Las Fratrías Templarias fueron el brazo militar de la Eclesiarquía durante varios siglos.
Historia/Fundación
Las Fratrías Templarias ya existían en el Milenio 32, al comienzo de la Guerra de la Bestia. Eran fuerzas fanáticas y bien armadas dedicadas a la seguridad del Eclesiarca y del Palacio Eclesiarcal, equipadas con armaduras de caparazón brillantes, rifles láser bañados en oro y bayonetas de energía.
Ampliación
Las Fratrías Templarias crecieron enormemente poco después de que la Eclesiarquía se trasladase de Terra a Ophelia VII para escapar del control del Administratum. Al margen del Administratum, la Eclesiarquía empezó a formar su propia flota de naves interestelares y ejércitos. Estas tropas estaban compuestas por una gran cantidad de transportes comerciales y naves de guerra, y docenas de ejércitos, cada uno de los cuales rivalizaba con un regimiento de la Guardia Imperial en número de tropas.
Tras la muerte del Eclesiarca Greigor XI y el aumento de las demandas de los Cardenales, en todo el Imperio se produjeron revueltas en masa que las Fratrías Templarias sofocaron rápidamente. Todos aquellos que desafiaban los derechos de la Eclesiarquía eran acusados de herejes y castigados en consecuencia.
En el Milenio 35, una fuerza de Fratrías Templarias bajo el mando del Misionero Morben el Devoto capturó e investigó un antiguo complejo fabril en el planeta Fornost del Segmentum Ultima, descubriendo viejos bancos de datos de la Era Oscura de la Tecnología y ocultando el hallazgo para poder negociar posteriormente con el Adeptus Mechanicus. Fruto del análisis de estos bancos de datos fue el diseño del tanque Immolator, que en virtud del acuerdo alcanzado con Marte solo podía ser producido para las fuerzas armadas del Adeptus Ministorum.
A principios del Milenio 36, la incidencia de las tormentas disformes empezó a aumentar. Con la navegación interestelar haciéndose cada vez más difícil en toda la galaxia y los recursos del Administratum y la Eclesiarquía concentrados en su lucha por el poder, la mayor parte del Imperio se sumió en la anarquía. En los pocos planetas todavía accesibles a las naves interestelares, el poder de la Eclesiarquía fue brutalmente impuesto por las Fratrías Templarias, y cualquier ligera desviación de sus santos decretos era considerada herética, colgando y quemando al responsable de ese crimen.
Era de la Apostasía
Posteriormente, al ejecutar al incompetente Paulis III y proclamarse al mismo tiempo Señor del Administratum y Eclesiarca, Goge Vandire tomó el control sobre las Fratrías Templarias.
Cuando Sebastian Thor empezó a predicar y a fomentar el renacimiento de la Confederación de la Luz en la Diócesis de Dimmamar, en el Segmentum Obscurus, Vandire envió a las Fratrías Templarias más leales a arrasar Dimmamar y aniquilar toda criatura viviente del planeta. La flota partió rápidamente, pero poco después de entrar en la Disformidad cerca del sistema Clax, fue destruida por una tormenta de proporciones gigantescas.
La última transmisión astropática hablaba de arcos de energía blancos que partían los cascos de las naves, y de que la potencia de la tormenta retorcía literalmente a hombres y máquinas, haciéndolos implosionar y desintegrarse. El sistema Clax ha quedado aislado desde entonces por la tempestad, y aún hoy es un área de malos augurios conocida como la Tormenta de la Ira del Emperador.
Con este severo revés para el poderío militar de la Eclesiarquía, todo el Segmentum Obscurus se alzó en rebelión, y poco después resultó imposible impedir que muchos otros sistemas y diócesis de todo el Imperio se sumasen al bando de la Confederación de la Luz. Fue entonces cuando el Adeptus Mechanicus y varios Capítulos Astartes (especialmente la legión de los Puños Imperiales y los capítulos de los Templarios Negros, los Bebedores de Almas y los Halcones de Fuego) se rebelaron abiertamente contra el Alto Señor y empezaron a enfrentarse a sus fuerzas por el control del Imperio.
Los Halcones de Fuego, en concreto, sufrieron terriblemente en estos conflictos, ya que su mundo capitular, Zhoros, fue sometido a un bombardeo térmico en masa por una flota de las Fratrías Templarias, y quedó reducido a una roca carbonizada sin atmósfera. El Capítulo, sin embargo, se negó a rendirse y continuó jugando un papel clave en la guerra contra el Alto Señor apóstata.
Finalmente, la Confederación de la Luz y sus aliados del Adeptus Mechanicus y el Adeptus Astartes alcanzaron Terra, asediando el Palacio Eclesiarcal. Este estaba defendido por las Consortes del Emperador y las Fratrías Templarias. En este periodo, sus miembros eran fanáticos despojados de humanidad y personalidad y reconstruidos enteramente en base al Culto Imperial proclamado por Vandire, con el único propósito de sacrificarse por el Dios-Emperador. Todo su cuerpo estaba cubierto de intrincadas cicatrices rituales y tatuajes religiosos, y hasta sus dientes habían sido tallados con diminutas imágenes votivas.
Combatían con el torso desnudo, protegidos por un escudo de energía generado por un implante acoplado a su espinazo y armados con armas láser de gran cadencia y corto alcance y espadas de filo de hematita. En la lucha, sus escudos les protegían bien de los disparos, pero una vez un enemigo conseguía penetrar su burbuja protectora dependían de su velocidad y habilidad en el combate cuerpo a cuerpo. Esto les permitía enfrentarse con facilidad a las tropas de la Guardia Imperial, pero les dejaba en clara desventaja frente a los Marines Espaciales.
Disolución
Tras la caída del Alto Señor Vandire y el ascenso de Sebastian Thor como el 292º Eclesiarca del Adeptus Ministorum, los Altos Señores de Terra promulgaron el Decreto Pasivo 0001288/Milenio 36. Entre otras prohibiciones sobre la actividad militar, el Decreto Pasivo prohibía a la Eclesiarquía controlar cualquier "hombre armado". Sebastian Thor recibió la orden de disolver las Fratrías Templarias de Vandire y todos los ejércitos y flotas reunidas por otros miembros del Ministorum durante su aislamiento de Terra.
Esta orden fue debidamente cumplida, con una excepción. Siendo consciente de que sería necesaria alguna fuerza militar, y no deseando que la Eclesiarquía quedara totalmente a merced de la voluntad del Adeptus Terra y la Guardia Imperial, Sebastian Thor mantuvo el único ejército que le estaba permitido por el Decreto Pasivo: la secta de las Hijas del Emperador, que fueron rebautizadas oficialmente como el Adeptus Sororitas, y que vigilarían a la Eclesiarquía al mismo tiempo que se asegurarían que su voluntad no cayese en oídos sordos.
Legado
Los últimos seguidores de las antiguas enseñanzas proscritas por Sebastian Thor se escondieron en las sombras y formaron la llamada Tendencia del Templo, una secta dedicada a socavar paciente y discretamente la autoridad del Adeptus Ministorum actual para recuperar el poder perdido.
Desde entonces, ocultas bajo las mansiones de miembros poderosos de la Tendencia o en las bodegas de naves mercantes se encuentran las Capillas del Templo del Emperador Salvador, lugares sagrados donde estos herejes adoran al Dios-Emperador como se hacía antiguamente. Cada una está guardada por claustros de Guardias de Capilla, guerreros mudos y devotos que representan un lejano eco de la perdida élite de las Fratrías Templarias. Todos ellos reciben el mejor entrenamiento, armamento e implantes musculares, y guardarán su Capilla hasta el último aliento.....
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Historias muy Warhammeras
Science FictionNo te has topado con este archivo de pura casualidad, fuiste elegido, bendecido por el Omnissiah, eres uno de los muchos que vendrán, conocerás los secretos de este universo, las múltiples creencias y costumbres, una cantidad infinita de razas. Cono...