Los juegos del hambre XII

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📌 Capítulo 13

«Éste podría ser el final», pienso. ¿Qué posibilidades tengo frente a ellos? Han venido los seis, es decir, los cinco tributos profesionales y Peeta, y mi único consuelo es que ellos también están bastante machacados.

[...]

¡Mi arco! ¡Mis flechas!

Verlos me pone tan furiosa que deseo gritar, gritarme a mí y al traidor de Peeta por distraerme y evitar que los cogiese. Intento mirarlo a los ojos, pero él parece evitarlo a propósito y se dedica a sacarle brillo a su cuchillo con el borde de la camisa.

[...]

Los profesionales se reagrupan y los oigo gruñir conspiraciones entre ellos, furiosos porque los he hecho parecer idiotas, pero ya ha llegado el crepúsculo y su ventana de oportunidad para atacarme se cierra. Por fin oigo a Peeta decir, en tono duro:

-Venga, vamos a dejarla ahí arriba. Tampoco puede ir a ninguna parte; nos encargaremos de ella mañana.

Bueno, tiene razón en una cosa: no puedo ir a ninguna parte.

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