Diablillas

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"Esperanza, amor, odio. No son más que diferentes nombres del deseo. Por esto el deseo siempre es la principal preocupación de los mortales, y a través de sus deseos nosotras los conduciremos a nuestro oscuro paraíso."

—Proclamación de Elsand'daa'arai

Los servidores más numerosos de Slaanesh son sus Demonios Menores, las Diablillas son sus Portadoras de la Degradación Gozosa, sus Doncellas del Exceso en el Palacio del Placer, creadas para cumplir hasta el más nimio deseo de Slaanesh. Llenan el salón del trono de Slaanesh, recostadas sobre divanes y cojines de seda, chismorreando incansablemente mientras maquinan para obtener mayores favores de su amo.

Descripción

Las Diablillas son las guerreras y mensajeras de Slaanesh más allá de su reino, y grupos de tales demonios sirven como núcleo de muchas de las Legiones del Exceso. Slaanesh sufre cambios extremos de ánimo, y cuando se siente frustrado, ataca con sus ejércitos y envía a sus Diablillas a derribar todo lo que encuentre repugnante, poco sutil y ordinario, reemplazándolo con artísticos paisajes de destrucción.

En la batalla, las Diablillas se pueden ver como una rápida sucesión de bailes sobre el suelo empapado de sangre, con los cuerpos de los muertos formando una alfombra debajo de sus pies. Sus suaves voces se alzan en alegres y vibrantes canciones en alabanza a Slaanesh mientras matan y mutilan en nombre de la agonía y el placer. Son ágiles y diestras asesinas, regalando a sus víctimas una mezcla de caricias insoportablemente dolorosas y los golpes mortales más delicados y tiernos. Incluso en los conflictos más horripilantes, las Diablillas sonríen en secreto éxtasis mientras realizan su mortal trabajo, deleitándose con las oleadas de emociones primarias que emanan de sus enemigos. Son extremadamente despiadadas y nunca pierden la oportunidad de infligir un último toque a las heridas de un enemigo antes de que estos puedan morir. De hecho, las Diablillas solo disfrutan mientras juegan con su presa, sosteniendo la extremidad cortada de un enemigo para mostrársela a la conmocionada víctima o usando su serpentina velocidad para infligir docenas de heridas cosméticas con las que trazar groseras palabras con la sangre de su enemigo. Cada acto de desfiguración y humillación se realiza con estridente y diligente aplicación, cada una tratando de superar al resto en extravagancia. Realizando estos horrorosos actos pueden beber del terror y la desesperación, degustando las emociones en crudo que llenan el aire.

 Realizando estos horrorosos actos pueden beber del terror y la desesperación, degustando las emociones en crudo que llenan el aire

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Diablilla de Slaanesh

Una de sus formas preferidas de ataque es permanecer en las sombras colgadas del techo y dejarse caer sobre sus enemigos.

La apariencia de las Diablillas es hermosa y repulsiva a la vez. Con forma de mujer, aunque las similitudes sean solo vagas debido a sus chasqueantes pinzas de cangrejo y su carne moteada de un color púrpura oscuro. Lo peor era su rostro, una visión chillante con colmillos que se retorcían de odio al encararse a sus víctimas. Además, poseen un encanto andrógino potenciado por un sentido impregnado de seducción. Aunque su verdadero aspecto es repulsivo y aterrador, este poder sobrenatural les proporciona una belleza arrebatadora que les convierte en el objeto de deseo de los mortales independientemente de su raza, género o moralidad. Nadie que haya estado expuesto a los Demonios Menores de Slaanesh puede olvidar la marea de sensualidad que evoca un deseo de odio perverso que roe para siempre las mentes de aquellos que las ven.

 Nadie que haya estado expuesto a los Demonios Menores de Slaanesh puede olvidar la marea de sensualidad que evoca un deseo de odio perverso que roe para siempre las mentes de aquellos que las ven

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A veces Slaanesh es más delicado en sus maquinaciones y busca debilitar la voluntad de sus enemigos, tentándoles a apartarse de su camino escogido y eliminando su oposición a su causa. Slaanesh también envía a sus Diablillas a corromper a aquellos a los que desea esclavizar. Usando sus hechizos seductores, las Diablillas susurran en los sueños y pesadillas de sus víctimas, alimentando sus deseos más oscuros con promesas de gloria y plenitud. Los guerreros de los Marines Espaciales del Caos son especialmente susceptibles a esto. Más de un aspirante a conquistador ha invocado a una hueste de las doncellas de Slaanesh, creyendo equivocadamente que le proporcionarán una victoria duradera, para descubrir que él es el peón, y que sus actos tienen un precio terrible...

Heraldo de Slaanesh

Cuanto más privilegiada es una Diablilla, más complace al Príncipe Oscuro y más cerca está de su trono. Las más favorecidas son las doncellas conocidas como Heraldos de Slaanesh, a estos Demonios se les permite subir al estrado de su dios para darle de comer dulces y masajear su cuerpo con sus garras aceitadas. Slaanesh confía sus más sutiles maquinaciones a estas criaturas depravadas porque sus Grandes Demonios son creados para la violencia excesiva, y a veces el Príncipe Oscuro requiere delicadeza para sus maquinaciones.

Un Heraldo de Slaanesh lidera a los seguidores del Príncipe Oscuro a una danza con la que corrompe a sus enemigos con hechizos seductores para que cedan a sus necesidades más profundas. Con promesas de gloria y realización personal, el Heraldo convierte las aspiraciones y ambiciones de su presa en obsesión, paranoia y locura, atrayendo a la víctima a una senda indulgente de autodestrucción y consecución de los deseos del Príncipe Oscuro.

Cuando muere su forma física, quedando deshecha al explotar en un dulce humo enfermizo, desprendiendo un vil perfume que espesa el aire debido a su empalagoso hedor.

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