cosas, y mis antojos de dispararon. Lo quería todo. Y lo quería ya. 

- Amor... amor... detente - pedí, mientras ejercía fuerza con mis piernas para poder detenerme y fijar mis ojos en una colorida tienda de helados -. Bebé, quiero uno de esos - y la ojiverde se detuvo para mirarme.

- ¿Quieres qué? - preguntó un tanto confundida, para ver como señalaba con mi dedo índice el lugar -, ¿quieres un helado? - preguntó y simplemente asentí - ¿prefieres un helado antes que sexo? 

- Si... - respondí con una tierna voz, mientras me encogía de hombros.

- De acuerdo... dime cual quieres - exclamó, dejando salir un largo suspiro de resignación -. No puedo creerlo - comenzó a decir mientras tomaba su billetera del bolsillo trasero de su pantalón de jean -, me cambias por un helado.

Apenas minutos después, salíamos de allí una al lado de la otra mientras tomaba a Lauren de la mano, para entrelazar nuestros dedos; y con la otra me aferraba a un helado que parecía ser lo mejor que había probado en mi vida. 

Atravesamos la puerta corrediza de vidrio que se abrió apenas nos acercamos, y finalmente divisamos la gran camioneta negra que conducía Clara, y esperaba por nosotras aun al volante. Lauren abrió la puerta trasera para mi, y luego fue a sentarse al asiento del copiloto.

- No recordaba que mi hija fuera tan maleducada como para no saludar a su propia madre... - dijo la mujer una vez le tuvo a su lado.

- Hola mamá... - le saludó, para luego volver a quedarse en silencio.

- ¿Tu estas bien, Camila? - preguntó, mientras me miraba por el espejo retrovisor.

- Ajá - respondí inmediatamente, mientras volvía a tomar una nueva cucharada de mi helado. 

- Lamento que no hayas nacido con forma de helado - dijo juguetonamente la mujer, sabiendo exactamente que le molestaba a su hija; para luego reír al ver como Lauren le miraba con su ceño fruncido -. Las llevaré de regreso; y tal vez en esta semana puedan ir a casa, tu padre quiere verte Lauren.

Clara había manejado prudentemente hasta el apartamento de Lauren y se había detenido en la acera para dejarnos bajar. La ojiverde se había adelantado a entrar su maleta, mientras yo aun permanecía al lado de la mujer.

Sabor a almendras -Camren-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora