CAPITULO 8

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Lauren POV

Me dirigí a la cocina, dejando a Camila en la sala, probablemente tratando de encontrar el control remoto. Apoyé las cajas sobre la encimera y fui a buscar platos en el mueble aéreo. Tomé dos y coloqué varias rebanadas de pizza en ellos.

Conocer a Camila había sido lo mejor de esta noche. No era el clásico tipo de chicas con las que solían verme. Camila era... totalmente lo opuesto. Se notaba que era una chica que no solía hacer esto de ira casas de desconocidos, pero por alguna extraña razón me estaba dando una oportunidad.

Aún sigo pensando en lo sucedido en el baño y sigo sintiéndome una estúpida. Soy consciente que no fue algo voluntario. Pero me sentía tan avergonzada; sin embargo, aquello parecía no haberle molestado. Y yo agradecía eso, porque de otra manera, no estaríamos aquí.

-Camila...

- ¿Si?

- ¿Quieres vino?

- No, gracias. Estoy bien con la bebida por ahora. No quiero pasarme y luego hacer un papelón frente a ti. Pero toma tú si quieres.

- No, por mi está bien así. No te preocupes, nadie más derramará su bebida en ti esta noche. - Dije mientras me acercaba a la sala con las porciones de pizza ya emplatadas.-

Escucharla reír, volvía a ser música para mis oídos.

- Iré a mi habitación a cambiarme rápidamente, quiero ponerme algo más cómodo.

- Bien, ve. Aquí te espero.

- ¿Estaría bien si te ofrezco ropa para que puedas cambiarte? - Mi voz salió en un tono bajo, ya que había mucha duda en la pregunta.- Podríamos lavar tu ropa aquí, y cuando quieras irte, ya puedes llevarla sin tener que oler a alcohol en el camino.

- Esta bien. Acepto tu ropa. Aún tengo frío; y tampoco quiero volver a casa y que mi madre pregunte si decidí bañarme en whisky en el medio de una discoteca. -Dijo riéndose.-

Comencé a caminar hacia el pasillo y le ordené a Camila que me siga.

Entre a mi habitación y sostuve la puerta para que pasara. Pero se quedó estática en la puerta, mirando a todos lados. Su cara parecía sorprendida. Como un niño cuando llega al árbol de navidad y ve todos los regalos que Santa le ha dejado. Toda ella, emanaba inocencia.

Dio una serie de pasos lentos, aún sumida en su mundo, y atravesó toda la habitación. Fue directo al gran ventanal que vestía la totalidad de una de las paredes. Era una vista maravillosa. Desde allí se podía apreciar parte de la ciudad, y lo más importante, el cielo, tal cual estaba ahora, perfectamente hermoso.

Camila no podía dejar de mirar las estrellas.

Lauren no podía dejar de mirar a Camila.

Puse suavemente una mano en la espalda de Camila para llamar su atención. Cuando sintió mi tacto, volvió de su mundo y se giró hacia mí.

- Tu habitación es hermosa. Bueno, todo aquí es hermoso.

- Gracias... La vista desde aquí, es lo que más amo de vivir en este apartamento. -Dije mirando a través de la ventana junto a ella.-

- Imagino lo que debe ser despertar aquí, con el sol entrando por estas ventanas.

- Piensas que es muy lindo, pero luego odiaras que el sol te dé justo en la cara, la mañana que despiertas con una terrible resaca.

Me volví hacia la cama, y tomé en mis manos una remera y un par de pantalones cortos.

- Toma. Puedes cambiarte en el baño, yo me cambiaré aquí. Puedes tomar una ducha si quieres, siéntete libre de hacer lo que gustes.

- Gracias Lauren. -Dijo tomando la ropa de mis manos y dirigiéndose al baño.-

Me quité la ropa que había llevado a la discoteca, me decidí por vestir una camiseta súper grande y un pantalón deportivo.

- ¡Camz, te espero en la sala! -Grité para que me escuchara.

- ¡Está bien, ya casi salgo!

Me dirigí a la sala y me senté en el sillón, dejando un espacio para Camila.

A los minutos, sentí como la puerta de mi habitación era cerrada, y por los pasos que se escuchaban, Camila estaba viniendo hacia aquí.

- No puedo creer, la bañera que tienes en el baño.

- ¿Te gusta?

- ¿Gustarme? ¡Voy a pedir una para mi próximo cumpleaños!

- Esta bien. ¿Cuando es tu próximo cumpleaños? Ese será mi regalo.

- Tendrás que esperar un año entero para eso.

- ¿Hace cuanto fue tu cumpleaños?

- Mmm, aproximadamente unas... 3 horas. -Dijo mirando el reloj de pared ubicado junto al televisor.

- ¿Estas diciendo que ayer fue tu cumpleaños? Bueno, hoy. Ayer. No importa. ¿Por que no me lo dijiste antes?

- No creí que fuera importante. Tu no me has dicho cuando es tu cumpleaños, así que creo estamos a mano. - Dijo cruzándose de brazos.

- Aún falta para mi cumpleaños, pero es el 27 de junio. ¿Puedo yo también pedir regalo de cumpleaños? Adelantado, si es posible.

- Está bien ¿Qué quieres de regalo?

- Quiero que me hables de ti. Tu has sido mi mayor regalo hoy, y quiero extenderlo lo más posible.


En ese momento, las mariposas que descansaban en el estómago de Camila, cobraron vida nuevamente. 

¿Qué es esto? Y ¿Cómo hacemos que se detenga?


Lauren no podía dejar de sonreír. 

Camila no podía dejar de mirar aquellos ojos verdes.



Sabor a almendras -Camren-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora