Sinsajo I

85 10 0
                                    

📌 Capítulo 1

Mi nombre es Katniss Everdeen. Tengo diecisiete años. Mi hogar es el distrito 12. Estuve en los Juegos del Hambre. Escapé. El Capitolio me odia. Peeta fue tomado prisionero. Se cree que está muerto. Muy posiblemente esté muerto. Probablemente es mejor que lo esté…

[...]

La superficie bajo mis pies se endurece y, bajo la alfombra de cenizas, siento las piedras del pavimento de la plaza. Alrededor del perímetro hay una poco profunda orilla de basura donde las tiendas estaban. Un montón de ennegrecidos escombros han reemplazado el Edificio de Justicia. Camino al sitio aproximado de la pastelería que le pertenecía a la familia de Peeta. No queda mucho excepto un pedazo derretido del horno. Los padres de Peeta, y sus dos hermanos mayores, ninguno de ellos logró llegar al Distrito 13. Menos de una docena de lo que pasó por el próspero escape del fuego del Distrito 12. Peeta no habría tenido nada por lo que venir a casa. Excepto a mí…

Me alejo retrocediendo de la pastelería y choco contra algo, pierdo el equilibrio, y me encuentro a mí misma sentada sobre un trozo de metal calentado por el sol. Medito lo que podría haber sido, recuerdo la reciente renovación de la plaza hecha por Thread. Los cepos, los postes de azotes, y esto, los restos de las horcas. Malo. Esto es malo. Causan un torrente de imágenes que me atormentan, dormida o despierta. Peeta siendo torturado: ahogado, quemado, lacerado, electrocutado, lisiado, golpeado, mientras el Capitolio trata de obtener información sobre la rebelión de la que él no sabe. Cierro mis ojos e intento alcanzarlo a través de los cientos y cientos de millas, para enviar mis pensamientos dentro de su mente, para dejarle saber que no está solo. Pero lo está. No puedo ayudarlo.

[...]

Ayer en la tarde, mientras la puerta estaba cerrándose detrás de mí, escuché a Coin decir: “Te dije que deberíamos haber rescatado al chico primero”, refiriéndose a Peeta. No podría estar más de acuerdo. Él habría sido un excelente vocero.

[...]

Me muevo a través del primer piso con pies de cazadora, reacia a hacer algún sonido. Recojo unos pocos recuerdos: una fotografía de mis padres el día de su boda, un listón azul para el cabello de Prim, el libro familiar de plantas medicinales y comestibles. El libro cae abierto en una página con flores amarillas y lo cierro rápidamente porque fue el pincel de Peeta el que las pintó.

¿Qué voy a hacer?

[...]

Convertirme en un Sinsajo… ¿podría algo bueno que yo hiciera posiblemente pesar más que el daño? ¿En quién puedo confiar para responder esa pregunta? Ciertamente, no esas personas en el 13. Juro, ahora que mi familia y la de Gale están a salvo, que yo podría huir. Excepto por una pieza sin finalizar del asunto. Peeta. Si yo estuviera segura que él está muerto, podría sólo desaparecer en el bosque y nunca mirar atrás. Pero hasta que no lo sepa, estoy atrapada.

Everlark a través de los librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora