Mariposa (ls)

XVII: La extrañeza de Erik

LOUIS

Por más que lo intentó, Louis no pudo apartar los ojos del cuadro con fondo negro y árboles en frente de él. Lo había estado viendo por horas, tal vez días, sin pensar en nada y a la vez sintiendo demasiado.

En los días transcurridos, Erik había ordenado cortarle el cabello y la barba; quemar su ropa y también el parche que ocultaba su realidad. ¿Por qué? No lo sabía, pero era algo que le agradecía. Hacía mucho tiempo que necesitaba un cambio en su deprimente rostro, y, sin embargo, no esperaba que le obligasen a vestir un traje completamente negro, con bordados blancos en el pecho y hombros. Se sentía... desconocido, incluso para sí mismo.

Cuando se vio en el espejo la primera vez después de que los nuevos sirvientes del castillo terminasen su obra, pudo ver en él a la pesadilla de la que estuvo huyendo. Era increíble el parecido, como las facciones encajaban ligeramente con las de Erik si se miraba de reojo. Le daban ganas de rasguñarse para destruirse, de ese modo no compartiría nada con él, ni siquiera lo poco que le pertenecía desde que a Céline se le ocurrió la grandiosa idea de concebirlo.

Durante aquellos días desde que fue atrapado, tampoco había conciliado el sueño por pensar en Harry. Todas las noches Louis oraba a los dioses en su insomnio, pedía fervientemente que no le ocurriera nada, y que no se le cruzara la idea de ir hacia él en un rescate improvisado. Louis prefería mil veces que diesen a Harry por muerto a escuchar un día que el "príncipe secuestrado" ha sido capturado por la guardia real... Por Erik. Necesitaba que se largara de Terian, y que rehiciera su vida muy lejos de todo el huracán que comenzó, aunque eso los conllevara al olvido de su romance.

Después de horas estar sentado en la cama, Louis se dignó a poner en pie. La habitación en la que lo encerraron al menos era espaciosa, muy considerado por parte de Erik en ese aspecto dejarlo casi en un palacio individual, que en una recamara mugrienta. Tenía una cama parecida a la que Harry poseyó cuando lo conoció, y una ventana que abarcaba desde el techo al suelo permitía ver el paisaje invernal. Caminó hasta ella y contempló el cielo gris, las copas quietas de los árboles y las aves volando de un lado a otro.

Desde donde se encontraba, Louis pudo ver todo el jardín, el laberinto y el lugar en donde Erik asesinó a Alastor. Sin evitarlo se estremeció, el fantasma del antiguo rey seguramente rondaba por aquellos pasajes fríos y húmedos todas las noches en busca de ayuda.

Desde que él y Harry cometieron el error de dejar con vida a Erik, el castillo cayó en un silencio constante en comparación a los años pasados. Actualmente, no se oía nada más que las pisadas de uno que otro sirviente por el pasillo más el piano que era tocado por Erik por las noches, tan melancólico como un amante que perdió al único amor de su vida. A Louis se le erizaban los vellos del cuerpo cuando sus oídos capturaban la sinfonía melancólica.

Se inclinó un poco más hacia la ventana para ver el jardín, a la misma vez que oía las teclas ser tocadas en el piso inferior. Louis contrajo el rostro en molestia mientras intentaba traer a Harry a su mente, visualizar sus dedos pálidos y delicados deslizándose por cada nota del piano para eliminar la de Erik, pero fue imposible, la melodía que le nuevo rey tocaba ahora era tan triste, que llegaba a marchitar la más pequeña flor. Rodó los ojos y corrió de golpe la cortina, quedando a oscuras.

No tenía idea de cuantos días llevaba ahí metido, que hora era y que le deparaba para después, pero si de algo estaba seguro Louis, era que debía encontrar una forma de huir pronto. Había mirado más allá de la puerta todas las veces que Erik le fue a dejar comida, y sabía que, si salía, se encontraría con un largo pasillo siendo resguardado por dos guardias en cada lado con espadas. Durante las noches también había oído pasos afuera, lo que le indicaba que custodiaban su puerta las veinticuatro horas del día. Y si a eso le sumaba a los que veía por la ventana, podía conjeturar fácilmente que el castillo completo era vigilado.