CAPITULO 48

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Camila POV

¡Dios!

Sus labios sabían a gloria. Sabían a eso que quieres durante mucho tiempo y finalmente lo obtienes.

Lentamente me incorporé lo suficiente para quedar sobre su regazo, colocando una pierna a cada lado de sus caderas; afirmando mi agarre a su boca.

- Camz... – escuché decir Lauren, pero yo me negaba a separar nuestros labios – Camz... detente.

- ¿Por que? - pregunté sin dejar de probar sus suaves labios.

- Porque debemos ir despacio – hizo una pausa – debemos hablar de muchas cosas y no quiero cometer errores contigo.

- ¿No podemos empezar a ir despacio mañana? - pregunté mirándola finalmente a los ojos y la ojiverde dejó salir un gran suspiro.

Supongo que estaba agotando las energías de su autocontrol. Así que abandoné sus labios para comenzar a dejar besos en sus mejillas para luego seguir por su cuello; y en ese momento sentí el cuerpo de Lauren tensarse debajo de mi. Esto no estaba dando el resultado que esperaba. Inmediatamente me detuve y dejé caer mi cabeza sobre su hombro.

- Lo siento – exclamé colocando ambas manos en su pecho para incorporarme.

- No lo sientas, yo también quiero Camila – dijo para luego hacer una pausa y mirarme a los ojos – Solo tengo miedo.

- ¿De mi? - pregunté temerosa.

- De todo. De hacer las cosas mal, de que te vayas.

- No huiré de nuevo Lauren – exclamé acariciando sus mejillas.

- Eso espero, porque no puedo hacer esto con miedo a perderte – y en ese momento no pude evitar dejar un suave beso en sus labios - ¿Quieres quedarte a dormir conmigo hoy? Prometo no poner mis manos sobre ti.

- ¿Por que no? - pregunté frunciendo el ceño, haciéndola reír.

- De verdad estas caliente menina – exclamó y pude sentir mi rostro quedar sonrojado en apenas segundos.

- Lo siento – dije comenzando a bajarme de su regazo para volver al sofá.

- No – dijo inmediatamente – No te vayas. Quédate así. Me gusta tenerte cerca.

- Está bien – respondí ante su pedido - ¿Me harás de comer?

- ¿Tienes hambre? - preguntó y asentí en respuesta.

- ¿Algún requisito?

- Mmm, no. Sorprendeme – exclamé.

- Perfecto entonces, aquí estoy. Comeme a mi – dijo con una sonrisa pícara en su rostro y solo pude reír en respuesta por sus ocurrencias.

- Oh, lo haré... - respondí siguiéndole el juego.

- Debes tenerme paciencia en todo esto, ¿Si? - comenzó a decir – No se nada de bebés, a no ser lo que he aprendido con la pequeña de Normani y básicamente eso se resume a darle el biberón. No se cambiar pañales sin que llore, no se como bañar un niño sin temer que se vaya por el desagüe, no se que hacer si una noche despierta enfermo, ni... - y supe que era momento de interrumpirla.

- Respira, Lo... Te enseñaré lo que sepa, y lo que no, lo aprenderemos juntas en el camino – hice una pausa – Lamento haberte ignorado. Tenía miedo y no sabía qué hacer, tampoco esperaba que fueras a tomarlo de esta forma.

- ¿Tenías miedo de mi?

- Si y mucho – hice una pausa al ver cómo su rostro ahora simulaba tristeza – pero fue solo hasta que tu madre habló conmigo.

Sabor a almendras -Camren-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora