ONE SHOTS-ˢᵖⁱᵈᵉʳᵛᵉʳˢᵉ

092- °MIGUEL O'HARA°

—Estamos juntos en esto—

Que todo pasa
Que la vida de repente me alcanza
Que estoy cansanda
Mi mente necesita de calma
Que todo cambia
Mi mundo siente que se va acabar por que esto ataca
En silencio parezco dudar
La vida es un proceso
Cada quien construyendo su reto y al mismo tiempo
Uno siente rincones inciertos.

El no quería dejarla, simplemente no quería. Ella los había preparado para eso, pero el no podía rendirse.

Por más que quería olvidar, recordaba como si se tratara de un tatuaje, ese recuerdo, cuando Gabriela le marcó llorando sin saber que hacer, cuando su esposa empezó a decaer.

Desde afuera de la habitación observó como Peter y Jessica pasaban un rato con ella.

May y Rose, hija recién nacida de Jessica, estaban a su lado, cada quien en los brazos de sus padres. Gabriela ocupaba su lado derecho mientras la abrazaba.

Ben había dejado varios dulces cuando la había visitado el día anterior, aunque todos los dulces le fueron regalados a Gabi.

La semana pasada, Hobie, Gwen, Miles y Pavirt le habían traído una pequeña, curiosa y única serenata.

No dejaba de observarla, de intentar descifrar los pensamientos que se formaban en su cabeza, cuando se casaron podían descifrar los pensamientos del otro casi al instante, ahora solo parecía un recuerdo vacío.

No notó cuando Miles y Gwen entraron a la habitación, pero los observó con mucho cuidado captando alguna señal de alerta.

Posteriormente una palmada con fuerza en su hombro y un tarareo peculiar le informaron de la presencia de Hobie y Pavirt.

La habitación se llenó de golpe pero le hizo feliz a ella. La sonrisa qué se formó en su rostro, Miguel recargado en el marco de la puerta d esa habitación, mirando al amor de su vida.

...

Cuando supo que ella no podía dormir a causa del dolor que esa enfermedad “sin cura” le dejaba, decidió quedarse con ella.

Las noches eran acompañadas por libros y música, comida y de vez en cuando visitaban a otros pacientes y pasaban el rato.

Miguel recargando su rostro en la cama, completa oscuridad salvo la lampara de escritorio que iluminaba su lectura y escritura continua.

Rara era la vez que Gabriela se quedaba, debía ir a la escuela y salir, la niña se quedaba con Peter y de vez en cuando con Jessica.

Las risas cuando Miguel despertaba con la cara pintada con un plumón, la vez que Gabriela dio una mal vuelta dormida y cayó al suelo espantando a sus padres.

—No tienes que hacer esto— Miguel volteó a verla, ella cerraba el libro que se acomodaba en sus manos.

—¿Qué? — Se sentó en la silla a su lado mirando sus ojos cristalinos.

—Esto, seguir conmigo— Miguel había pensado muchas veces en esta conversación, pero en ese instante le aterraba rendirse.

—Yo... Yo te amo— Tomó sus manos dejando el libro en la mesa de al lado— Amor, te amo. Estamos juntos en esto, ¿si? — Ella trató de no venirse abajo cuando miró a su esposo llorar.

—Mi amor— Ladeo el rostro mientras lo miraba. Miguel se acercó tomando el rostro de su esposa entre sus manos y dando un beso en su frente.

—Estamos juntos en esto— Ella asintió. Los dos fueron interrumpidos por varios sollozos.