Capitulo 8

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Lina, en su forma masculina, yacía en el suelo de piedra, rodeado de la opulencia de un baño al aire libre situado en el corazón de la gran ciudad que ahora se erguía como la capital de su Imperio. Aunque el entorno prometía serenidad y belleza, su mente estaba turbada, incapaz de sumergirse en la tranquilidad que el lugar ofrecía.

—U-Ustedes están muy raras... Esperen... uuuh... —Su voz se quebró en sorpresa mientras intentaba entender la situación.

Dos pares de pechos esponjosos se presionaban contra su cuerpo, una experiencia extraña y desconcertante.

—Ahhhh... Jefe, cuando froto esto contra mis pechos, siento que se pone duro... ¿Se siente rico, Jefe? —Kuga, con curiosidad evidente en su tono, rompió el silencio con una pregunta cargada de exitacion.

El contacto de su piel con la suavidad de esos hermosos senos le hizo estremecerse, aunque intentaba mantener una expresión serena.

—Nhhh, Jefe... esto no está bien... tu cosa se está poniendo grande entre sus pechos... —Ghea, con una mezcla de en envidia y complicidad, observaba la escena con atención mientras Kuga se frotaba contra el miembro de Lina.

La sensación era embriagadora, una extraña mezcla de placer y culpabilidad que se entrelazaba en su mente mientras las manos de Kuga exploraban los contornos de sus pechos, superando en voluptuosidad a los de Ghea.

«Esto es el paraíso...» pensó Lina, mientras cerraba los ojos y se dejaba llevar por las sensaciones que invadían su ser.

Kuga estaba a su izquierda y Ghea a su derecha, ambas presionando sus senos contra ella, creando una sensación de calor y excitación que la embargaba.

No era sorprendente que Ghea y Kuga se comportaran así. Desde el día en que se conocieron, habían expresado abiertamente sus deseos e intenciones hacia Lina, sirviéndole con una devoción palpable. Incluso parecían estar bastante entusiasmadas con la situación.

«Finalmente podré...» su pensamiento se vio interrumpido por un suspiro de alegría que escapó de sus labios.

—No pienso quedarme atrás... yo... —la hermosa cara de Ghea se acercó a su entrepierna con determinación.

Ghea sacó su lengua y la deslizó desde la base hasta la punta del miembro de Lina con un suave y excitante movimiento, provocando una oleada de sensaciones indescriptibles.

—Mmm, chyuuuu... haaa... sabe extraño... pero se siente caliente... incluso cuando trago saliva, tu sabor... —Sus palabras, cargadas de lujuria, resonaban en el baño mientras su lengua continuaba explorando el miembro de Lina con destreza.

Kuga, sorprendida por la audacia de Ghea, no pudo contenerse y protestó:

—Ghea, no seas egoísta... yo también quiero lamer el pene del Jefe... —su voz estaba llena de anhelo y deseo mientras observaba la escena con ojos brillantes.

Mientras tanto, Kuga seguía presionando sus voluptuosos pechos contra el cuerpo de Lina, buscando placer tanto para ella como para Lina. Con una voz suave, le habló entre suspiros de placer.

—Haaa... esto se siente bien... —susurró con satisfacción, dejando escapar un suspiro.

—Nhhhhh, mhhhh... ah, no puedo soportarlo más... dámelo todo, Jefe... —suplicó Ghea, con un tono cargado de deseo y anhelo.

—Hey, Ghea... no seas injusta... yo también quiero el semen del Jefe... ah, hagámoslo juntas... —propuso Kuga con una mezcla de ansiedad y complicidad en su voz.

Ghea y Kuga seguían entregando placer a Lina con todo su calor y dedicación, sus lenguas y cuerpos explorando cada centímetro del miembro de Lina con avidez.

Lina la Goblin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora