Capitulo S3

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— Hoy rescataremos al Jefe de las garras de los Héroes — gritó Kumik frente a miles de goblins y orcos.

La tribu Roca Amarilla había crecido en tan solo semanas hasta convertirse en una poderosa fuerza en el campo de batalla, imponiendo respeto y miedo en todas las tribus vecinas con su incansable lucha.

Su tamaño era tal que de tribu pasó a ser un clan con más de 14,000 miembros, siendo los hobgoblins de la tribu Roca Amarilla quienes dirigían cada tribu que habían conquistado y sometido.

El objetivo de tal expansión era solo uno: recuperar a Lina de las garras de los héroes. Para ello, desplegaron un ejército imponente y estratégicamente ubicado alrededor de la ciudad donde los héroes residían. El objetivo era sitiar la ciudad y asegurarse de que ningún enemigo pudiera ingresar o escapar.

— Mandemos la carne de primera fila — ordenó Ghea, quien era la estratega de aquella gran campaña.

Todas las tribus que habían sometido y estaban bajo su dominio eran nada más que carne de cañón para lograr su objetivo principal.

— Kumik, te dejo al mando de las operaciones — dijo Ghea, tomando sus armas preferidas —, mientras Kuga y yo nos ocuparemos de abrir una apertura desde el otro lado.

Delante de la ciudad, Keith y los demás héroes, así como los soldados y los aventureros, estaban desesperados tratando de fortalecer las defensas de la ciudad. El enemigo se acercaba rápidamente, amenazando con destruir todo a su paso.

En un principio, pensaron que solo era una ola de goblins queriendo saquear una ciudad, pero al notar que también había orcos y que habían escogido sitiar y asediar la ciudad, así como probar sus defensas, supieron que estaban organizados. ¿Pero por qué el grupo de héroes y los Rangos S que se encontraban en la ciudad no acababan de una vez con los goblins? Lo intentaron, pero se toparon con una unidad de élite ya conocida para los héroes. La tribu Roca Amarilla y sus poderosos guerreros los atacaron desde diferentes flancos y los obligaron a volver a la ciudad.

— Sabía que esa maldita nos traería problemas — gritó Míriam mirando el campo fuera de la ciudad —, puedo sentir el poder de las tropas de élite y esas 3 abrumadoras presencias.

— Calma — dijo Keith mirando a Míriam —, mientras sigamos defendiéndonos y mermando sus números...

— Nada de eso, los líderes y sus élites aún no se han movido — interrumpió Oswald —, estoy seguro de que están planeando algo.

Las primeras olas de goblins del día atacaron y los soldados comenzaron a reunirse en aquel lado de las murallas. Los arqueros se prepararon para disparar, mientras los guerreros aguardaban impacientes. Grandes lluvias de flechas cayeron sobre los goblins, pero estos, bien equipados y con escudos y armaduras, lograron llegar hasta las murallas y colocaron sus escaleras por las cuales comenzaron a subir.

Mientras tanto, del otro lado, en la zona menos protegida de la muralla, un soldado vio a alguien agachado sobre el borde de la muralla mirando la ciudad devastada en reparación.

— ¿Qué sucedió aquí? — era Kuga.

De pronto alguien más cayó junto a ella, era Ghea, quien traía en sus brazos a un pequeño goblin con un extraño báculo.

El soldado se dio cuenta de que aquel pequeño goblin era un chamán, comenzó a gritar y corrieron hacia Ghea y Kuga para matarlas o expulsarlas de la muralla.

— Ya empezó — dijo Ghea.

Dejaron al chamán en el suelo, este se puso a dibujar algo y ellas se pararon a defenderlo. Los soldados llegaron hasta ellas, pero no eran rivales, caían muertos con tan solo débiles golpes. Ghea y Kuga se miraron sorprendidas mientras los soldados caían uno tras otro.

Lina la Goblin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora