58: Consejos amorosos

53 8 0
                                    

En base a sus cálculos Pei Ming tenía a lo mucho de treinta minutos a cuatro horas para intentar resolver el problema de su maldición antes de encontrarse directamente con el Emperador y renunciar a su libertad.
Había descendido al mundo mortal y de inmediato una fuerza comenzó a jalarlo para que fuera a un sitio en específico. Eso era un avance, ¿No?
No lo sabía, tan solo obedecía a aquella fuerza que se manifestaba por su cuello y muñecas para llevarlo a través del bosque hasta que se funda más y más en la oscuridad.

Varias ramas crujieron, unos pasos se oían, alguien lo seguía y era muy tonto para no ocultarse.

Sacó su espada, giró sobre sus talones e intentó escabullirse para emboscar al que lo seguía.
Lentamente, avanzó con cautela. Lo tenía al frente, una sombra, tan fácil de atrapar y...

-¿General Ming Guang? -escuchó la voz de Lang Qianqiu.

-¿Taihua?

-¿Qué está haciendo aquí?

El mayor guardó su espada.
-Vine aquí debido a una misión personal. Aunque eso no responde mi pregunta de qué hace aquí usted.

Se puso observador, finalmente notó que el otro dios se encontraba un poco más arreglado de lo normal, se veía elegante y bien acomodado, llevaba en sus brazos una caja de madera llena de diamantes y en la otra mano un ramo de crisantemos.
El General Pei no evitó una sonrisa pícara. Sabía que algo había cambiado el comportamiento de Taihua desde la misión que tuvo con Su Alteza, eso era el romance claramente, y si su sospechas eran correctas, debería haber un o una fantasma en medio.

-Oh, ya veo -lo sujetó del hombro -. ¿Estás en una cita?

El otro se sonrojó.
-No, no. Para nada... yo... iba a...

-No seas tímido conmigo. Conoces mi reputación, las relaciones son mi especialidad. ¿Quién es la afortunada?

El rubor rojo subió más y más por el rostro de Lang Qianqiu, no sabía cómo hablar acerca de este tema. Se sentía avergonzado de ser descubierto, si bien había querido intentar hablar con el General para recibir consejos, su fama de ser un mujeriego le daba desconfianza.

-Yo... no... No tengo a nadie "afortunado" -sonrió, dejándose caer sobre un tronco -. No desde hace años.

-¿Problemas para ganar su corazón?

-Supongo... no importa lo que haga, no importa cuántos obsequios y flores le entregue. Simplemente no quiere volver a estar conmigo.

Pei Ming se sentó a su lado. Sus consejos siempre son para conquistar, aunque le comenzó a parecer que estos no servirían con Taihua. ¿Qué tan orgullosa debía ser esta persona?

-Y... ¿Ha intentado con las palabras?

-Mmm. ¿Hablar sobre cómo éramos en el pasado cuenta? ¿Sobre lo mucho que nos amábamos? ¿La forma en la que pasábamos nuestros días antes? ¿Cómo yo lo amaba?

-Me refiero a halagos, palabras de afecto, ¿Tal vez recordarle porqué ama a esta persona?

Apenas diciendo eso, el príncipe heredero mostró un cortocircuito en su cabeza. Ahora que lo pensaba, no era costumbre suya hacer eso de dar cumplidos, se basaba más en dar afecto por regalos y acciones. Espera ahora que lo piensa, ha besado a Qi Rong en su contra muchas veces, constanemente lo fuerza a chocar cuerpos y técnicamente todas las citas que tuvieron fueron guiadas por el contacto físico. Y de palabras... recuerda el pasado, recuerda las cosas que dijo hace siglos, sus antiguas citas y... parece que ya encontró su problema.

-¿Besar a esa persona sin su consentimiento y acosarla todos los días hasta que acepte salir conmigo cuenta como halago?

Silencio.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝔻𝔼𝕊𝔻𝔼 𝕊𝕀𝔼𝕄ℙℝ𝔼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora