—En el principio eztábamos de viaje... Un largo viaje hacia el ¡Waaagh! ¡El Waaagh! Allí ez donde están loz mejorez combates. Allí ez donde van loz Orkos mejorez y más grandez. Y allí eztábamoz nozotros, los mejorez y más valientez de todoz. ¡Nozotros! Cruzábamos la noche eztrellada en un buggy gigante llamado el pezio. El pezio estaba hecho de metal, y era tan grande que dentro cabían cientoz de chicoz... cientoz de cientoz.
Los Orkos gritaron en un coro bien ensayado.
—¡Al Waaagh! ¡Al Waaagh!
Les gustaba esta historia. Las palabras de Bad Makz les hacía evocar la familiar imagen de un enorme pecio espacial surcando la negrura del espacio, llevando a los Orkos hacia nuevas batallas y nuevas conquistas.
—¡Zí! Íbamoz al ¡Waaagh! Y entonces, de repente... ¡BUUUM! ¡El pezio se estrella en este planeta! ¡PAM, BOM, PLAF! El pezio choca contra las grandes rokas y se rompe en pedazos. Se estrella como los buggies en el combate de hoy. Recuerden muchachoz... Recuerden cómo el buggy de Naggrot voló por los airez y aterrizó con un ¡PLAF! ¡Juzto encima de la moto de su compa! El pequeño buggy se arrastró durante sigloz, ¡e hizo un sokavón enorme en la arena!
Los Orkos empezaron a reír. El buggy había parecido que flotaba en el aire durante unos segundos mientras Naggrot giraba inútilmente el volante. El motociclista intentó apartarse, pero lo único que consiguió fue girar su moto en redondo antes de que le cayera el buggy encima. Las ruedas del buggy salieron disparadas, pero el vehículo continuó moviéndose por la arena a causa de su inercia, abriendo un enorme surco detrás de sí. ¡Qué gran victoria!
—Cuando el pezio se estrelló, patinó como el pequeño buggy de Naggrot. Pero el pezio era enorme. Y enorme quiere decir más grande que grande, como cualquier tonto sabe. El pezio patinó durante muchos kilómetros, se le cayeron muchos trozos, y hubo explosiones, ¡y los trozos de metal y rocas salieron volando por todas partes! Fue el mayor choque de todos los tiempos, ¡y por ezo le llamamos el Gran Choque! Por donde patinó el pezio se abrió este enorme surco que recorre el dezierto a lo largo de kilómetros y kilómetros. Eze es el gran cañón que nozotros llamamos el Sokavón.
Los Orkos escuchaban atentamente. Ahí es donde empezó todo. En el Gran Choque. En él se creó el Sokavón, con sus abruptas laderas de cientos de metros de altura, y su lecho de roca del propio planeta. El Sokavón recorre miles de kilómetros de arena, como una gran cicatriz en el rostro del planeta.
—El pezio quedó tan eztropeado que se convirtió en chatarra y de ahí viene toda la chatarra de este mundo. Pienzen bien en toda la chatarra que hay en el desguaze de las afueras de Mekaburgo, y toda la chatarra enterrada en el desierto y en el Sokavón. Pienzen en toda eza bonita chatarra que tienen los Mekánikos, y en toda la chatarra que los Kanijoz han robado y vendido luego a los Kavadores. Toda esa chatarra fue una vez el pezio, azí que imagínenze lo grande que debía ser. Era enorme.
¡Enorme! El pecio espacial roto en pedazos y esparcido por todo un continente. Cuando impactó en la superficie del planeta levantó una nube de polvo tan espesa que ocultó el sol durante varios años. La fuga de radiación se extendió por el desierto matando a la poca vida que había en el planeta. Los seres vivos que no murieron quedaron terriblemente mutados. Los restos del pecio podían encontrarse por todas partes. Pero incluso en medio de una destrucción semejante, algo surgió del pecio. Algo verde.
—¿Qué pazó con nozotros? ¿Noz quemamos y nos hicimos pedazos? ¿Quedamoz machacados como esos debiluchoz Kanijoz y Kavadores? Noooo... ¡Claro que no! ¡Nozotros somos los Chicoz!
Los chicoz Orkos cantaron mientras Bad Makz se reía:
—¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡Lo verde ez bueno, lo verde ez mejor!
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Historias muy Warhammeras
Science FictionNo te has topado con este archivo de pura casualidad, fuiste elegido, bendecido por el Omnissiah, eres uno de los muchos que vendrán, conocerás los secretos de este universo, las múltiples creencias y costumbres, una cantidad infinita de razas. Cono...