♱Epílogo♱

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Aurora observó desde la penumbra, viendo cómo sus padres lloraban, completamente abatidos. La tristeza y la desesperación en sus rostros eran desgarradoras, pero había algo que la mujer a su lado parecía disfrutar con una frialdad inquietante.

—Lo hiciste —se burló la mujer, con una sonrisa cruel en sus labios.

—Debes estar feliz —respondió Aurora, su voz temblando mientras miraba el sufrimiento de sus padres.

Sus ojos no podían apartarse de la escena, el dolor y la pena abrumaban sus sentidos. La mujer soltó una risa macabra, extendiendo su mano hacia Aurora como si le ofreciera una especie de consuelo oscuro.

—Deja de llorar. Era por su bien —dijo, su tono despectivo y carente de empatía. Aurora sintió un frío helado recorrer su cuerpo. La mujer a su lado no mostraba ningún remordimiento, solo una satisfacción retorcida por el caos y la desesperación que había causado.

—Sí...— respondió Aurora, dirigiendo su vista hacia los gemelos que, pálidos y ojerosos, miraban al vacío con una expresión de shock y dolor. —Para protegerlos— añadió, su voz cargada de una tristeza profunda.

La mujer a su lado frunció el ceño, mostrando una mezcla de curiosidad y desdén. Aunque la comprensión no parecía ser su fuerte, parecía interesada en las últimas palabras de Aurora.

—Ay, el amor adolescente— dijo la mujer con desdén, dándole unos golpecitos en la cabeza a Aurora. —Igual, no duraría.

Aurora desvió la mirada, sintiendo el peso de las palabras de la mujer. Se levantó de donde estaba.

—Apúrate— ordenó la mujer. —Tenemos que seguir con el plan.

Aurora asintió, resignada a su destino, mientras seguía a la mujer hacia lo que parecía ser su próximo objetivo. Aunque su corazón estaba roto, se esforzaba por concentrarse en la misión que tenía por delante, con la esperanza de que, en algún lugar, su sacrificio pudiera significar algo más.

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—Quédate quieta— inquirió la pelirroja mientras cortaba el cabello de la joven.

—Ya, pero no me dejes pelona— se quejó la joven de cabello gris, observándose en el espejo con una mezcla de preocupación y curiosidad.

—Al menos ya no tendrás el cabello en la cara— se burló el hombre de gafas, divertido por la transformación.

—Listo— dijo la mujer, arreglando el corte de cabello para que la joven pudiera verlo bien. —Irreconocible.

—¿Y el tinte?— preguntó la joven, tocándose el cabello con una mezcla de ansiedad y expectativa.

La pelirroja sonrió mientras sacaba una pequeña botella de tinte del estante. —El tinte vendrá después. Es parte del plan para cambiar tu apariencia por completo. Lo que tenemos aquí es solo el primer paso.

—¿Por qué morado?— preguntó la joven, mirando el tinte con desdén.

—No te quejes— respondió la pelirroja con una sonrisa juguetona. —Es necesario para que te veas completamente diferente. Además, el color morado te queda bien, le dará un toque de misterio a tu nueva identidad.

La joven resopló, pero aceptó el tinte, preparándose para el siguiente paso en su transformación.

—Igual, qué nombre tan feo escogieron— dijo con fastidio, mirando a los dos adultos.

—No llores, Igná— se burló el hombre, enfatizando el nuevo nombre.

—Es temporal— respondió la pelirroja, dándole una patada a su esposo. —Una vez que la situación se estabilice, podrás regresar a tu vida anterior. Por ahora, este es solo un paso necesario para mantenerte a salvo.



Hija de wolfstar (los gemelos Wesley y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora