Capítulo 2

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— Se cuenta la leyenda de tiempos antiguos, en los albores del mundo, donde dos hermanos ancestrales, divinidades primordiales, surgieron para tejer la historia — comenzó el relato el Sabio y Mago Supremo de los elfos. — A sí mismos se llamaron Deity y Aniru. Fue en ese tiempo cuando uno de los hermanos, asediado por la soledad, concibió una asombrosa idea: la creación de la vida. Pero, ¿cómo podría lograr semejante proeza? —.

Lina escuchaba con atención.

— Decidió forjar seres a su imagen, Elfos y Humanos, los primeros en caminar por este mundo, tras los pasos de los dos hermanos — continuó el mago, mientras trazaba símbolos en el suelo. — Por su parte, el otro hermano, ansioso por imitar la obra, emprendió la creación de sus propias criaturas. Al negarse su hermano a enseñarle el arte de dar vida, se aventuró por cuenta propia. Así nacieron Goblins, Orcos, Kobolds, Bestias y otras criaturas que dieron forma a la naturaleza. Sin embargo, insatisfecho a pesar de sus logros, anhelaba crear un ser comparable a los seres de su hermano, quienes amenazaban con destruir su creación. Buscaba un defensor —.

El dibujo en el suelo representaba un enigmático círculo con inscripciones que escapaban a la comprensión de Lina. El anciano murmuró palabras en el antiguo idioma de su pueblo, y las líneas comenzaron a brillar, iluminando el espacio circundante.

— Adéntrate en el círculo — instó el anciano. — Lo que ocurra a partir de ahora será bajo tu propio riesgo. Es la primera vez que utilizo magia de tal calibre —.

— Pero la historia... — inquirió Lina, ansiosa por conocer el desenlace.

— Conocerás el final de la historia si logras sobrevivir a esto — respondió el anciano.

Sin más preámbulos, Lina puso un pie dentro del círculo. Este se iluminó con mayor intensidad, y la gravedad en su interior se hizo aún más abrumadora. Lina pudo sentir la tensión en sus músculos mientras desafiaba la creciente fuerza gravitatoria. —No es gran cosa — murmuró con arrogancia.

Al tener todo su cuerpo dentro del círculo, rayos comenzaron a envolver su figura, y un destello de luz la envolvió por completo, haciéndola desaparecer ante los ojos de aquel elfo anciano.

— No se supone que debía desaparecer — murmuró el elfo, frunciendo la barbilla. — Se supone que con parte de su poder, debería abrirse un portal hacia lo que más anhela.

Lina escuchó esas palabras y respondió.

— Anciano, ¿qué ha sucedido? Puedo oírte, pero no puedo verte — dijo mientras exploraba su entorno. — No tengo idea de dónde estoy.

El elfo, al escuchar la voz de Lina emanando de la tenue energía luminosa del círculo, se inclinó hacia adelante para acercarse más a ella y poder escucharla con claridad.

— Dime, niña — comenzó a hablar — ¿qué ves?

— No lo sé, es un lugar completamente blanco hasta donde alcanza la vista — respondió Lina con preocupación. — Pero lo más importante, dime qué ha ocurrido. ¿Hay alguna forma de que pueda regresar?

El anciano examinó detenidamente cada símbolo dentro del círculo y notó un símbolo mal dibujado que, a sus ojos, carecía de significado. Lo copió en su libreta y anotó algunas palabras más antes de continuar.

— Escucha, niña, hay un error en uno de los símbolos. No estoy seguro de lo que sucederá si lo corrijo — el anciano parecía inquieto, pero también se mostraba emocionado.

En ese momento, Lina notó algo: un punto de color no muy lejos de donde se encontraba. Se acercó con curiosidad.

— Viejo, veo algo. Me estoy acercando — exclamó.

Lina la Goblin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora