☪capitulo 71☪

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—¿Estás bien?— Molly la miraba con preocupación.

Aurora rodó los ojos ante la pregunta, sintiendo una mezcla de frustración y agotamiento. Desde aquel sueño, había estado delirando y ahora estaba en San Mungo, porque para todos, ella estaba loca.

—Claro, perfectamente bien, en un hospital mágico —respondió con sarcasmo.

Molly suspiró y se acercó más, tomando la mano de Aurora entre las suyas.

—Querida, estamos aquí para ayudarte —dijo con suavidad—. Todos estamos preocupados por ti.

Aurora sintió un nudo en la garganta y apartó la mirada, luchando contra las lágrimas que amenazaban con caer de nuevo. Aunque el miedo y la confusión la envolvían, una parte de ella quería creer en las palabras de Molly.

—Solo quiero que esto termine —murmuró finalmente, apenas en susurro.

—Lo hará, cariño —prometió Molly, apretando su mano con calidez—. Lo hará.

Aurora se quedó mirando la puerta cerrarse detrás de la señora Weasley, sintiendo una mezcla de soledad y desánimo. Umbridge había tomado el control de Hogwarts, y estaba segura de que los gemelos no se quedarían callados ante las injusticias que se estaban cometiendo. La incertidumbre sobre el bienestar de sus amigos y la constante presión del ministerio culpando a su padre de múltiples desapariciones la atormentaban.

Aunque se había esforzado mucho en las sesiones de estudio, todo ese trabajo parecía inútil ahora que no podría presentar los TIMOs por estar internada en San Mungo.

Las visitas esporádicas de su padre, Remus, eran un consuelo, pero él también tenía que cuidar a Liah, su otra hija. Aurora suspiró, recostándose en la cama. Las paredes del hospital la hacían sentir atrapada y más sola que nunca.

A veces, la desesperación la invadía, pero se aferraba a la esperanza de que todo mejorara pronto. De repente, un suave golpe en la ventana llamó su atención. Se levantó con curiosidad y abrió la ventana, encontrándose con una pequeña lechuza que llevaba una carta atada a su pata. La reconoció de inmediato: era la lechuza de los gemelos.Con manos temblorosas, desató la carta y la abrió.

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras leía las palabras de aliento y las bromas que sus amigos le habían escrito. A pesar de la distancia y la situación difícil, ellos seguían preocupándose por ella y querían que supiera que no estaba sola. Sonriendo a través de las lágrimas, Aurora se sintió un poco más fuerte. Sus amigos estaban luchando contra la injusticia en Hogwarts, y ella también encontraría la manera de luchar, incluso desde el hospital.

Un dolor punzante la hizo caer al suelo, soltando la carta y haciendo que todo a su alrededor se volviera borroso. Intentó levantarse, pero el dolor era demasiado. Cerró los ojos con fuerza, tratando de respirar a través de la agonía.

Cuando los abrió nuevamente, se encontró en una escena que la hizo gritar.

Delante de ella, su padre yacía muerto, con una expresión de sufrimiento en su rostro. Un túnel oscuro y sin fin absorbía su espíritu, junto con otras almas que se retorcían en agonía. El sonido de los gritos y lamentos llenaba sus oídos, y Aurora sintió que su corazón se rompía al ver a Sirius atrapado en ese tormento.

—¡Papá!— gritó, intentando acercarse, pero sus piernas no respondían.

Abrió los ojos poco después, sintiendo una presión en su brazo. Una enfermera intentaba sedarla nuevamente.

La visión de su padre y el túnel oscuro seguían frescos en su mente, llenándola de pánico.

—¡Necesito verlo! ¡Necesito saber que está bien!— gritó, su voz llena de angustia.

Hija de wolfstar (los gemelos Wesley y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora