Los juegos del hambre XIV

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📌 Capítulo 15

Y, de repente, dejo de pensar en Gale y me acuerdo de Peeta...

¡Peeta! ¡Me ha salvado la vida!, o eso creo. Porque, cuando nos encontramos, ya no distinguía bien qué era real y qué me había hecho imaginar el veneno de las avispas. Sin embargo, si lo hizo, y mi instinto me dice que así es. ¿Por qué? ¿Se limita a explotar la idea del chico enamorado que puso en marcha en la entrevista? ¿O de verdad intentaba protegerme? Y, si lo hacía, ¿por qué se había unido a los profesionales? No tenía ningún sentido.

Durante un instante me pregunto cómo verá Gale el incidente, pero después me lo quito de la cabeza, porque, por algún motivo, Gale y Peeta no coexisten bien en mis pensamientos.

[...]

El himno debería ahogar nuestras palabras, pero, aun así, susurro. Incluso tomo la precaución de taparme los labios con la mano, porque no quiero que la audiencia sepa lo que estoy pensando contarle sobre Peeta. Ella se da cuenta y hace lo mismo.

-Dos. Las chicas de los distritos 1 y 4 están muertas. Quedamos diez.

-Pasó una cosa muy rara. Al menos, eso creo, aunque puede que el veneno de las rastrevíspulas me hiciese imaginar cosas. ¿Sabes quién es el chico de mi distrito? ¿Peeta? Creo que me ha salvado la vida, pero estaba con los profesionales.

-Ya no está con ellos. Los he espiado en su campamento, junto al lago. Regresaron antes de derrumbarse por el veneno, pero él no iba con ellos. Quizá te salvara de verdad y tuviera que huir.

No respondo. Si, de hecho, Peeta me salvó, vuelvo a estar en deuda con él, y esta deuda no puedo pagársela.

-Si lo hizo, seguramente sería parte de su actuación. Ya sabes, para que la gente se crea que me quiere.

-Oh -dice Rue, pensativa-. A mí no me pareció una actuación.

-Claro que sí, lo preparó con nuestro mentor.

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