A pesar de las expectativas de consolidar relaciones diplomáticas, las reuniones con los enviados de otros reinos se tornaron en un rotundo fracaso para Lina. Cada propuesta de matrimonio, alianza o tratado fue recibida con firme rechazo por parte de la soberana, dejando un ambiente tenso y marcado por la desilusión. Las razones detrás de su postura intransigente se mantuvieron enigmáticas, generando especulaciones entre los representantes extranjeros y sembrando dudas sobre el futuro de las relaciones interreinos.
Lina adoptó una postura firme al rechazar los tratados propuestos, al percatarse de que su verdadero propósito era obtener productos y esclavos de Roan a un costo extraordinariamente bajo. Además, la astuta soberana identificó una intención encubierta de permitir la intervención de personas de otros reinos en sus tierras. Estas propuestas no solo buscaban el beneficio económico, sino también la infiltración sutil en sus dominios, planteando la posibilidad de circulación y asentamiento de individuos ajenos a su reino. Con sagacidad, Lina se negó a comprometer la autonomía y la integridad de su territorio, protegiendo con determinación los intereses de su pueblo y manteniendo una cuidadosa vigilancia sobre las maquinaciones extranjeras.
Lina desechó la posibilidad de forjar alianzas, ya que cada propuesta conllevaba la carga de involucrarse en guerras cuyos beneficios para su reino eran inciertos. Con astucia estratégica, la soberana anticipó los riesgos inherentes a estas alianzas, reconociendo que podría exponerse a traiciones potenciales cuando más necesitara ayuda por medio de esos pactos. La perspicaz líder comprendió que comprometerse en conflictos ajenos sin una clara ventaja para su propio reino podría resultar en consecuencias desfavorables, y prefirió mantener la independencia de su nación, resguardándola de las complicaciones y las incertidumbres que podrían surgir en el turbio terreno de la política internacional.
Las propuestas de matrimonio se encontraron con un rotundo rechazo, ya que llevaban consigo la carga de compartir el poder con individuos ajenos, quienes ejercerían presión no solo sobre ella, sino también sobre el imperio de Roan. Lina, con su perspicacia, comprendió los riesgos inherentes a ceder parte de su autoridad, temiendo no solo por su propia posición, sino también por la estabilidad de su dominio. Además, la soberana albergaba el temor de perder el respeto y la lealtad de sus súbditos, consciente de que aceptar un matrimonio por conveniencia podría minar la confianza depositada en su liderazgo.
Agravando su rechazo, Lina nutría sentimientos de odio y repulsión hacia los humanos, alimentados por las adversidades que había soportado bajo el yugo de su especie. Las experiencias pasadas habían dejado cicatrices profundas, consolidando en ella una desconfianza arraigada hacia aquellos que buscaban establecer vínculos con su reino. Este resentimiento se erigía como una barrera infranqueable, impidiendo cualquier posibilidad de compromiso.
Finalmente, en lo más íntimo de su ser, Lina se identificaba internamente como un hombre, a pesar de habitar en un cuerpo femenino. La aceptación plena de vivir como mujer representaría no solo un desafío para su identidad, sino también un golpe significativo para su salud mental y estado de ánimo. La lucha interna entre su identidad personal y las expectativas externas añadía una capa adicional de complejidad a sus decisiones, consolidando su determinación de resistirse a las imposiciones que amenazaban con comprometer su bienestar y la estabilidad de Roan.
Con el evidente fracaso de las negociaciones, el temor entre los reinos vecinos experimentó un notable aumento. Este clima de incertidumbre impulsó a las naciones circundantes a tomar medidas drásticas para salvaguardar sus fronteras y preservar la seguridad interna. Se desató una frenética actividad en cada rincón de los reinos, marcada por la urgencia de fortalecer las defensas territoriales, consolidar alianzas estratégicas y redirigir considerables recursos financieros hacia la potenciación de sus ejércitos.
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Lina la Goblin
FantasyUn hombre que se murió y estaba jodiendole la existencia a un Dios, es castigado renaciendo como un Goblin, peor aún, era una hembra parte de un raro espécimen. ¿Que le deparará el futuro en su nueva vida? Advertencia! No está demás poner una advert...