∆capitulo 40∆

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-Buenos días, Basil -saludó el señor Weasley, cogiendo la bota y entregándosela


en mano al mago de la falda, que la echó a una caja grande de trasladores usados que

tenía a su lado.

-Hola, Arthur -respondió Basil con voz cansina- te has librado hoy, ¿eh? Qué bien viven algunos... Nosotros llevamos aquí toda la noche... Será mejor que salgáis de ahí: hay un grupo muy numeroso que llega a las cinco y quince del Bosque Negro. Esperad... voy a buscar dónde estáis... Weasley... Weasley...-


consultó la lista del pergamino

-Está a unos cuatrocientos metros en aquella dirección. Es el primer prado al que

llegáis. El que está a cargo del campamento se llama Roberts. Diggory... segundo

prado... Pregunta por el señor Payne-

-Gracias, Basil -dijo el señor Weasley, y les hizo a los demás una seña para que lo siguieran.

Aurora paso por un lado de los dos magos quien al verla tragaron sliva.

-No puede ser- susurro Basil a su acompañante

Se encaminaron por el páramo desierto, incapaces de ver gran cosa a través de la niebla. Después de unos veinte minutos encontraron una casita de piedra junto a una verja. Se despidieron de los Diggory y se encaminaron a la puerta de la casita. Había un hombre en la entrada,


observando las tiendas.

-¡Buenos días! -saludó alegremente el señor Weasley

-Buenos días -respondió el muggle.

-¿Es usted el señor Roberts?-

-Sí, lo soy. ¿Quiénes son ustedes?-paso su vista sobre cada uno

-Los Weasley... Tenemos reservadas dos tiendas desde hace un par de días, según

creo.

-Sí -dijo el señor Roberts, consultando una lista que tenía clavada a la puerta con tachuelas-Tienen una parcela allí arriba, al lado del bosque. ¿Sólo una noche?-

-Efectivamente -repuso el señor Weasley.

-Entonces ¿pagarán ahora? -preguntó el señor Roberts.

-¡Ah! Sí, claro... por supuesto... -Se retiró un poco de la casita y le hizo una seña a Harry para que se acercara-Ayúdame, Harry -le susurró, sacando del bolsillo un fajo de billetes muggles y empezando a separarlos-

Comenzo a preguntar a Harry de que era cada uno de los billetes bajo la atenta mirada del muggle

Éste es de... de... ¿de diez libras?


¡Ah, sí, ya veo el número escrito...! Así que ¿éste es de cinco?

-¿Son ustedes extranjeros? -inquirió el muggle en el momento en que el Señor Weasley volvió con los billetes correctos.

-¿Extranjeros? -repitió el señor Weasley, perplejo.

-No es el primero que tiene problemas con el dinero -explicó el señor Roberts examinando al señor Weasley- Hace diez minutos llegaron dos que querían pagarme con unas monedas de oro tan grandes como tapacubos

-¿De verdad? -exclamó nervioso el señor Weasley. El señor Roberts rebuscó el cambio en una lata.

Habían llegado al borde mismo del bosque, en el límite del prado, donde había un

Hija de wolfstar (los gemelos Wesley y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora