∆capitulo 54∆

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Aurora suspiro y recostó su cabeza en el hombro de su padre.

Se había enterado de tantas cosas en tan poco tiempo que aún las procesaba. Moody en realidad era Barty Crouch JR, Cedric había muerto, Voldemort había regresado y Harry casi muere.

La señora Weasley, Bill, Hermione, Ron, Aurora y Remus, estaban esperando en la puerta de la enfermería preguntándole a la señora Pomfrey dónde estaba Harry.

Luego de un rato vieron bajar a Dumbledore con Harry y un perro negro acompañándolos.

La señora Pomfrey atendió a Harry y le dió una poción para dormir.

-Es extraño verte así- Ron le susurro Ron a Aurora.

-¿Así como?- Ron le señalo el pelo el cual estaba de un color morado.  De pronto el color morado desapareció dejandolo negro. -Lo siento- Ron asintio y sonrio.

-¡No debería haberlo metido en el castillo! gritó la profesora McGonagall- Cuando se entere Dumbledore...

La puerta de la enfermería se abrió con un fuerte golpe. Fudge entró en la sala con paso decidido. Detrás de él iban Snape y la profesora McGonagall.

-¿Dónde está Dumbledore? -le preguntó Fudge a la señora Weasley.

-Aquí no -respondió ella, enfadada-Esto es una enfermería, señor ministro. ¿No cree que sería mejor...?-Pero la puerta se abrió y entró Dumbledore en la sala.

-¿Qué ha ocurrido? -inquirió bruscamente, pasando la vista de Fudge a la profesora McGonagall-¿Por qué estáis molestando a los enfermos? Minerva, me sorprende que tú... Te pedí que vigilaras a Barty Crouch...-

-¡Ya no necesita que lo vigile nadie, Dumbledore! -gritó ella- ¡Gracias al ministro!¡Le advertí que usted no lo aprobaría, Dumbledore! -exclamó la profesora McGonagall -Le dije que usted nunca permitiría la entrada de un dementor en el castillo, pero...

-¡Mi querida señora! -bramó Fudge- Como ministro de Magia, me compete a mí decidir si necesito escolta cuando entrevisto a alguien que puede resultar peligroso...

-En cuanto ese... ese ser entró en el despacho -gritó ella, temblorosa y señalando a Fudge- se echó sobre Crouch y... y...-

Aurora volvió a sentir un fuerte dolor de cabeza y volvió a escuchar la voz de la mujer que la llamaba.

-Aurora...- repetía varias veces, ya no escuchaba la pelea.

Su vista se volvió borrosa y luego escucho un fuerte grito de una mujer, un grito de dolor.

<Cállate, porfavor, Cállate> repetía varias veces.

Nadie se había dado cuenta de la situación de Aurora, se apretaba fuertemente las orejas.

De pronto paro y logro escuchar como el ministro salía de la enfermería.

Luego Dumbledore le pedía a Mcgonagall y a la enfermera que salieran.

-Y, ahora -dijo- es momento de que dos de nosotros se acepten. Sirius... te ruego que recuperes tu forma habitual.-

El gran perro negro levantó la mirada hacia Dumbledore, y luego, en un instante, se convirtió en hombre.

La señora Weasley soltó un grito y se separó de la cama -¡Sirius Black! -gritó.

-¡Calla, mamá! -chilló Ron- ¡Es inocente!-

Snape no había gritado ni retrocedido, pero su expresión era una mezcla de furia y
horror.

-¡Él!- gruñó Snape, mirando a Sirius, cuyo rostro mostraba el mismo desagrado- ¿Qué hace aquí?-

-Está aquí porque yo lo he llamado -explicó Dumbledore, pasando la vista de uno a otro- Igual que tú, Severus. Yo confió tanto en uno como en otro. Ya es hora de que olvidéis vuestras antiguas diferencias, y confiéis también el uno en el otro.

-Eso sería un milagro- murmuró Aurora para que solo su padre la escuchará.

-Me conformaré, a corto plazo, con un alto en las hostilidades -dijo Dumbledore con un deje de impaciencia- Daos la mano: ahora estáis del mismo lado. El tiempo apremia, y, a menos que los pocos que sabemos la verdad estemos unidos, no nos
quedará esperanza.-
Muy despacio, pero sin dejar de mirarse como si se desearan lo peor, Sirius y Snape se acercaron y se dieron la mano. Se soltaron enseguida.

-Con eso bastará por ahora -dijo Dumbledore, colocándose una vez más entre ellos-Ahora, tengo trabajo que darles a los dos. La actitud de Fudge, aunque no nos pille de sorpresa, lo cambia todo. Sirius, necesito que salgas ahora mismo: tienes que alertar a Arabella Figg y Mundungus Fletcher: el antiguo grupo.

Sirius asintió con la cabeza mirando a Dumbledore, volvió a transformarse en perro, y salió corriendo de la sala, abriendo con la pata la manilla de la puerta.

-Severus -continuó Dumbledore dirigiéndose a Snape- ya sabes lo que quiero de ti. Si estás dispuesto...-

-Lo estoy -contestó Snape.
Parecía más pálido de lo habitual, y sus fríos ojos negros resplandecieron de forma
extraña.

-Buena suerte entonces -le deseó Dumbledore, y, con una mirada de aprehensión, lo observó salir en silencio de la sala, detrás de Sirius.

Aurora se levanto y se dirigió a la salida con la excusa de ir al baño, aun tenía dolor de cabeza aunque no escuchará la voz.

-Aurora...- Dumbledore le coloco una mano en el hombro en cuanto paso a su lado - luego hablaré con vos- la joven asintio y salio de la enfermería.

Suspiro y comenzó a caminar por el pasillo a paso lento. No entendía que le pasaba, ¿Quien era esa mujer?, ¿Por qué la llamaba?.














Hija de wolfstar (los gemelos Wesley y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora