Historias muy Warhammeras

Guardia Imperial: De Gloria Yarrick

Antes de empezar, este relato me duele, me acabo de enterar que mi personaje favorito esta muerto...... LA PUTA MADREEEEEEEEE.

Siendo el archivo [Redactado], emitido a los oficiales en la zona de guerra [Redactado]. El siguiente documento debe ser difundido a todos los rangos. Es obligatorio recibir y comprender el siguiente testimonio emitido por la Divisio Mortis del Oficcio Prefectus. Su Comisario dispensará en breve la versión ampliada y aprobada para los oficiales superiores. Atentamente, [Redactado].

>> Gravitis maximus, Ministorum sub-amenda.

Sepan todos que la Campana de las Almas Perdidas ha tañido en este cronosegmento, pues la pérdida de un gran héroe del Astra Militarum es una pérdida para toda la Humanidad.

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Sepan todos que el Héroe de la Colmena Hades, el Muy Glorioso y Justo Comisario Yarrick, S., fue el salvador de Armagedón durante la Primera Guerra. No escuchó las palabras de los traidores; desenmascarado fue el gobernador hereje del planeta. Cuando una bestia xenos del tamaño del mismísimo Hades se atrevió a tomar el brazo del Comisario, el noble duelista partió en dos la cabeza de la criatura y se llevó su propio trofeo de guerra. Y los xenos se vieron obligados a huir.

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Sepan todos que, ante el regreso de los Orkos durante la Segunda Guerra, el Comisario Yarrick se lanzó una vez más al Armagedón. Allí recorrió las cenizas como un gigante. Ninguna estratagema xenos escapó a su mirada, ningún soldado de verdad olvidó su deber. Y la Bestia huyó una vez más.

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Sepan todos que cuando la guerra volvió a hacer sonar su sable, cuando las viles criaturas hicieron sonar el descarado cuerno del conflicto, el Comisario Yarrick, libre de temores, marchó de nuevo al servicio del Emperador.

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Sepan todos que el Dios-Emperador, en su infinita y manifiesta sabiduría, ha decretado que por fin su leal servidor deponga sus armas físicas, pues tales deberes mundanos están más allá de él. Ahora la tarea del siervo se renueva, el fuego de su alma arde como el corazón del Sol. Ahora el Dios-Emperador le encomienda, a su lado, entrar en la gran guerra, pues ya está preparado.

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