—35—
Llaman al timbre y cuando abro, veo a Fina con un paquete de cervezas en una mano y una botella de Jagger alzada en la otra.
¡Por favor, qué horrible obsesión con ese licor!
Le cierro la puerta en un intento por dejarla fuera pero ella la detiene con un pie.
—Ya me ha tocado la prima aburrida —se queja antes de esquivarme y entrar—. ¡Marta! Te traigo un regalito.
Se va directa a ella y mi prima la abraza contentísima, abriendo la botella enseguida.
—Llegas dos horas tarde, te tienes que poner en sintonía.
Resoplo divertida y un poco resignada, para qué vamos a engañarnos y me alejo del peligro que suponen.
Lola y Mario están charlando en el sofá sobre esa nueva serie de Úrsula Corberó y me uno a ellos, cogiendo un trozo de pizza. La verdad que todavía no he tenido tiempo de verla, pero las redes sociales están llenas de reseñas positivas y mis amigos también me la recomiendan.
Me sorprende oír de nuevo el timbre porque aquí no falta nadie que yo esté esperando y la mirada de sorpresa de mi prima me acaba de dar la razón. Entonces me entra el pánico ya que la vecina pesada de abajo dejó de molestarnos hace mucho y sólo se me está ocurriendo una opción.
—Ainhoaaaa —saluda mi prima con demasiada efusividad y un tono alto—. Tú por aquí, ¿qué pasa?
Es un aviso para tontos, casi podría haberlo gritado en alto: ey, Luz, que ha venido Ainhoa, escóndete si no quieres que te vea.
Aunque lo hago de todas formas. Me pego a la pared de detrás de la puerta porque quiero oír lo que tenga que decir desde mi posición de seguridad.
—¿Os importaría bajar un poco la música? —le pide con un tono serio.
—Te has enfadado, ¿no? ¿Esto es porque no te hemos invitado? —le pregunta bastante achispada.
Y empiezo a tener miedo de haberle dejado a cargo de esta conversación en ese estado.
—Marta, por favor, que no es eso.
—Que yo te habría invitado, en serio —insiste mi prima—, si es que a mí me caes bien. Eres un poco rara, tía, aunque me flipa tu estilo y el humor inglés que te gastas es muy mi tipo. Pero esta fiesta la hemos hecho para animar a Luz y tú antes la animabas, vaya si lo hacías...
Tengo que taparme la cara a la desesperada porque se le está yendo de las manos y no tengo manera humana de frenarla sin delatarme, así que no me queda otra que seguir escuchando.
—Pero ahora como que no —sentencia preocupada—. Lo entiendes, ¿verdad?
—Habéis bebido mucho.
—No te creas —dice arrastrando las palabras sin convicción—. Unas cervecitas.
—Y chupitos —añade Fina sumándose a la conversación—. Unos cuantos también hemos tomado. ¿Quieres uno profesora? ¿Por qué no entras?
—No puede —le rebate mi prima enseguida—. No puede porque Ainhoa es una tía seria y currante y se tiene que ir a dormir.
—Marta, ¿dónde está Luz? —quiere saber ella, ignorando sus desvaríos.
Y puedo notar la preocupación en su voz y con razón, porque éstas dos van como las cabras y debe pensar que yo estoy exactamente igual.
—No lo sé —contesta dándole largas.
—Ni que el piso fuera un laberinto —añade Fina con un claro interés en ser asesinada—. Hace un momento la he visto en el salón con Lola.
Tengo que detenerlas, porque no pienso arriesgarme a que la dejen pasar, así que le doy una patada a la puerta, que rebota contra el hombro de mi prima y la obliga a mirarme. Si mi cara no le da suficientes pistas, el gesto amenazante de mi mano rasgando el cuello, se lo resuelve al instante.
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Choque de trenes
RomanceLuz va a empezar su último año de Gastronomía en Le Cordon Bleu de Madrid. Alejada de su familia y su Toledo natal, se apoya en su prima Marta y en Paolo para acabar de cumplir su sueño y convertirse en una de las mejores chef de toda la ciudad. Per...