∆capitulo 39∆

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Aurora Black

Cuando desperté aun no habia salido el sol, mi vista paso por toda la habitación oscura, Fred estaba sentado en su cama viendo un libro -lo que era raro-

Senti como una mano pasaba por mi cintura. Voltee un poco la cabeza y quede a centimetros de la cara de George.

-¿Ya despertaste?- escuche a Fred

-¿Que lees?- pregunte intentando no moverme demasiado y no despertar a George

-un libro- me dijo

-tonto- susurre a lo que el solto una pequeña risa.

Intente soltarme del agarre de George sin ningun exito, el chico me tenia bien sujetada.

-Freddie-susurre 

-dime- separo su vista del libro

-¿me ayudas a salir de aqui?- el solto un bufido

-No, por no dormir conmigo- dicho esto volvio a mirar a su libro

Suspire, era un dramatico.

No mucho despues de estar intentando soltarme de George, unos golpes en la puerta hicieron levantar a Fred.

-levántense ya- escuche la voz de Hermione en la puerta.

Fred suspiro y asintio.

-George- comence a llamarlo para despertarlo -¡George!-

...

Ya nos encontrabamos en la cocina desayunando, Harry y Ron se habian quedado arriba y la señora Weasley mando a Hermione a llamarlos.

George estaba a mi izquierda sonriente, ¿Como podia sonreir todavia si casi se rompe la nariz?

Como George no despertaba, Fred me ayudo a zafarme e intentar llamar a George, a lo ultimo Fred cogio un pollo de goma y lo coloco en la oreja de George haciendolo caer de la cama y dandose un fuerte golpe en la nariz.

-¿Durmieron bien?- la señora Weasley rompio el silencio.

Los gemelos y yo volteamos a mirarnos.

-Muy bien- suspiro Fred mientras me miraba con el ceño fruncido

El señor Weasley, los gemelos, Ron, Ginny, Hermione, Harry y yo. Salimos de la madriguera y comenzamos una larga caminata guiada por el señor Weasley.

Los gemelos iban molestando a Percy, y los demas solo reiamos por ello.

Habiamos caminado bastante, mis pies me dolian y el viento me daba fuerte en la cara.

-¡Arthur!- escuche la voz de un hombre que se acercaba

El señor Weasley le dio la mano a un mago de rostro rubicundo y barba escasa de
color castaño.

-Éste es Amos Diggory -anunció el señor Weasley-Trabaja para el Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas. Y creo que ya conocéis a su hijo Cedric.

Cedric Diggory, un chico muy guapo de unos diecisiete años, era capitán y buscador del equipo de quidditch de la casa Hufflepuff, en Hogwarts.

-Hola -saludó Cedric, mirándolos a todos.

Todos le devolvieron el saludo, salvo Fred y George, que se limitaron a hacer un
gesto de cabeza. Aún no habían perdonado a Cedric que venciera al equipo de
Gryffindor en el partido de quidditch del año anterior.

-¿Ha sido muy larga la caminata, Arthur? -preguntó el padre de Cedric.
-No demasiado -respondió el señor Weasley- Vivimos justo al otro lado de
ese pueblo. ¿Y vosotros?-

-Hemos tenido que levantarnos a las dos, ¿verdad, Ced? ¡Qué felicidad cuando tenga por fin el carné de aparición! Pero, bueno, no nos podemos quejar. No nos
perderíamos los Mundiales de quidditch ni por un saco de galeones... que es lo que nos
han costado las entradas, más o menos. Aunque, en fin, no me ha salido tan caro como a
otros...

Amos Diggory echó una mirada bonachona a todos nosotros.

-¿Son todos tuyos, Arthur?-

-No, sólo los pelirrojos -aclaró el señor Weasley, señalando a sus hijos- Ésta es Hermione, amiga de Ron... Aurora, amiga de los gemelos y Ron y éste es Harry, otro amigo...

-¡Por las barbas de Merlín! -exclamó Amos Diggory abriendo los ojos- ¿Harry? ¿Harry Potter?

-Ehhh... sí -contestó Harry.

—Ced me ha hablado de ti, por supuesto —dijo Amos Diggory—. Nos ha contado lo del partido contra tu equipo, el año pasado... Se lo dije, le dije: esto se lo contarás a tus nietos... Les contarás... ¡que venciste a Harry Potter

Harry se quedo callado, que le pasaba a ese señor, ¿Cedric no le habra contado que Harry casi se muere? Fred y George
volvieron a fruncir el entrecejo. Cedric parecía incómodo.

-Harry se cayó de la escoba, papá -masculló- Ya te dije que fue un
accidente...

-Sí, pero tú no te caiste-

Retomamos camino junto con los Diggory.

Con cierta dificultad, debido a las voluminosas mochilas que llevamos, los diez nos reunimos en torno a la bota vieja que agarraba Amos Diggory.

Todos permanecimos en pie, en un apretado círculo. Nadie habló. 

—Tres... —masculló el señor Weasley, mirando al reloj—, dos... uno...

Ocurrió inmediatamente senti como si un gancho, justo debajo de mi ombligo, tirara de mi hacia delante con una fuerza irresistible. Mis pies se habían despegado de la
tierra. Ibamos todos a enorme velocidad en medio de un remolino de
colores y de una ráfaga de viento que aullaba en mis oídos. Tenía el índice pegado a la
bota, como por atracción magnética. Y entonces...
Toque tierra con los pies. Me tambalee un poco y luego cai al suelo.

El traslador golpeó con un ruido sordo en el suelo.

Levante la vista. Cedric y los señores Weasley y Diggory permanecían de pie
aunque el viento los zarandeaba. Todos los demás se habían caído al suelo.

-Desde la colina de Stoatshead a las cinco y siete -anunció una voz.

Habiamos llegado a lo que parecía un páramo. Delante de nosotros había un par de magos cansados y de aspecto malhumorado.

Uno de ellos sujetaba un reloj grande de oro; el otro, un grueso rollo de pergamino y una pluma de ganso. Los dos vestían como muggles, aunque con
muy poco acierto, el hombre del reloj llevaba un traje de tweed con chanclos hasta los
muslos; su compañero llevaba falda escocesa y poncho.


Hija de wolfstar (los gemelos Wesley y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora